¡Que vienen las medusas!
Las costas españolas se preparan para la invasión de invertebrados - Las especies más tóxicas ya se han acercado a las orillas de las playas
Sigilosamente, las gelatinosas medusas se han ido convirtiendo en un más que incómodo compañero de baño en las playas españolas. El contacto accidental con la mayoría de estos cnidarios que habitan o llegan en enjambres a nuestras costas no reviste en general graves daños a los bañistas, pero en los últimos veranos se dispararon las alarmas al avistar ejemplares de las especies más peligrosas: un tipo de cubomedusa (la avispa de mar Carybdea marsupialis), y la carabela portuguesa (Physalia physalis), que en realidad no se trata de una medusa, sino de una colonia de hidrozoos que confunde por su aspecto. Los científicos creen que la sobrepesca está desfavoreciendo a los depredadores naturales de medusas (túnidos y otras especies de peces y tortugas marinas) y el aumento de temperatura del mar también puede aumentar la población de estos organismos.
Durante abril, el dispositivo de observación y alerta del Instituto Español de Oceanografía (IEO) detectó la presencia de algunos ejemplares de carabela portuguesa en las costas de Murcia y, recientemente, en el Cantábrico. El año pasado, el avistamiento en otras zonas también causó preocupación. La carabela portuguesa, con una sombrilla rellena de gas que le permite flotar, es frecuente en aguas del Atlántico y penetra en el Mediterráneo por el estrecho de Gibraltar, arrastrada por vientos del oeste, pero no prospera en estas aguas. Sus tentáculos de hasta 20 metros tienen una gran concentración de células con un potente tóxico.
Según Ignacio Franco, investigador del Centro Oceanográfico de Murcia, la cubomedusa que se encuentra en el Mediterráneo no es mortal como sus congéneres australianas, es poco abundante, no es costera y vive a profundidades de 30 metros. Sin embargo, sus picaduras pueden provocar serias reacciones en personas con salud debilitada o en niños.
En el mar Mediterráneo, las más habituales son la Aurelia aurita (medusa común), con muy bajo poder venenoso, y otras más peligrosas como la Cotylorhiza tuberculata (o huevo frito) y Rhizostoma pulmo, habituales durante el verano. También se encuentra la Pelagia noctiluca, pero vive en mar abierto: las lluvias hacen de barrera salina y evitan que llegue a la costa. "No es una regla exacta, porque también se avistó Pelagia noctiluca en años muy lluviosos, lo que indica que existen otros factores implicados", dice Verónica Fuentes, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar/CSIC de Barcelona (ICM). En Baleares se espera la proliferación de esta especie mientras que en el Mar Menor este año no se espera la presencia de especies peligrosas.
"Puede haber grandes bancos de medusas en alta mar y llegar pocas a la costa; y al contrario", añade Fuentes. Por este motivo, cree necesario completar con campañas oceanográficas que evalúen las poblaciones los datos de avistamientos de estos organismos a través del Plan Medusas, del Ministerio de Medio Ambiente, que este año lo ha extendido a todo el litoral español y que cuenta con la colaboración del CSIC y del IEO. La proliferación de medusas es un fenómeno todavía poco estudiado en España.
En Cataluña, donde se presenta una gran variedad de medusas, el ICM analiza los datos de avistamientos en el litoral catalán proporcionados por la Agencia Catalana del Agua, pero las series anuales aún son insuficientes para crear un modelo ecosistémico con el cual hacer predicciones, afirma Fuentes.
En Canarias y Andalucía se introduce la tortuga boba (Caretta caretta) de las islas de Cabo Verde, medida que ha sido criticada por entidades como Ecologistas en Acción. Aseguran que esta tortuga tiene como alimento principal un tipo de cangrejo. Medio Ambiente acaba de dar marcha atrás a la firma de un convenio con cofradías de pesca de Baleares para recoger medusas desde sus barcas. Según los científicos, las redes fragmentan los tentáculos en el agua y así se multiplica la posibilidad de ser picado. Para curarse en salud, este año banderas identificativas ondearán en las playas de Baleares para alertar a los bañistas de la presencia de medusas.
Ante una picadura
Salir del agua y evitar pisar restos en la orilla.
No rascar ni frotar la zona afectada.
Lavar la herida con agua salada, nunca dulce.
No utilizar amoniaco.
Retirar restos de filamentos con pinzas o guantes.
Aplicar una bolsa de hielo durante 15 minutos.
Aplicar tintura de yodo para evitar la infección.
Mayor precaución con niños, personas alérgicas, con problemas cardiovasculares o asmáticas. Haber sufrido una picadura en el pasado aumenta la sensibilidad.
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