Los recortes abonan el terreno a la huelga
Mas de 275.000 personas se manifiestan en Barcelona Los sindicatos cifran el seguimiento del paro en el 82% y la patronal lo rebaja al 20% La convocatoria paraliza la industria y el transporte del área metropolitana
La convocatoria de huelga general encontró ayer en Cataluña un terreno abonado por mil y una protestas contra los recortes sociales, el malestar de los estudiantes, unos trabajadores públicos que van ya por la tercera rebaja salarial y un sector industrial especialmente golpeado por la crisis. El paro fue masivo en la industria del área metropolitana y el transporte, y tuvo más incidencia que en otras ocasiones en el sector público, la educación y el comercio. La imagen del centro de Barcelona a media mañana era la de una ciudad a medio gas, lo cual fue un auténtico balón de oxígeno para los sindicatos, que hasta ayer no las tenían todas consigo respecto a la respuesta a la convocatoria.
Al contrario de lo sucedido en el paro del 29-S de 2010, la huelga de ayer no solo no se fue deshinchando durante el día, sino que fue creciendo, pese a los graves incidentes de pequeños grupos ajenos a los sindicatos mayoritarios. Tanto fue así que el Ejecutivo de CiU, que por la mañana minimizaba el impacto de la huelga, por la tarde rectificaba y decía entender el malestar de la calle. Aun así, el Gobierno de Mas se puso al lado de la patronal al asumir sus cifras de seguimiento, del 23% en la industria y el 10% en el comercio, cuando los sindicatos sostenían haber logrado el 95% de la participación en las fábricas. Las patronales cifraron el seguimiento en alrededor del 20%.
La de ayer fue la segunda huelga general convocada en un año y medio. Y por la misma razón: una reforma laboral. Pero muchas cosas han cambiado en Cataluña: no gobierna la izquierda, sino CiU; los servicios de empleo registran 100.000 parados más, y los ciudadanos acumulan ya el malestar de cuatro planes de austeridad que se han traducido en recortes sociales.
Los convocantes lograron ya de madrugada paralizar los polígonos industriales del área de Barcelona, en especial las grandes empresas, entre ellas Seat y Nissan, pero también factorías que atraviesan conflictos, como Yamaha, Panrico y Derbi. Y no solo por los eficientes piquetes, que bloquearon decenas de rotondas de acceso, sino sobre todo porque la mayor parte de los trabajadores secundaron activamente la huelga. Los enfrentamientos entre piquetes y fuerzas del orden provocaron 50 detenciones en Cataluña hasta el cierre de esta edición.
Al final de la jornada los sindicatos acabaron de respirar aliviados por la masiva manifestación que llenó el paseo de Gràcia de Barcelona, en la que participaron unas 275.000 personas, según los cálculos de EL PAÍS, 800.000, de acuerdo con los sindicatos, y 80.000, según datos de la Guardia Urbana.
Las cifras de la protesta
Según este diario, 273.000 personas se manifestaron en el paseo de Gràcia (800.000, según los sindicatos). En Tarragona salieron a la calle 25.000; en Girona, 20.000, y en Lleida, 10.000, según los convocantes.
La jornada se saldó con 51 detenidos: 36 en Barcelona, 6 en Sabadell, 3 en Badalona, 2 en Sant Feliu de Llobregat, 2 en Tortosa, 1 en Mataró y 1 en Tarragona, y 44 personas resultaron heridas, 19 de ellas policías.
225 contenedores fueron incendiados en Barcelona.
De nuevo, víctimas de los recortes, funcionarios, afectados por abusos bancarios, estudiantes, jubilados y parados llenaron la céntrica vía en una marcha a la que también asistieron representantes del PSC, ERC e ICV-EUiA. La mayoría había secundado la huelga por la mañana, pero muchos otros no. Unos explicaban que no pararon por miedo a represalias en sus empresas; otros, porque con sus sueldos no se pueden permitir el descuento que una huelga supone en la nómina. En la marcha también hubo perfiles insólitos, como el de los comerciantes. “Hoy he cerrado la tienda, pero sin clase media la tendré que cerrar mañana”, rezaba un cartel.
En sus parlamentos, los líderes sindicales se mostraron eufóricos. El secretario general de CC OO, Joan Carles Gallego, destacó el “amplio acompañamiento social” de la jornada, que atribuyó a la “confluencia de rechazos a la reforma y los recortes”. Su homólogo en UGT, Josep Maria Álvarez, aseguró que con la respuesta a la huelga “el Gobierno no puede imponer la reforma ni mirar hacia otro lado, debe retirarla”; la líder de USOC, Antònia Gil, subrayó que “la ciudadanía ha perdido el miedo”.
El seguimiento de la huelga
El 82% de los trabajadores, según los sindicatos, secundó el paro. La patronal redujo esta cifra al 20%, dato que fue dado por bueno por la Generalitat.
La industria paró en el 95%. Los sindicatos cifraron el seguimiento en educación pública en el 70%, y en sanidad, en el 60%. La Generalitat redujo la cifra al 20% y al 8,7%, respectivamente.
El consumo de energía (luz y gas) descendió el 24% respecto a la misma franja horaria del miércoles.
Los sindicatos también destacaron el seguimiento de las marchas de Tarragona, Girona y Lleida. En Tarragona, los asistentes destacaban que la asistencia a la manifestación que abarrotó la Rambla Nova (18.000 personas, según la Guardia Urbana; 25.000, según los convocantes) duplicó la de la huelga de 2010 y fue una de las más numerosas que se recuerdan. En Lleida, la marcha también se consideró multitudinaria, con 10.000 personas, que la Guardia Urbana rebajó a 6.000, y en Girona los asistentes fueron 12.000, según la policía municipal; 20.000, según los sindicatos.
Durante la jornada, el seguimiento del paro en los hospitales osciló entre el 30% y el 50%, según los sindicatos, mientras que la patronal y el Departamento de Salud aseguraron que los centros sanitarios funcionaron bien en todo el territorio. La huelga se tradujo en una actividad similar a la de un día festivo y especialmente marcada por la ausencia de pacientes, que evitaron acudir a hospitales y ambulatorios por temor a un colapso que no se produjo.
En la educación pública no universitaria, el sindicato USTEC cifró el seguimiento en el 60%; CC OO y UGT, entre el 70% y el 75%, y la Generalitat lo rebajó a un 28%. El transporte público funcionó sin incidentes en las franjas de hora punta en que se fijó un tercio del servicio, y el aeropuerto de El Prat canceló 144 vuelos de los 609 previstos.
Los sindicatos también consideraron una victoria los paros en el comercio, sobre todo al lograr el cierre de centros de El Corte Inglés. Las centrales cifraron el seguimiento en el 65%, pero Pimec lo rebajó al 10% y aseguró que el pequeño comercio abrió con normalidad
Con información de Antía Castedo, Ferran Balsells, Mercè Pérez, Ivanna Vallespín, Maiol Roger, Lluís Visa y Camilo S. Baquero.
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