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El PP explora fórmulas alternativas para unir a Ciudadanos con Vox

Díaz Ayuso asume que la vía andaluza difícilmente funcionará con Aguado y Monasterio

Díaz Ayuso, en el Pleno de la Asamblea de Madrid. En vídeo, declaraciones de Pablo Casado.Foto: atlas

El PP explora nuevas fórmulas para unir a Cs y Vox en apoyo de la investidura como presidenta de Isabel Díaz Ayuso. Tras negarse ayer Ignacio Aguado a abrir una mesa de negociación a tres, y reiterar Rocío Monasterio la exigencia de lograr un acuerdo con la firma de PP, Cs y Vox, la formación conservadora ve “difícil” repetir en Madrid el modelo que se usó en Andalucía —dos negociaciones paralelas—. Entre otras opciones, el PP estudia si sería suficiente con una declaración consensuada en la Asamblea, y reflejada en el diario de sesiones, o si los tres socios podrían firmar un documento de mínimos que complementara el de PP y Cs.

Las dificultades que viven PP, Cs y Vox para formar gobierno en Madrid comenzaron mucho antes de que se celebraran las elecciones autonómicas de mayo. En enero de 2019 los tres partidos desencallaron la formación del Gobierno de Andalucía, con dos acuerdos paralelos que no comprometían a todas las partes con el conjunto programático: uno del PP con Cs y otro de Vox con el PP. Inmediatamente, Albert Rivera, el presidente de la formación naranja, dejó claro lo que pensaba del documento firmado por sus dos socios: “Es papel mojado. No tiene ningún valor”. Siete meses después, aquella frase condiciona las negociaciones de Madrid: para dar sus 12 decisivos votos en apoyo de un Gobierno de coalición de PP y Cs, Vox exige un acuerdo a tres que comprometa a todos los socios con el cumplimiento del programa. Como el partido de Rivera se opone a esa fórmula, el PP busca alternativas a marchas forzadas.

Las claves de la investidura

Julio. El pleno de investidura de ayer fue el primero de la historia de la Asamblea de Madrid sin candidato. Sirvió para abrir un plazo de dos meses, tras el que será obligatorio convocar nuevas elecciones si no hay gobierno antes del 10 de septiembre. En ese caso, los madrileños tendrían que volver a votar en noviembre de este año. No sería la primera repetición electoral en la Comunidad, que ya vivió una en 2003, tras el tamayazo,la traición de dos diputados socialistas que impidió gobernar a Rafael Simancas, candidato por el PSOE y segundo en aquellas elecciones, con el apoyo de Izquierda Unida.

Agosto. Nada impide a Juan Trinidad, el presidente de la Asamblea, convocar un nuevo pleno de investidura en las dos últimas semanas de julio o durante agosto. Sin embargo, las dos rondas de consultas que ha celebrado el líder de la Cámara han demostrado que no permitirá que dé el paso ningún aspirante que no tenga garantizada la elección. En caso contrario, habría dejado que se sometiera a votación la candidatura de Ángel Gabilondo (PSOE), el ganador de las elecciones, que tiene 64 síes, a tres votos afirmativos o cinco abstenciones de acabar con 24 años seguidos de gobiernos del PP. En agosto también sería posible convocar el pleno, aunque para ello habría que movilizar a los servicios de la Cámara en periodo vacacional.

Septiembre. El día 10 vencerá el plazo abierto ayer para negociar. Si se llega a ese día sin gobierno, habrá que convocar nuevas elecciones. Hasta que se resuelva la situación, la Comunidad de Madrid será gobernada por el Ejecutivo en funciones, que preside Pedro Rollán. Se trata del cuarto presidente que ha tenido la región en los últimos cinco años: Ignacio González, Cristina Cifuentes, Ángel Garrido y él.

¿La razón? El pleno de investidura sin candidato que se celebró ayer en la Asamblea de Madrid, supuso el pistoletazo de salida para que haya una nueva convocatoria electoral en noviembre si no hay Gobierno el 10 de septiembre. En consecuencia, también sirvió para azuzar las negociaciones entre el PP, Cs y Vox, que en los próximos días retomarán su diálogo, sabiendo que ya hay una puerta abierta a que la izquierda intente recuperar en las urnas un Gobierno que no pilota desde 1995.

Las dificultades que tuvieron que superar los negociadores de PP y Cs para cerrar un acuerdo —anunciado el lunes— convencen ahora a los representantes de las dos formaciones de que los 155 puntos de su pacto de Gobierno son intocables. “Costaron mucho sudor”, admiten. Por eso, el PP querría explorar la posibilidad de elaborar un segundo documento, complementario al primero, que reúna los puntos de encuentro que tienen los tres partidos y satisfaga la exigencia de Vox de que todos los socios se comprometan con sus rúbricas a la ejecución de las medidas.

Esa opción, no obstante, choca frontalmente con la hoja de ruta que estableció la Ejecutiva nacional de Cs para las negociaciones: ni negociar directamente ni firmar acuerdo gubernamental ninguno con la formación de extrema derecha. Hasta ahora, Aguado no ha dado ninguna señal de estar dispuesto a contravenir ese mandato. Y el paso excepcional de convocar la primera reunión de PP, Cs y Vox, celebrada el miércoles, se explicó como un intento a la desesperada de desbloquear la investidura antes del pleno de ayer.

“La reunión a tres del martes tenía como fin explicarle a la señora Monasterio el acuerdo de PP y CS”, dijo Aguado durante una comparecencia en la Asamblea. “No va a haber más reuniones a tres, no habrá mesas a tres”, subrayó. “Si Vox rectifica, tendrá que comunicárselo al presidente de la Asamblea, y si no, tendremos que ir a segundas elecciones”, continuó. Y recalcó: “No hay nada que negociar. Está todo negociado. No hay ninguna razón para bloquear este acuerdo más allá de fines partidistas”.

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Diario de sesiones

En paralelo, la formación conservadora también estudia si sería suficiente con que los tres socios consensuaran una declaración o compromiso que enunciaran en el pleno de la Cámara, y quedara registrado en el diario de sesiones de la Asamblea. Una opción que pondría a prueba la firmeza con la que Monasterio defiende que debe existir un acuerdo firmado por las tres partes, y que nace de una frase que abrió una herida jamás cicatrizada en el partido de extrema derecha. “Papel mojado”, dijo Ciudadanos sobre el pacto del PP con Vox en Andalucía, subrayando que no lo aplicaría una vez que se había desencallado la formación de Gobierno.

“Un pacto de investidura consiste en acordar algo entre dos o más personas o entidades, obligándose mutuamente a su observancia”, dijo ayer la líder regional de Vox para explicar por qué reclama que la firma de Cs también figure en el acuerdo. “Señor Aguado, ¿no sería mejor que apostáramos hoy aquí, públicamente, por hablar juntos, en vez de poner cordones sanitarios?”, siguió. “Hablando se entiende la gente”.

Cambian las estrategias electorales, pero se mantienen las sumas parlamentarias. El PSOE, Más Madrid y Podemos alcanzan los 64 votos, a tres de la mayoría absoluta. PP y Cs apenas llegan a los 56 apoyos. Necesitan imperativamente los 12 votos de Vox, que dispararían a las derechas por encima de la mayoría absoluta (68). Hay disposición al acuerdo, pero aún no se ha encontrado la fórmula. Y el reloj de la repetición electoral ya está en marcha: o pacto antes del 10 de septiembre o comicios en noviembre.

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