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Reportaje:

Otro drama en la familia Agnelli

Lapo Elkann, directivo de Fiat y nieto del fundador, ingresado por drogas

Enric González

Los Agnelli son lo más parecido a una familia real en un país republicano como Italia. Los dueños de Fiat, del Juventus y de otras muchas sociedades son ricos, poderosos y elegantes. También sufren desgracias con más frecuencia que otras familias. Giovanni Alberto Agnelli, heredero designado, murió de cáncer en 1997, a los 33 años. Su primo Edoardo se suicidó en 2000, a los 46. Los fallecimientos de los viejos patriarcas Giovanni (en 2003) y Umberto (en 2004) dejaron el imperio a dos hermanos menores de 30 años, John y Lapo Elkann, nietos del Avvocato Giovanni.

Lapo Elkann, que trabajaba como responsable de la promoción de Fiat en todo el mundo, con 28 años cumplidos la semana pasada, permanecía anoche en la unidad de cuidados intensivos del hospital Mauriziano de Turín. Fue ingresado a las nueve de la mañana, con una sobredosis de cocaína. Su estado era grave, aunque los médicos afirmaron que su vida no corría peligro.

Se sospecha que Elkann había consumido un cóctel de cocaína, heroína, opio y fármacos

Lapo, el nieto más parecido al mítico Avvocato en el físico, en el gusto por la buena vida, en la simpatía y en la audacia, había pasado la noche del domingo en compañía de una joven y había consumido, según los indicios, un cóctel de cocaína, heroína, opio y fármacos. Fue la joven, de identidad desconocida, la que avisó a una ambulancia.

La familia Agnelli se mantuvo en silencio durante todo el día. Sólo el padre de Lapo, el escritor y periodista Alain Elkann, hizo unas breves declaraciones para anunciar que el estado del muchacho mejoraba con las horas. La accesibilidad de Alain Elkann hizo que le llegara una propuesta de Bruno Vespa, periodista televisivo y gran cortesano político, para comparecer de inmediato en el programa Porta a porta y "explicar su tragedia". El padre del enfermo se confesó horrorizado por la oferta de Vespa: "Siento vergüenza de ser italiano", dijo.

Tanto el padre como la madre de Lapo, Margherita Agnelli, y su hermano John, actual vicepresidente de Fiat, acudieron al hospital Mauriziano en cuanto se conoció la noticia. Alain Elkann y Margherita Agnelli se casaron en Nueva York, donde nacieron sus hijos John, Lapo y Ginevra. Años después se divorciaron. El joven John se casó en 2004 con la aristócrata Lavinia Borromeo. Lapo rompió recientemente con su novia, la actriz Martina Stella.

Lapo vivió su niñez entre Nueva York y Río de Janeiro. Estudió en París y en Londres. Tras el 11 de septiembre de 2001 trabajó como asistente de Henry Kissinger, un viejo amigo de su otro abuelo, el Avvocato. En febrero de 2004, después de la muerte de Umberto Agnelli, se instaló en Turín (donde en realidad nunca había vivido) para asumir la responsabilidad que le correspondía en Fiat.

La empresa automovilística se encontraba en un momento crítico. La familia Agnelli decidió dejar la presidencia en manos del gestor de Ferrari, Luca Cordero di Montezemolo. John, introvertido y metódico, fue designado vicepresidente y futuro patriarca. A Lapo, extrovertido e hiperactivo, le correspondieron un puesto en el consejo de dirección y la responsabilidad de promocionar la marca Fiat en todo el mundo.

Lapo desempeñó su trabajo con una eficacia asombrosa. Sus ideas de marketing fueron parte importante de una inesperada resurrección de la empresa automovilística. Un par de semanas atrás, en una conversación con este corresponsal, Lapo Elkann se declaró amante del riesgo y de los coches rápidos y dijo haber cometido "muchas tonterías". Aseguró que en su vida lo más importante era su trabajo, que le obligaba a viajar continuamente y le impedía dormir más de tres o cuatro horas.

Lapo Elkann posa junto al nuevo modelo de Fiat Punto a principios de septiembre en Turín.
Lapo Elkann posa junto al nuevo modelo de Fiat Punto a principios de septiembre en Turín.

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