Las contradicciones de Pujol y su hijo mayor agrietan la tesis del legado
Las declaraciones ante el juez siembran dudas sobre qué sabía y cuál fue el papel del 'expresident' sobre la fortuna oculta
Jordi Pujol y su hijo mayor, Jordi Pujol Ferrusola, no contaron exactamente lo mismo en la Audiencia Nacional sobre el supuesto legado del abuelo Florenci. Padre e hijo ofrecieron versiones distintas (contradictorias en algunos puntos con las que ellos mismos habían dado antes) sobre cuál fue el grado de conocimiento del expresidente catalán sobre esa fortuna oculta. El juez hizo hincapié en esos vaivenes, que abren grietas en la tesis de la defensa sobre la fortuna oculta en Andorra.
En su declaración como investigado ante el juez José de la Mata, el 10 de febrero, el exmandatario afirmó que su papel fue insignificante. Dijo, entre otras cosas, que quedó voluntariamente “al margen” del asunto antes incluso de que su padre, Florenci Pujol, falleciera (en 1980) y dejara el supuesto legado a su nuera y a sus siete nietos. Dos personas gestionaron a partir de entonces ese patrimonio: Delfí Mateu, un excargo de Banca Catalana, y más tarde Joaquim Pujol, primo del expresidente.
Un día después de Pujol declaró su hijo mayor. Éste explicó que, en 1990, Mateu se había cansado de esa responsabilidad. “Le indicó a mi padre la posibilidad de que el señor Joaquim Pujol se encargue del tema”. Pero el primo fue nombrado alto cargo de la Generalitat pujolista y él mismo comunicó a Júnior que debía ocuparse del legado. El exlíder de CiU se había desvinculado, la víspera, de cualquier participación en ese proceso: “A partir de 1993, quien se responsabiliza o se ocupa de este tema es mi hijo Jordi”.
El patrimonio de los Pujol —cuyo origen los investigadores ignoran, aunque sospechan que está en la corrupción política e incluso en el enriquecimiento del expresidente a través de Banca Catalana— fueron a parar inicialmente a la Banca Reig de Andorra. “¿Tenía usted relación de amistad con alguien del banco?”, le preguntó el juez José De la Mata a Pujol padre, que lo negó.
El juez De la Mata advirtió a Pujol hijo de contradicciones con su propia versión y la que había dado su padre la víspera
La pregunta del juez venía a cuento porque, en su primera declaración en la Audiencia Nacional, el primogénito había dicho que si los fondos se depositaron en Banca Reig fue por la “relación entre su padre” y los directivos de esa entidad. El pasado 11 de febrero, se desdijo. El juez le advirtió de la contradicción y el investigado alegó que se trataba de un “error”. Júnior agregó: “A mí Jordi Pujol me dice: ‘Vete a hablar a la Banca Reig, te llamará el señor Julià Reig”.
El expresident nunca ha manifestado que diera tales indicaciones. Se ha limitado a decir que su padre, Florenci, le había comunicado antes de morir que estaba preocupado por el futuro y que dejaría un dinero (ganado con la venta de dólares) a disposición de la familia. Para que no les faltara de nada por si venían mal dadas. El expresidente sostiene que estaba en contra de ese legado (porque podía afectar a su trayectoria política), pero que aceptó la voluntad de su padre.
El juez también detectó contradicciones entre la declaración en sede judicial y el famoso comunicado del 25 de julio de 2014, en el que confesó que su familia había mantenido una fortuna oculta en el extranjero. En ese documento, Pujol dijo que decidió “encargar la gestión y regularización” de esos fondos “a una persona de máxima confianza de mi padre y mía” (alude a Delfí Mateu). Y agregó que, cuando sus hijos alcanzaron la mayoría de edad, “se decidió que esta persona cediese la gestión a uno de mis hijos”.
En sus declaraciones judiciales (en Barcelona y Madrid) Pujol ha puesto más distancia sobre el legado que la que puso en aquella confesión. El juez le preguntó por su papel en la designación de Mateu como gestor del legado. “Esto es unp oco inexacto... Porque la gestión mi padre la encomendó a Mateu y yo no la derogué”, dijo enmendando en parte el contenido del comunicado. “Nunca quise saber nada”, dijo al juez, a quien insistió en que no conocía casi ningún detalle: ni en qué país estuvo inicialmente depositado el legado, ni qué cantidad contenía.
La propia declaración judicial de Pujol contiene algunas contradicciones. El expresidente lanzó alguna expresión que sugiere mayor control y conocimiento del legado: “La consigna que había dado mi padre y que había dado yo mismo también después a Mateu de que no se hiciesen inversiones de riesgo” porque el legado era como una “hucha” ante las dificultades. En otro instante del interrogatorio afirma que él “podía saber la cantidad inicial” del legado, pero no si éste había “incrementado o disminuido” después, lo que ya era asunto de su hijo mayor.
Jordi Pujol Ferrusola también explicó qué sabía él del legado. “Tenía mucha relación con mi abuelo y junto a mi hermana [mayor, Marta Pujol] nos había comentado que estaba preocupado por la deriva política y sobre todo económica de mi padre. Y que no teníamos que tener ningún problema. Nos lo dijo repetidas veces, pero nunca especificó ni cantidades, ni dónde estaba el dinero ni cómo se haría”.
“Mi hermana no ha querido recuperar nada”
Jordi Pujol Soley aseguró que no conoce casi nada de las finanzas de su mujer, Marta Ferrusola, pese a que su fortuna también provenía del supuesto legado. Otro dato que choca con la tesis oficial es que la hermana del expresidente, Maria Pujol, y su cuñado, Francesc Cabana, ignoraron su existencia hasta hace dos años. Ante el juez, Pujol lo atribuyó al “secretismo” y al hecho de que Florenci solo padecía por la salud financiera de los Pujol-Ferrusola, no de los Cabana-Pujol. “¿No ha tenido usted un pleito o unas negociaciones con su hermana porque ella quiera recuperar su parte?”, inquirió De la Mata. “Ni mi hermana ni mi cuñado han pretendido en absoluto recuperar nada de esto”.
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