Las alas de Europa
Nos encontramos en la época perfecta para disfrutar del patrimonio ornitológico español, de variedad y número únicos en el continente. Y también para aprender sobre su estado de conservación
Finales de marzo, comienzos de abril. Estamos en un momento propicio para disfrutar de buena parte de las aves que recalan en España. Algunos patos, ánades y otras aves acuáticas apuran sus últimos días en humedales y costas antes de partir para reproducirse en el norte de Europa. Casi a la par, currucas, ruiseñores y golondrinas llegan desde África para hacer lo propio en España. A ellas se añaden las aves migradoras de paso.
Con este ir y venir no resultaría extraño que por estas fechas el número de especies se acercara a las 380 registradas como habituales en nuestro país. Más difícil sería llegar a las 560, que incluye las rarezas, con citas ocasionales. Entre residentes, estivales, invernantes y migrantes, España supera con creces en cantidad y calidad a todos los países de nuestro entorno europeo. Hay que alejarse más, hacia Polonia, Ucrania y Rusia para que nos superen en número, aunque rara vez en calidad.
La variedad de ambientes y hábitats en España y su privilegiada situación geográfica, en plena ruta migratoria entre África y Europa, hace que los ornitólogos la reconozcan como la India del continente. Curiosamente, la afición por observar aves es mayor en países con menor biodiversidad alada, e incluso birdwatchers (aficionados a ver aves) del norte y el centro de Europa pagan cantidades astronómicas para contemplar avutardas, moritos y malvasías, mientras pasan casi inadvertidas para los turistas autóctonos.
Se mire por donde se mire, España reúne las mejores condiciones para acoger a la avifauna más representativa del continente europeo. Tiene las mayores poblaciones mundiales de gaviota de Audouin, avutarda común y sisón; las mayores y mejores de Europa de buitre negro (90% de la población), focha moruna y águila azor-perdicera, y las únicas del planeta de águila imperial ibérica, pardela balear y palomas rabiche y turqué. Cuestión importante relacionada con la variedad: se han citado aves rapaces, carroñeras, esteparias, acuáticas, marinas, forestales...
La presencia de este patrimonio ornitológico otorga a España una mayor cuota de responsabilidad a la hora de protegerlo, máxime cuando la mayoría de las especies están catalogadas en peligro de extinción y su conservación sirve para algo más. "Las aves son un magnífico indicador para testar el estado de salud de un determinado ambiente. Desde SEO/BirdLife defendemos a las aves porque su conservación lleva asociada la protección del medio ambiente. El uso ilegal del veneno, el abandono del campo y los cambios en los usos del territorio siguen siendo las principales amenazas para las aves", asegura Asunción Ruiz, directora ejecutiva de la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife).
Estas y otras amenazas impiden bajar la guardia en la protección de las aves, ni siquiera con las más numerosas.
www.seo.org
www.mma.es/portal/secciones/biodiversidad/
La nocturna más diurna
Hace cuatro años fue el pato colorado; hace tres, el escribano palustre; el año pasado, el buitre negro, y este año le ha tocado al mochuelo europeo. Desde 1988, SEO/BirdLife elige una especie como ave del año con el fin de llamar la atención sobre su estado de conservación, las amenazas que presenta y cómo se puede contribuir a mejorar sus poblaciones.
Esta es la primera vez que se elige a una rapaz nocturna, y aunque los últimos censos han contado 50.000 mochuelos repartidos por toda España, la cifra es engañosa porque hace una década eran casi el doble. En ese tiempo se ha perdido el 40% de efectivos de una especie muy querida entre los agricultores por su labor de plaguicida natural ante la proliferación de roedores y langostas.
Es precisamente la transformación de la agricultura (concentración parcelaria y uso de agroquímicos) la que le priva cada vez más de arboledas y setos en sus zonas de caza y morada preferidas: olivares, dehesas y viñedos.
Que los campos se queden cada vez con menos mochuelos "canta" mucho, porque se trata de la rapaz nocturna más diurna y la que se muestra menos esquiva, al aparecer encaramada en la rama de un olivo, en lo alto de una cerca o en un promontorio entre cultivos.
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