El corto salto entre ética y ciudadanía
Buena parte de los objetivos de formación moral que hoy rechazan los obispos ya aparecían en una asignatura obligatoria tal y como la aprobó en 2000 el Gobierno del Partido Popular
La frontal oposición de los obispos a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, según el documento oficial de la Conferencia Episcopal del pasado febrero, se basa en que es una asignatura obligatoria que pretende formar la conciencia "moral y cívica" de todos los alumnos. Sin embargo, ayudar a la construcción de una conciencia moral y cívica, lo que dice la asignatura de Ciudadanía, ya estaba contemplado en una materia obligatoria, la Ética de 4º de ESO, según los contenidos aprobados en 2000 por Pilar del Castillo, ministra de Educación del PP.
El actual Gobierno socialista tomó aquellos contenidos mínimos de Ética aprobados en 2000 para preparar los de la materia de Ciudadanía en uno de los tres primeros cursos de secundaria (que ya se imparte en siete comunidades) y para los de la remozada Ética y Ciudadanía de 4º. El texto del PP, a su vez, se basaba en la anterior normativa socialista.
Numerosos expertos como la teóloga Carmen Pellicer, autora de uno de los libros de texto de Educación para la Ciudadanía, han señalado en más de una ocasión que en la nueva asignatura no hay prácticamente ningún contenido que no contemplaran ya las normas. Así lo confirma
Luis María Cifuentes, presidente de la Sociedad Española de Profesores de Filosofía, que participó en la redacción del texto del PP que reguló la Ética en 2000.
Esto incluye muchos de los puntos del decreto de Ciudadanía en los que los obispos han visto la intención por parte del Estado de imponer "una conciencia moral cívica" (por lo que han llegado a apoyar el boicoteo de la asignatura junto a otras asociaciones católicas) que aparecen, de forma prácticamente igual, en aquel del PP. Por ejemplo, la única referencia en ambos textos a esa conciencia moral y cívica (ver despiece). Existen, por supuesto, diferencias, como que el decreto del PP dice explícitamente que se enseñará "evitando siempre cualquier forma de adoctrinamiento moral, político o religioso", algo que el ministerio actual no consideró necesario esta vez.
Sin embargo, en el texto anterior el Estado asume la formación moral de los alumnos -"iniciar el descubrimiento de los principios y valores morales"- en una materia obligatoria y excluye la posibilidad de que se pueda sustituir por Religión, lo que ahora exigen los obispos: "En ningún caso y bajo ningún concepto, se puede considerar [...] una alternativa a la Religión o religiones confesionales", firmaba Pilar del Castillo. En aquel texto no se hace referencia a la homosexualidad, mientras que en el decreto de Ciudadanía se rechaza la homofobia.
Los obispos también se han quejado de que "la verdad no juega papel alguno en los Decretos" de Ciudadanía, y aquí sí se aprecian cambios: el texto del PP marcaba como primer objetivo "conocer y comprender los rasgos específicos que fundamentan la moralidad humana, valorando el significado [...] de la libertad de la recta conciencia, del bien y la verdad, y de los principios que orientan el bien obrar". El de Ciudadanía dice que los contenidos "no se presentan de modo cerrado y definitivo" para "fortalecer la autonomía de alumnos". Juan López, subdirector general de Ordenación Académica del Ministerio de Educación, reconoce que, efectivamente, "no se presenta la verdad como algo absoluto. En una educación basada en los valores comunes, la verdad se construye entre todos".
CIUDADANÍA (2007)
[...] que ayuden a los alumnos y alumnas a construirse una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos.[...] asumir de un modo crítico, reflexivo y progresivo el ejercicio de la libertad, de sus derechos y de sus deberes individuales y sociales en un clima de respeto hacia otras personas y otras posturas morales, políticas y religiosas diferentes de la propia.
ÉTICA (2000)
[...] ayudar de modo importante a los alumnos a la construcción de una conciencia moral y cívica acorde con las sociedades democráticas, plurales, complejas y cambiantes en las que vivimos.[...] ir asumiendo de modo crítico, reflexivo y progresivo el ejercicio auténtico de la libertad, de sus derechos y de sus deberes individuales y sociales en un clima de respeto y de tolerancia positiva hacia otras posturas morales, políticas y religiosas diferentes a las de su cultura original.
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