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Los pioneros de la reforma horaria

Once empresas e instituciones públicas se han prestado a participar en un plan piloto para modificar los horarios de las jornadas laborales

Cristian Segura
La Fundación Joia es una de las participantes en la prueba piloto.
La Fundación Joia es una de las participantes en la prueba piloto.JOAN SÁNCHEZ.

30-60 minutos para almorzar, a las 13h. Techno Trends es una empresa de Barcelona, con filial en Madrid y en Bilbao, especializada en servicios de comunicaciones y teletrabajo. Es una de las seis compañías privadas que han aceptado hacer de cobayas de los expertos de la Mesa de la Reforma Horaria. La prueba, que dura siete meses, evalúa con un formulario de inicio y otro de conclusiones los cambios aplicados, las ventajas y las dificultades aparecidas durante el proceso. Ernest Companys, director general de Techno Trends, asegura que el resultado más notorio ha sido la sensibilización de sus 60 empleados. La plantilla ha planteado propuestas, sobre todo en lo que concierne a la conciliación familiar.

Techno Trends ya había reducido anteriormente la pausa del almuerzo a 30 minutos o una hora como mucho. La novedad es que la han avanzado a la una del mediodía y provee a los trabajadores con un servicio de cáterin de fruta para comer entre horas. Aunque aún no han analizado los datos, Companys cree que se ha logrado que la mayoría de la plantilla termine antes la jornada.

Companys sostiene que las multinacionales tendrán menos dificultades para adaptarse a los nuevos horarios porque es lo que hacen en otros mercados internacionales. Fabian Mohedano, impulsor de la reforma horaria y diputado de Junts Pel Sí, confirma que la adaptación a un nuevo horario será más complicada entre las pequeñas y medianas empresas (pymes). Mohedano asegura que grandes compañías metalúrgicas, farmacéuticas, agroalimentarias y de la construcción ya tienen jornadas más compactas, con horarios de salida sobre las 5 de la tarde. Un 50% del mercado laboral catalán todavía trabaja a las 6 de la tarde y un 30%, a las 7 de la tarde.

Producir no permite flexibilidad. El grupo de vinos y cavas Vallformosa ha adaptado la reforma horaria a las oficinas centrales —30 empleados—. Al mediodía se ha introducido la pausa de media hora para almorzar y compactar la jornada para salir antes. También se ha instaurado una jornada de ocho horas y media de lunes a jueves que permite trabajar el viernes solo seis horas.

El director de recursos humanos de Vallformosa, Joan Suriol, añade que también permiten más flexibilidad horaria porque, por ejemplo, siempre tiene que haber alguien atendiendo los pedidos de exportación o porque quien quiera pueda tener una pausa de almuerzo más larga. El ejecutivo reconoce que hay propuestas de la reforma horaria inaplicables en todos los ámbitos de una empresa: la línea de producción de Vallformosa no permite flexibilidad y se mantiene rígida de ocho de la mañana a dos de la tarde. Otra modificación ha sido limitar a dos horas la duración de reuniones. Suriol destaca que la reforma supone un cambio radical, sobre todo en lo que concierne a la flexibilidad horaria, en una empresa familiar en la que imperaba una mentalidad antigua que consideraba que, cuantas más horas estuviera activa la empresa, mejor.

Una bolsa de horas para conciliar. La Fundació Joia, que tiene 70 empleados y se dedica a la asistencia social, ya había aplicado anteriormente mejoras en la ordenación de la jornada laboral, que es de ocho de la mañana a una del mediodía, y de dos a cinco de la tarde. Una novedad del piloto de 2016 es que la pausa del mediodía es de una hora: 30 minutos para comer y otra media hora que el empleado puede usar para entrar más tarde por la mañana o irse antes. Joia también permite que se acumulen horas extra trabajadas en una bolsa para la conciliación familiar.

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Beatriz Castillo, responsable de comunicación de Joia, considera que una tarea pendiente es avanzar en la opción del teletrabajo y analizar qué mejora supone en el rendimiento. Castillo cree que introducir horarios racionalizados puede ser más difícil en entidades de asistencia social que tienen espacios de atención permanente.

La influencia de Inditex. Juliana Fernandes lleva la tienda de regalos Casas, en Lleida, una institución de más de 140 años. Casas cambió el horario del establecimiento en septiembre: de 9.30 a 19.30, con una pausa al mediodía de dos horas. Por la tarde, Casas abre a las 4 mientras que la mayoría de comercios vecinos lo hace a las 5. Fernandes es la presidenta de la asociación de negocios Slowshop, formada por 24 empresas. El pasado 9 de noviembre Slowshop celebró el día de la reforma horaria para concienciar de la necesidad de avanzar los horarios de compra de la tarde. 165 negocios se adhirieron a la jornada pero Fernandes asegura que el total superó los 200 porque el resto de comercios se sumaron a medida que la ciudadanía volvía antes a casa. Fernandes cree que parte del éxito fue que las marcas del grupo Inditex aceptaron cerrar a las 7 de la tarde. Esta decisión motivó a otros negocios a hacer lo mismo.

Reducir horas de reuniones. Suara es una cooperativa de atención social con 3.000 empleados directos e indirectos. Suara ha facilitado a EL PAÍS su informe de conclusiones de la prueba piloto. Entre otras medidas que podría introducir destaca el horario racionalizado: fichar entre 8 y 9, sin pausa por la mañana, y almuerzo de 13.00 a 13.30. Salida del trabajo entre las 2 y las 3 para las jornadas de mañana o de 4 a 5 para la jornada partida. Otras modificaciones podrían ser reducir el 35% de las horas destinadas a reuniones de directivos y potenciar el trabajo a distancia, que ha rebajado las horas de desplazamientos laborales para mejorar la productividad y bajar un 20% el gasto en combustible.

Un “momento cero”. Isaac Peraire, alcalde de Prats de Lluçanès, es un ferviente defensor de la reforma horaria. En la comarca del Lluçanès se han celebrado varias sesiones de concienciación e incluso buena parte de los restauradores participaron en un plan para incentivar el adelanto de la hora de las comidas. Peraire concluye que el cambio se debe producir con “un momento cero” en el que todos los sectores sociales se adapten de golpe a los nuevos horarios.

El Ayuntamiento ha actualizado los horarios de su personal administrativo: la jornada es de ocho de la mañana a tres de la tarde, con una pausa de media hora para almorzar a la una. La brigada de mantenimiento de la vía pública y los empleados de la escuela de música ya tienen un horario “más ordenado”, apunta Peraire. El siguiente reto son las escuelas comarcales: prescindir de las dos pausas de desayuno de los alumnos y salir almorzado del colegio a las tres. “Cerca del instituto, un alumno de la ESO me dijo que no me enfadara pero estaba desayunando. Eran las 12.45. En vez de desayunar tenía que estar a punto de almorzar. Me demostró que estamos concienciando a los ciudadanos”, dice Peraire.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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