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Crónica parlamentaria

El poder eterno

Hay quienes ven en la Comisión parlamentaria una mascarada saturada de invitados

La corrupción es el monstruo de tiempos remotos que siempre ha estado aquí. Para luchar contra ella, a raíz de la explosión nuclear que supuso la veraniega confesión del exhonorable Jordi Pujol, el Parlament ha creado una comisión de investigación con el nombre de Comissió d'investigació sobre el frau i l'evasió fiscals i les práctiques de corrupció política, donde el bosque de palabras no deja ver el árbol a cuya buena sombra tantos se han arrimado. Tenía que haberse inaugurado esta comisión el pasado martes 18 de noviembre, pero su presidente, el independentista del grupo mixto David Fernàndez, aplazó la sesión para este viernes 21 a petición del grupo parlamentario de Convergència i Unió. Ha nacido la comisión bajo la sombra de una duda, y a su alrededor se reproducen, como el multihombre de los Imposibles, una multitud argumentos que le auguran poca vida, y que en realidad son todos el mismo. Hay quienes ven en ella una mascarada saturada de invitados para que para al final todo se confunda y se diluya como se confunde y se difumina la vida de una ciudad en su listín telefónico; y hay quienes creen que el president Mas anticipará elecciones antes de que la comisión cumpla su cometido...

El caso es que en las peticiones registradas de personas, personalidades y personajes invitados a comparecer, los nombres se contaban por centenares. Así, la lista más larga la confeccionaron los ciudadanos de C's (que es como CDS, pero cambiando la “d” por un apóstrofe sajón, es decir, imperialista), que alcanzó los 124 nombres entre los llamados a declarar y los requeridos como expertos, incluidos dos que estaban muertos (y que quizá pensaron que aún andaban de parranda). La CUP detuvo su relación en el número 113 (a 62 de los cuales, uno de ellos el italiano Roberto Saviano, solicitaban en calidad de expertos). Los populares convocaron hasta 98 en total (pero esta mañana se desdijeron y los retiraron de la lista a casi todos dejando a 13 tan solo, a los que llamaron referencias “vivas”, acaso para distinguirlas de las invocadas por C's). En la lista de ERC aparecían 88, y 76 en la de ICV-EUiA (¡qué les habrá hecho a este grupo la letra O para no ser ni nombrada! ¡Si la O es la inicial de obrero!). La lista de CiU reunía 52 nombres y la más corta la tenía el PSC con sólo 42. Ya se sabe que el tamaño de las listas (en las casas de los ricos) es lo de menos; pero en éstas sí que se advierte una relación una proporcional entre poder y silencio.

Por supuesto, muchos de los nombres se repetían en listas diferentes (y en algunos casos figuraban a la vez como expertos y como llamados a dar testimonio). Sólo en un nombre han coincidido de pleno los siete grupos parlamentarios: en el de Jordi Pujol i Soley, ése que no ha habido manera de hacer aparecer en el título de la comisión. Por lo demás, se repartían por los listados la gran familia Pujol (incluida una nieta), presidentes de Govern (Artur Mas), expresidentes de Govern (Montilla), también expresidentes de Gobierno (González y Aznar), ministros (Montoro, Jorge Fernández Díaz) y exministros (Acebes, Martín Villa, Elena Salgado, Pedro Solbes, Isabel Tocino...); alcaldes de CiU, exalcaldes del PSC; miembros de ERC, de CiU, del PSC, del PP, de ICV y Ciutadans: empresarios y banqueros; embajadores andorranos, jefes de la policía y detectives privados; matrimonios, exmatrimonios, y hasta un primo de Don Juan Carlos I, llamado Carlos de Borbón-Dos Sicilias (cuyo segundo apellido tiene algo de regalo de Navidad, de par de botellas de vino). Más que una serie de listas, esto parecía una batalla campal. Todos disparando contra todos como una pelea de saloon.

Más que una serie de listas, esto parecía una batalla campal. Todos disparando contra todos como una pelea de 'saloon'

A las diez de esta mañana iban pasando los diputados a la Sala de Grupos, que es donde se celebra la comisión, rodeados por las cámaras de fotos y de televisión. Entraban atravesando ese remolino de cables y de gente que aguardaba, igual que a las puertas de la catedrales antiguamente esperaban y se arremolinaban los pordioseros entorno a los señores que iban al templo para mendigarles una limosna o ahora la dádiva de una imagen. Había en todo esto algo medieval de esperar para pedir. El señor da, pero da con altivez, y así al entrar en la Sala de Grupos el socialista Lucena habla con desdén a las gentes de las cámaras y les dice “estem enlluernats” (estamos deslumbrados). Le acompaña por este Hollywood de alfombra parda en que se ha convertido ese pasillo del Parlament, con figurín de socialista de comarcas el diputado Jordi Terrades, y así se transforman ahora ambos en dos galanes de sonrisa mediática. A continuación, entran juntos el presidente de la Comisión (que procura así pasar desapercibido) y los dos diputados de Esquerra. Uno de ellos tiene un herpes labial. Una vez están todos los grupos en sus bancos (de sentar), siguen las cámaras tomando imágenes desde fuera sin osar traspasar el umbral de la puerta, como menesterosos que piden a gritos.

La Sala de Grupos es, al margen del hemiciclo, la más grande del Parlament, y de hecho reproduce en cierto modo la forma del hemiciclo. Todo en ella, los cortinones, los portalones, los sillones, es de un mismo color morado viejo o granate diluido y la la recubre un falso techo de madera sobre el que hay otras salas. Desprende nobleza, pero una nobleza rancia de techo falso. Es la sala que han elegido para no brindar un escenario más utilitario, más civil, más oficinesco, a las personalidades que puedan ser llamadas a comparecer. El ambiente que se crea una vez cerradas a cal y canto las puertas es el de una grave burbuja de solemnidad, y de un aislamiento, de un vacío, en realidad muy acorde con el vacío que el título de la comisión proyecta sobre el caso que la ha provocado. El presidente David Fernàndez escucha a los diputados con atención de juez antiguo (barba de padre peregrino que va a fundar una nación y camiseta antifascista). Pero a diferencia de los jueces antiguos, el presidente de la comisión consulta de cuando en cuando el iPhone, y en ese gesto abstraído y solitario hace recordar el modo en que escribían Chateaubriand y los últimos romanos: en medio de la invasión de los bárbaros.

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Pues lo bárbaro ha campado esta mañana desde principio hasta final de las très riches heures (tradúzcase très por muy y no por tres, como hizo en una ocasión un egregio poeta), que ha abarcado la comisión. Hoy se trataba de votar, entre el montón de nombres propuestos, los que finalmente iban a ser convocados a declarar como implicados y como invitados en su condición de expertos. A medida que avanzaba la sesión los votos se iban convirtiendo en vetos y en intercambio de cromos. Ahí va una muestra de lo ocurrido durante esta mañana.

Fernàndez escucha con atención de juez antiguo, pero a diferencia de ellos, consulta ocasionalmente el iPhone

Al alimón, PSC y CiU consiguieron que no comparezcan ni Macià Alavedra ni Prenafeta. También Félix Millet fue liberado de comparecer. La senadora y diputada popular Alicia Sánchez Camacho tendrá que comparecer pese a los votos de PSC y PP en contra. El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro tendrá que comparecer pese a los votos del PSC y el PP en contra. El jefe de Gabinete del presidente del Gobierno de España, Jorge Moragas, tendrá que comparecer pese a los votos del PSC y el PP en contra. El socialista Daniel Fernández tendrá que comparecer pese a los votos del PSC y el PP en contra y a la abstención de ERC. El socialista diputado a las cortes generales José Zaragoza tendrá que comparecer pese a los votos del PSC y el PP en contra. El ex alcalde de Sabadell Manuel Bustos tendrá que comparecer pese al voto del PSC en contra y a la abstención del PP. El director general de policía Ignacio Cosidó tendrá que comparecer pese los votos de PSC y PP en contra. El director de la agencia de detectives Método 3, Francisco Marco, tendrá que comparecer pese a los votos del PSC y el PP en contra.

El socialista exalcalde de Santa Coloma de Gramenet no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC, CiU y PP. El exdiputado socialista Lusi García, Luigi, no tendrá que comparecer gracias a los votos del PSC, de CiU y del PP. El exdiputado convergente Miquel Roca no tendrá que comparecer gracias a los votos del PSC, de CiU y del PP . El empresario Fidel Pallerols no tendrá que comparecer gracias a los votos del PSC y de CiU y de la abstención del PP. El conseller convergente Felip Puig no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC y CiU. El conseller convergente Germà Gordó no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC, CiU y la abstención del PP. El president Artur Mas no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC, CiU y la abstención del PP. El extesorero de CDC Daniel Osàcar no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC y CiU. El expresidente de Gobierno José María Aznar no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC, CiU y PP. El exdiputado de CiU Jaume Camps no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC y CiU y la abstención del PP. El empresario Javier de la Rosa no tendrá que comparecer gracias a los votos de PSC y CiU. A Marta Ferrusola se quedó CiU sola en el intento de librarla y fracasó, así que tendrá que comparecer, y lo mismo ocurrió con sus hijos Jordi, Oleguer, Oriol, Pere, Josep y Marta.

A medida que avanzaba la sesión los votos se iban convirtiendo en vetos y en intercambio de cromos

Antes de proceder a estas votaciones, la comisionada (que no comisionista) por CiU, Meritxell Borràs, había llamado a la autocrítica de todos los partidos, al examen de conciencia y al acto contrición. El comisionado socialista (que no comisionista tampoco) Jordi Terrades manifestó que su grupo no era partidario de “diluir”, también dijo “descafeinar”, el caso Pujol en un marasmo (que no un Maresme) de nombres, y cuando pronunciaba la palabra Pujol giraba la muñeca como relativizando. Su compañero Lucena se cogía la barbilla con los dedos en señal de autorización. El comisionado popular Santi Rodríguez (y tampoco comisionista) justificó que cuando pusieron en la lista a los portavoces de todos los grupos parlamentarios no incluyeron al suyo, pues el asunto tratado es el caso Pujol y no el caso Mètodo 3, de modo que ahora no tocaba. Aún así, la comisión aprobó incluir como documentos la transcripción de las conversaciones entre Alicia Sánchez Camacho y Victoria Álvarez (que ha quedado convocada), a pesar del voto en contra del PP y la abstención del PSC.

Acabó esta sesión con un regusto amargo entre los grupos que no forman parte del tripartito del poder eterno, de modo que a la salida manifestaron su descontento a los medios de comunicación que les esperaban en los pasillos. Pero esta vez eran los políticos quienes pedían y los periodistas quienes daban. El representante de ICV-EUiA fue explícito al denunciar lo que le parecía una componenda para devaluar y hasta incapacitar la comisión. El representante de ERC dijo que había sido un puro juego de los partidos del “establishment”, y empleó esta palabra sin caer en la cuenta de que su formación hace años que forma parte de todas las manifestaciones del establishment, gobierno de la Generalitat incluido. Por último, el presidente de la comisión, David Fernàndez, miebro de la CUP, dijo en el pasillo (que es la calle del Parlament), que lo que se había presenciado aquella mañana en la Sala de Grupos era “la omertà, de los vetos y de la ley del silencio”, y que si no se replanteaban las listas de los llamados a declarar en la comisión se plantearía él la posibilidad de dimitir.

Ésta es otra de las amenazas, de las sombras que la duda proyecta sobre esta comisión contra la corrupción, nacida a raíz del caso Pujol, que dimitan quienes la constituyen y que acabe tirada al pie de las colindantes verjas del zoo de Barcelona como un fardo sucio e inservible, a la semana de haber nacido. La actual X legislatura lleva en su nombre la X de grandes incógnitas por resolver.

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