"Ya soy yo. He dejado de ser la sobrina de..."
Uno no sabe si lo que abunda más en la personalidad de Manuela Velasco, madrileña de 33 años, es su fantasía, su entusiasmo o su curiosidad. La protagonista de las dos películas de Rec es una mezcla casi perfecta de sueños -de cuyo cumplimiento no duda- y de pasión por su trabajo. Todo ello envuelto en la normalidad y sencillez. Recién llegada de Venecia, donde ha presentado Rec 2, de nuevo dirigida por Jaume Balagueró y Paco Plaza, entra en el restaurante, en vaqueros, bailarinas y el pelo recogido en una trenza, y su primer reproche es a sí misma. "¡Cómo soy...! A lo mejor no te gusta ni la comida japonesa ni las hamburguesas. Se me olvidó preguntar".
Manuela Velasco tenía dos propuestas para el encuentro: una hamburguesería en su barrio de Malasaña, un local muy frecuentado por ella pero algo ruidoso, y un japonés -"no es caro", advirtió desde el comienzo- más tranquilo. Nunca ha estado en Japón, uno de sus múltiples sueños, pero le gusta esa especie de alquimia de su comida, la transformación de olores y sabores, la estética limpia y sencilla.
La protagonista de 'Rec 2' llegó al cine por su admiración a Concha Velasco
Ya ha dejado de ser la sobrina de... Concha Velasco. Lo dice así de claro y de orgullosa. También relajada. Ella que siempre ha huido de ser una enchufada, ahora ya lo puede proclamar alto: "Ya tengo mi propio nombre, ya soy yo. Ya he dejado de ser la sobrina de...". Que no se interprete como un rechazo, advierte al instante. "Mi tía Concha es una actriz respetada y querida, cuyo trabajo y el amor por el teatro me influyó en la decisión de dedicarme a la interpretación. De niña iba a todas sus representaciones con mis primos y me sabía de memoria sus personajes. Recuerdo la gran fiesta de las nocheviejas, en las que íbamos al teatro a tomar las uvas y me subían al escenario". ¿Ha recibido de ella algún consejo? "En una ocasión me dijo: 'Hazte imprescindible'. Todavía estoy intentando averiguar cómo se hace".
Licenciada en Historia del Arte -"tenía la fantasía de ser comisaria en la Galería Ufficci de Florencia"-, se decantó por la interpretación tras una temporada trabajando en el Museo Thyssen. Allí se dio cuenta de que no iba con ella el paciente trabajo de la escritura y la investigación. Empezó entonces a estudiar Arte Dramático, quizá recordando su primera y hasta entonces única participación en la gran pantalla (La ley del deseo, de Almodóvar, cuando tenía ocho años), pero sobre todo por esa curiosidad de saber, investigar y ponerse en la piel de otras personas. Siguieron años de casting, peleas y dura preparación, hasta que le llegó su gran oportunidad: el papel protagonista en Rec, por el que consiguió el Goya a la mejor actriz revelación de 2007.
Pese a todo, no le llovieron las buenas ofertas cinematográficas y optó por la televisión con series como La chica de ayer o Doctor Mateo. Aunque no se queja -"a mí lo que más me gusta es trabajar y si no lo hago me subo por las paredes"-, con Rec 2 espera tener más suerte. "Ya te digo yo, aquí tomándome estas algas, que algo me va a salir", dice divertida. De momento, le espera un proyecto de teatro y más televisión. Y mientras tanto, sueña con la profundidad de Meryl Streep y los viajes por el mundo entero, eso sí desde su querido y pequeño barrio de Malasaña.
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