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Los expertos creen que el seísmo del sábado en El Hierro no aumenta el riesgo de erupción

Consideran que el terremoto, de magnitud 4,4, entra dentro del escenario previsible

La inquietud de los habitantes de El Hierro ha subido un peldaño desde el pasado sábado. A las 21.34 hora local (una hora más en la península) la tierra volvió a temblar como lo ha hecho casi 10.000 veces desde que, el 19 de julio, se detectara una actividad sísmica inusual, posible preludio de una erupción volcánica. Sin embargo esta vez fue algo más fuerte. Los sismógrafos del Instituto Geográfico Nacional midieron un terremoto de 4,4 el de mayor magnitud registrado hasta la fecha. Los herreños, acostumbrados en las últimas semanas a que tiemble la tierra, se lo tomaron con buen humor mezclado con cierta zozobra. Pero los expertos creen que no hay lugar para la alarma y consideran que el temblor esta dentro del escenario previsto para esta crisis sísmica y que no aumenta el riesgo de una erupción volcánica.

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Desde la isla, donde trabaja sobre el terreno desde hace unos meses, Carmen López, responsable de la Red de Vigilancia Volcánica del Instituto Geográfico Nacional, pide calma porque el seísmo "entra dentro de lo esperable en un escenario de intrusión magmática que va evolucionando con el tiempo". Ella considera que como mucho podría producirse un temblor hasta de magnitud 5, aunque lo considera poco probable. El vulcanólogo Nemesio Pérez tiene la misma opinión. "Lo que más me preocupa de estos eventos sísmicos es la intensidad con que van a ser sentidos por la población", señala este experto, que insiste en que no deben olvidarse las medidas de protección.

Tampoco parece que el aumento en la magnitud de los temblores haga más probable por sí solo una erupción volcánica. "El riesgo está ahí, pero la probabilidad de que ocurra un evento eruptivo en los próximos días es baja", asegura Pérez. Para que se produjese tendrían que confluir varias circunstancias "migración de la sismicidad hacia posiciones más someras, desplazamientos en la vertical superiores a los desplazamientos en la horizontal, emisiones anómalas de dióxido de carbono, etcétera" y "por ahora no se dan todos los requisitos", dice. En cuanto a los temblores, casi todos débiles, que se han producido desde el sábado a muy poca profundidad, incluso a un kilómetro, López cree que es un fenómeno a vigilar pero, de momento, no le da mucha importancia: "La migración hacia la superficie, para ser significativa, tiene que ser algo más evidente, más potente, más energética".

Las autoridades no han tomado de momento medidas adicionales a las ya adoptadas. Este lunes al mediodía se reúnen en el Cabildo Insular políticos, técnicos y científicos para analizar la situación. Los habitantes de El Hierro se muestran en general satisfechos con la información recibida aunque algunos como Ana, de La Restinga, ironizan sobre cierta sobreactuación de las autoridades. "Venían de la escuela de psicólogos a atendernos cuando nosotros con una conversación en la playa estamos de lo más", dice. Lo cierto es que la imagen de lo que está sucediendo es peor fuera que dentro de la isla. "A la abuela de Tenerife no se le puede contar nada de los terremotos, que se le sube el azúcar", advierte una madre a su hija.

De momento los temblores de tierra han provocado más susto que desperfectos. El del sábado no causó daños personales y solo causó desprendimientos en la carretera de Tacorón y en las laderas exteriores del túnel de los Roquillos, "las mismas que cuando llueve", ironiza Fernando, propietario de un hotel en Valverde, capital de la isla. La alarma generada entre algunos vecinos de La Restinga, que salieron a las calles, se disipó en pocos minutos. Lo que si está generando la crisis sísmica es, según parte de los empresarios, la agudización de otra crisis, la económica. El pasado jueves, el municipio de La Frontera, motor empresarial de la isla, decidió por unanimidad de todos los grupos declarar la situación de emergencia social y económica y pedir ayuda a todas las administraciones. Uno de los argumentos para esta llamada de auxilio ha sido el cierre del túnel de Los Roquillos, que une el municipio con la capital, Valverde y cuya clausura estrangula la llegada de visitantes desde el puerto de La Estaca y desde el aeropuerto de la isla. El seísmo del sábado, por cierto, no causó daños en el interior del pasaje, aunque sí en sus proximidades, según ha informado el Cabildo.

La última erupción ocurrida en Canarias (y en España) se produjo en 1971, en el volcán Teneguía en la isla de La Palma. En El Hierro, la isla más pequeña (268 kilómetros cuadrados) y menos poblada de Canarias (10.000 habitantes) la última crisis sísmica parecida a la actual sucedió en 1793. Pero en esa ocasión no hubo finalmente una erupción. Históricamente los volcanes en Canarias han sido poco explosivos y, por tanto, han supuesto poco peligro para la población. Los expertos barajan un escenario similar si finalmente se produce en El Hierro un evento eruptivo.

Los temblores en la isla han multiplicado el uso de las redes sociales entre sus habitantes, que han construido en Facebook el foro imprescindible para informarse, desahogarse y bromear. Pero la página estrella estos días en El Hierro, es la del Instituto Geográfico Nacional, que ofrece información actualizada de ubicación, magnitud y situación de los terremotos, resolviendo al instante dudas y discusiones. A Carmen López le parece estupendo que una página pensada para la difusión de unos datos científicos haya tenido tanto éxito y considera que contribuye a tranquilizar a la población, al situar la crisis en sus justos términos. La científica opina que los terremotos han convertido a los herreños en pequeños vulcanólogos. Y espera que cuando todo esto pase, no olviden los conocimientos que han adquirido sobre el mundo volcánico al que pertenecen y que lo transmitan a las siguientes generaciones.

Niños de una escuela de El Hierro simulan un terremoto para ensayar las medidas de seguridad.
Niños de una escuela de El Hierro simulan un terremoto para ensayar las medidas de seguridad.RAFA AVERO

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