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Las cabinas de rayos UVA son más peligrosas que exponerse al sol

Sanidad no las prohibirá aunque la OMS ha advertido de alto riesgo de cáncer

Adquirir una piel dorada siempre ha tenido mucho de estética y algo menos de salud, por aquello de que la luz solar ayuda a sintetizar la vitamina D y a fortalecer los huesos. Está demostrado científicamente que sobreexponerse al sol es cancerígeno. Y también se sospechaba que las cabinas de bronceado mediante rayos ultravioletas podían generar un melanoma en la piel. Pero esta semana la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha elevado la clasificación sanitaria de los rayos UVA, que emiten las máquinas de bronceado artificial, de "probablemente cancerígenos" a "cancerígenos", según un estudio del Centro de Internacional de Investigación del Cáncer (CIRC) publicado en The Lancet Oncology. Usar estas cabinas es más peligroso que exponerse al sol con protección. La OMS recomienda evitar estas salas de bronceado artificial.

El informe del CIRC destaca que si se empiezan a usar estas cabinas antes de los 30 años aumenta hasta un 75% el riesgo de melanoma cutáneo. Porque las radiaciones se van acumulando. También alerta del mayor riesgo de melanoma ocular asociado a las cabinas solares.

Sabiendo lo dañinas que son estas radiaciones, ¿tomarán los legisladores cartas en el asunto? En 2002, España reguló el uso de estos aparatos. Se prohibió a los menores de 18 años y se desaconsejó a embarazadas. Pero Sanidad no prevé prohibir los UVA a pesar de que la OMS hable de equipos de máximo riesgo cancerígeno, según declaró a Efe la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, al entender que los estudios del CIRC no son concluyentes. Tampoco la UE, que podría tratar el asunto en la futura modificación del código contra cáncer, informa Ricardo Martínez de Rituerto.

En 2006, la Comisión Europea publicó un dictamen de evaluación de los efectos biológicos de las radiaciones ultravioletas de las camas solares. Pedía que se tuvieran en cuenta aspectos sanitarios y de seguridad: a corto plazo, decían, pueden provocar reacciones dérmicas y una merma del sistema inmunológico; a largo plazo, ya se hablaba del aumento en el riesgo de padecer cáncer de piel y ocular. Pero el informe no se atrevía a poner un límite de seguridad para evitar los efectos a largo plazo como el cáncer de piel.

Cuando nos exponemos al sol, nos llegan rayos ultravioleta A (UVA) y B (UVB); mientras que los de tipo C (UVC) son frenados por la capa de ozono. La mutación genética en el ADN causada por la radiación solar era atribuida a los UVB: por ello muchas cremas solares protegían sólo frente a esta radiación. Al ascender la OMS los ultravioleta a la máxima categoría de riesgo de cáncer, también se ha introducido a los UVA. "Penetran más en la piel, hasta la dermis, y provocan a las células estrés oxidativo, que a su vez provoca las mutaciones del ADN", explica Susana Puig, coordinadora de la Unidad de Investigación en Melanoma del Clínic de Barcelona.

Por ahora, el sector puede respirar tranquilo. Es un negocio estabilizado, tras el boom de los noventa. En España, se estima que hay unas 35.000 camas en unos 7.000 establecimientos (desde peluquerías a perfumerías, gimnasios y centros de estética), de los que un millar corresponden a centros especializados (que cuentan con un promedio de ocho máquinas cada uno), calcula Jordi García, portavoz de Solmanía, una de las mayores cadenas del sector, con alrededor de 130 centros de bronceado. En Alemania, 14 millones de personas de entre 18 y 45 años se tuestan artificialmente.

Este diario ha intentado sin éxito contactar con la Asociación Española del Bronceado (AEB), que hace cuatro años editó una guía del bronceado responsable. En un comunicado emitido el jueves por la European Sunlight Association (asociación europea del bronceado), de la que es miembro la AEB, se defendían sus actividades indicando que los estudios presentados por la OMS son erróneos.

Según García, uno de cada cinco españoles -la mayoría entre 18 y 45 años- ha tomado alguna vez una sesión de rayos UVA.

Una mujer se broncea en una cabina de rayos UVA.
Una mujer se broncea en una cabina de rayos UVA.AP

Adicta al moreno

Mireia Martínez, una joven de 25 años, se confiesa adicta al bronceado artificial de los rayos UVA. Comenzó a visitar las cabinas de bronceado a los 18 años. Le salía gratis en el balneario en el que trabajaba. "Te acostumbras enseguida a estar morena, me gusta como me queda y ahora es una necesidad", dice. En invierno, va una vez por semana. Seis euros por bañarse de luz durante diez minutos.En primavera, cuando el sol ya calienta, se broncea de forma natural. Hace un tiempo que está preocupada por los riesgos que su afición puede tener. Cuando empezó, dice, "no era consciente".

"La gente alucinaba viéndome siempre morena, y si no era de confianza, no les decía que tomaba rayos UVA". En las salas de bronceado siempre le informaban de cómo tomar el sol en cabina. Sin embargo, lo que más escuchaba era que con ese bronceado ya quedaba protegida para el sol veraniego "y sé que no es así". Ahora se ha propuesto abandonar el sol artificial. "No sé cómo reaccionaré por no estar siempre morena", dice. Aunque reconoce que se tendrá que acostumbrar.

Precauciones

- Informar al cliente de los riesgos.

- Gafas de protección obligatorias

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- Limpiar la piel de cosméticos.

- No aplicar ninguna crema solar.

- Adecuar el tiempo de exposición al fototipo de piel.

- No exponerse si se toman medicamentos fotosensibles (antibióticos, somníferos, antidepresivos y antisépticos).

- Respetar 48 horas entre sesiones y no exponerse al sol el mismo día.

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