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El fin de la neutralidad

Un centenar de empresarios alemanes alerta contra la secesión de Cataluña Artur Mas replica y pide a los industriales catalanes que se impliquen ya en el soberanismo

Àngels Piñol
Artur Mas dialoga con el empresario Joan Uriach este sábado
Artur Mas dialoga con el empresario Joan Uriach este sábado Joan Sánchez

Un grupo numeroso de empresarios y ejecutivos alemanes, afincados en Barcelona, se reunió en enero en el restaurante Botafumeiro, para celebrar el Año Nuevo. Y allí decidieron que había llegado el momento de dejar de ser espectadores y de posicionarse en el proceso soberanista tras los avisos de la Comisión y el Consejo Europeo

El colectivo creó la plataforma ¿Catalunya sin Europa? ¡No! y el martes difundió la Declaración de Barcelona, firmada ya por unas cien personas, en el que se alerta del impacto “nefasto” para la economía si se consuma la secesión: Cataluña quedaría fuera de la Unión y puede tardar, como Croacia, 20 años en ser admitida como Estado de pleno derecho y es más que dudoso que mientras pueda usar el euro.

El colectivo pide el pacto fiscal y la publicación de las balanzas fiscales

El texto cayó como un jarro de agua fría en el Gobierno de Artur Mas, que se etiqueta como business friendly. La colonia alemana en Barcelona no es cualquier cosa. Con una fuerte implantación desde el siglo XIX —el colegio alemán es de 1894— las relaciones industriales, comerciales y turísticas entre Cataluña y Alemania han sido fluidas. De 1.100 empresas de ese país en España, 600 están en esa comunidad.

El Ejecutivo catalán acogió el manifiesto con frialdad pero Mas, un día después de su difusión, dio este argumento: “Supongo que la opinión de esas personas vale igual que la de los catalanes cuyos nombres y apellidos no son conocidos por usted pero que quieren votar ¿O no, señor Rivera?”, replicó en el Parlament al líder de Ciutadans.

Las personas a las que aludía Mas y que han firmado a título individual son, por ejemplo, Albert Peters, portavoz de la plataforma y directivo de la auditora Roedl; Erwin Rahue, jefe de BASF en los países del sur de Europa o Gerhard Esser, exconsejero de Thyssen Krupp Materials. El perfil es variado: son ejecutivos, abogados (Carlos Wienberg) o el pastor (Holger Lübs) de la comunidad evangélica.

Muchos son miembros del Circulo de Directivos de Habla Alemana —seis de sus 10 expresidentes han firmado el manifiesto— y algunos comparten tiempo libre en el Polo o en el Rotary Club. Temen que una Cataluña independiente implicaría pagar aranceles y comprometería sus inversiones. Y piden ante todo, aunque eso no lo recogía el texto, que el Gobierno de Rajoy y de Mas negocien.

Albert Peters y Jordi Pujol, en un acto en el Círculo Ecuestre, en Barcelona, en 2010.
Albert Peters y Jordi Pujol, en un acto en el Círculo Ecuestre, en Barcelona, en 2010.

La Declaración de Barcelona, criticada por los partidarios de celebrar una consulta por asociar “el fervor nacionalista” al mal que causó en Europa en el siglo XX, no contiene una receta mágica, pero Peters dice que se identifican con la tercera vía del líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida.

“Estuve en un acto electoral con Alicia Sánchez-Camacho en 2012 y dicen que somos del PP. Solo he visto a esa señora una vez; a Rajoy, otra y a Duran, cuatro”, explica, enojado, Peters desde París. “Ningún partido ha puesto una coma en el texto. Nadie habla de nuestras preocupaciones y solo se preguntan quiénes somos y de dónde venimos”.

Su propuesta es la de la patronal Fomento: el pacto fiscal y transparencia en las balanzas fiscales por el bien de Cataluña y de las otras comunidades. Sin tapujos, Peters, más conciliador con la reivindicación de Cataluña que el primer día, apunta que el Gobierno Central y el Constitucional lo hicieron “muy mal” con el Estatuto y que se debe respetar la historia y cultura de Cataluña e imitar la autonomía de los länder: “No puede ser que cada semana se esté pendiente de qué dice un tribunal sobre el catalán”.

El martes presentaron 60 firmas, ahora suman 100 y esperan llegar a 150. Y si no crecen más es por, alegan, el miedo de muchos alemanes a las represalias, como señaló Wienberg en elEconomista.es. “Los empresarios en general tienen miedo a salir del armario”, asegura Peters. Y por ello alaban la valentía de José Manuel Lara (Planeta) pionero en rechazar la secesión. Andrés Gómez, presidente del Círculo de Directivos de Habla Alemana, se ha desmarcado del manifiesto que ni vio por incumplir los Estatutos de la institución que se define apolítica. Y porque él hubiera apelado a los dos gobiernos.

Dos secretarios de Estado alemanes no fueron recibidos por la Generalitat

Pero es comprensivo con el temor a las represalias. “Es normal que no hablen. Muchos tienen relaciones con la Administración”, apunta. El miedo va por barrios: BASF se desmarcó de la posición de Rahue. Entre los pocos que se han pronunciado abiertamente en contra destacan Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio de EE UU y Josep Lluis Bonet (Freixenet), que participó en la ultima convención del PP catalán. El manifiesto dejó secuelas inmediatas: el presidente de la CEOE, Juan Rosell, alertó del “destrozo humano” de la independencia y el Círculo de Economía de “la frustración” si no se logra.

Ante ese aluvión de críticas, Mas animó el viernes a los industriales catalanes a implicarse en el “complejísimo” proceso y les pidió que no pasen de la política. Es decir, el fin de la neutralidad. Algo parecido hizo en octubre el ministro Alberto Ruiz-Gallardón. Sin éxito: los empresarios, del lobby Puente Aéreo, le reclamaron el pacto fiscal.

Pujol se hubiera visto con ellos aun solo por el placer de hablar alemán", dice el presidente del Circulo de Directivos de Habla alemana

Gómez, colombiano pero muy relacionado con Alemania, admite que el conflicto preocupa en ese país porque Cataluña es un mercado atractivo, y describe la inquietud de los ejecutivos cuando ya no saben que contar a sus superiores. “Solo pueden decir: no dialogan”, cuenta. “Lo que quieren los firmantes es más financiación y que Cataluña esté cómoda en España. Lo de las balanzas fiscales es de una falta de seriedad impresionante”. Y admite que a la larga se pueden resentir las inversiones.

La entidad que preside Gómez tiene a cuatro socios honorarios y uno de ellos es Jordi Pujol, que estudió en el colegio alemán. Los dos conversaron 40 minutos el miércoles y el expresidente de la Generalitat le confesó su sorpresa por la postura de Rahue, de origen tirolés y al que conoce bien. “Pujol ha publicado un libro sobre por qué es ahora independentista y vendrá a explicárnoslo”, detalla. Crítico con el Gobierno de Rajoy, Gómez también lo es con el de Mas: no recibió a Stephan Kampeter, secretario de Estado parlamentario de Relaciones Económicas y Michael Link, secretario de Estado y ministro adjunto de Relaciones Exteriores, de visita en Barcelona en noviembre.

“Mendigamos una reunión. No hubo forma. Podían al menos haber elegido a alguien que hablara inglés. A Pujol le pareció raro y lamentable. Creo que él les hubiera visto aún solo por el placer de hablar alemán”, lamenta. Solo ha habido un acercamiento.

El día 28, un día después de la fecha del manifiesto, el consejero de Empresa y Empleo. Felip Puig, almorzó con el Círculo, que pidió que se negociara. “Le dije duramente”, relata Peters, “un refrán español: ‘Hablando se entiende la gente’. Se comportan como niños. Damos este paso porque si hay ruptura, que nadie nos pueda decir: ‘¿Y tú antes no hiciste nada?'”.

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