Un donante, infinitos hijos
Nadie controla que nazca un máximo de seis niños del semen o los óvulos de una misma persona - Ningún Gobierno ha creado el registro obligado por ley desde 1988
Nadie controla que nazcan en España como máximo seis niños de un mismo donante de semen o de óvulos, como establece la ley. Decenas de jóvenes, la mayoría universitarios, donan esperma una o dos veces por semana durante un mínimo de tres meses en los 150 centros de reproducción asistida que se calcula que hay en las principales ciudades. La donación de óvulos, más complicada técnicamente, se suele limitar a un par de veces por mujer. Aunque en ambos casos se trata de una iniciativa altruista -sobre todo si se compara con la importancia de estas donaciones para una familia que no puede tener hijos biológicos o para la investigación- al no existir registros, es imposible garantizar que no estén naciendo decenas de hijos de cada donante.
Se calcula que nacen unos 15.000 niños al año por reproducción asistida
"Puede haber chicos que donen en varias partes y no lo digan o no se les pregunte"
A pesar de que la primera norma sobre reproducción asistida, aprobada hace 20 años y una de las pioneras en el mundo (la Ley sobre Técnicas de Reproducción Asistida, de 1988), ya establecía la creación de un registro de donantes de semen y óvulos, y de que la vigente -de 2006- lo reitera, hoy por hoy no se ha hecho.
"Es imposible garantizar cuántos niños están naciendo de cada donante. El único que sabe los datos es el propio centro y, si tiene voluntad de investigar, les habrá preguntado si han donado en otro lugar antes, pero, al no haber registro, no tiene manera de comprobarlo", asegura el presidente de la Sociedad Española de Fertilidad y jefe del Servicio de Medicina de la Reproducción del Instituto Universitario Dexeus, Buenaventura Coroleu. "Éste es uno de los principales problemas, pero tampoco hay datos generales ni sobre las técnicas, ni sobre los ciclos de fecundación. Hay un vacío y la culpa es de la Administración central, que no ha abordado el tema de forma valiente".
Este médico recuerda que hay además una directiva europea que insiste en esta cuestión. Obliga a indicar la "trazabilidad de los gametos", es decir, su procedencia y recorrido, para lo cual es imprescindible que exista un registro de donantes.
La información de la que se dispone sobre nacimientos y centros que realizan estas técnicas está incompleta. Ha sido recopilada de forma privada por la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) entre los centros que voluntariamente han participado en su registro (84), pero no recoge tampoco los datos de donantes. "Es imposible tenerlos. Tendríamos que encriptarlos, es complejo y delicado y debe hacerlo la Administración", denuncia Coroleu.
El codirector del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) Juan Antonio García Velasco afirma que "no hay manera tampoco de saber cuántos embriones congelados hay en España, porque no hay datos oficiales. La SEF ha escrito al ministerio muchas veces, pero no lo han considerado una prioridad". Añade que, aunque la gente que dona "es normal, siempre puede haber personas que donen en varias partes y no lo digan o no se les pregunte. Reclamamos registros de centros, técnicas, éxito y donantes, y además así habría un control para que se cierre un centro si no está consiguiendo embarazos".
De acuerdo con los datos recopilados por la SEF, que son de 2004, nacen en España 7.344 niños cada año gracias a 38.886 tratamientos de fecundación in vitro, microinseminación de esperma, congelación de embriones, donación de óvulos y diagnóstico genético preimplantacional. Esta sociedad calcula que los centros de su informe representan alrededor del 70% de los que existen, por lo que, según estos datos, nacen alrededor de 10.000 niños al año gracias a estas técnicas. A éstos habría que sumar las inseminaciones artificiales, mediante las que nacen unos 5.000 niños cada año. El último registro de centros es de 2003 y entonces había 120. Los especialistas calculan que ahora hay unos 150.
Un portavoz del Ministerio de Sanidad explica por qué no existe un registro nacional de donantes: "Por diversos problemas técnicos relacionados con la garantía de confidencialidad de los donantes y porque no todas las comunidades están de acuerdo en suministrar los mismos datos". Este portavoz reconoce el desorden: "La reproducción asistida es un mercado desregulado y desprotegido, con más de un 80% de centros privados y, ante la falta de estadísticas generales, cada uno dice lo que le parece, por ejemplo, en la publicidad sobre las tasas de éxito, y el perjudicado es el usuario". Y afirma que "no hay constancia real de lo que se paga en los centros por las donaciones, y las comunidades lo deberían vigilar".
El embriólogo José Antonio Castilla coordina el laboratorio de reproducción del hospital Virgen de las Nieves de Granada y dirige también el Banco de Semen Ceife de la misma localidad. Castilla también considera clave que se cree un registro. "Es una cuestión de salud", afirma. Castilla adelanta otro problema: "El mayor de los nacidos por reproducción asistida en España tiene 30 años, por lo que no sabemos todavía qué va a pasar cuando tenga 40 o 50 años, como si puede tener enfermedades genéticas que no estemos detectando. Sin registro no podemos hacer un control tampoco de esto", insiste. El modelo de registro, explica Castilla, sería parecido al de Alemania, Italia, Reino Unido o Francia. "Todos los países de nuestro entorno lo tienen, igual que lo hay de trasplantes".
Otra cuestión es cuántos hijos es razonable que nazcan de cada donante. Una revista de referencia sobre esta cuestión, Human Reproduction, de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología, clasificó a España, Francia y Taiwan como los países más conservadores en el número de nacidos permitidos por donante. José Antonio Castilla está de acuerdo. "Tiene poco sentido que sean seis. En los países de nuestro entorno pueden nacer entre 10 y 25 niños por donante porque lo que limitan no son los nacidos, sino las unidades familiares". Es decir, una mujer puede tener varios hijos de un mismo donante porque los hermanos no se casan entre sí. El caso más extremo es EE UU, concluye Castilla, donde la Sociedad Americana de Reproducción permite que nazcan de cada donante 25 niños por cada 800.000 habitantes.
Objetivo: esperma universitario
"Dona semen, 30 euros cada vez", "Eres joven y te sobran millones... Hazte donante de semen". Éstos son anuncios que se encuentran fácilmente por los campus de Madrid o Granada. También en Internet se anuncian muchos centros. Uno de ellos es el Instituto Marquès. Pagan 900 euros por donación de óvulos y 50 euros por la de semen. En su web recomiendan "una media de una donación semanal de semen durante un periodo de tres meses". Es decir, pueden obtener 600 euros en ese tiempo. Los precios fueron fijados por la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida con la finalidad de que sea un acto altruista. Se compensa a los donantes por el desplazamiento.
En el Banco de Semen Ceife de Granada pagan 30 euros por el semen y 600 por los óvulos. Su objetivo son los universitarios. Éstos suelen ir a donar semen un día a la semana, un total de 18 o 20 veces. En el Instituto Dexeus se paga entre 900 y 1.000 euros por los óvulos, pero de cada 100 candidatas vale la donación de entre un 10% y un 15%. En el Instituto Valenciano de Infertilidad, la mayoría de las mujeres que donan óvulos lo hacen en una o dos ocasiones. Cada vez se obtienen entre seis y ocho ovocitos que se implantan enseguida a una paciente. De cada donación se consiguen entre dos y tres embriones, de ellos suelen nacer uno o dos niños. Los hombres donan semen allí una o dos veces por semana durante unos seis meses. De un buen donante consiguen seis nacidos en un año, momento en el que le comunican que no puede donar más.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.