"Que acabe de reventar y no le haga daño a nadie"
Los herreños ven con ilusión la posibilidad de que se acabe la incertidumbre
"Que acabe de reventar y no haga daño a nadie". La frase se escucha desde hace días en todos los rincones y puede que de tanto repetirla la Tierra haya empezado a escuchar a los habitantes de El Hierro, hartos de la incertidumbre y de los efectos económicos provocados por la crisis sísmica que sacude desde el pasado 19 de julio la isla, la más pequeña de Canarias (268 kilómetros cuadrados, menos de la mitad que la ciudad de Madrid) y la menos poblada (apenas 10.000 habitantes). Los herreños esperaban por la mañana que se confirmaran los últimos datos sobre una posible erupción submarina, algo que no ocurrió hasta última hora del día.
En Valverde, la más pequeña de las capitales de Canarias y la única que no está en la costa, la calma es absoluta. El dependiente de la gasolinera ubicada en lo alto de la villa apunta una frase que se repite a estas horas en todas las esquinas de la isla: "A ver si es verdad y esto se termina". Y es que los movimientos sísmicos -unos 10.000- sufridos por la isla en los últimos meses, además de generar cierta inquietud -siempre mezclada con buen humor- entre sus habitantes estaban causando un perjuicio notable a la isla. Primero, como efecto disuasorio del turismo -aunque hoy se preveía avalancha de periodistas y curiosos. Y después, como causa alegada para el cierre del túnel de Los Roquillos, la principal vía de comunicación de la isla.
En el restaurante San Luis, a la entrada de la localidad, un grupo de vecinos apura tranquilamente un plato de carne de fiesta y unas cervezas. Tras la comida, varios encienden el cigarro Kruger de rigor y debaten sobre el tema del día, del mes, del año y probablemente de la década en la isla. Algunos se muestran bastante indiferentes a lo que está pasando. "Yo vivo esto como he vivido todo, con un vaso de aguardiente y trabajando", dice un señor. Otro asegura que lo de los terremotos y lo del volcán le importa poco, porque es ganadero y lo que quiere es que llueva: "Mis 30 vacas tenían que estar comiendo verde y están comiendo seco, asegura". Pero el tono general es de expectación antes los acontecimientos y cierta ilusión porque al fin se acabe la crisis.
Carlos es empresario de la construcción y se lamenta de que los terremotos han traído una crisis suplementaria a la que ya sufría el sector, la isla y el país. "Nadie quiere invertir un euro, está todo paralizado y espero que se confirme esto del volcán para volver a la normalidad, que reviente si tiene que reventar y que no haga daño a nadie", argumenta. Lo que más le asustaría es que el escenario de incertidumbre se prolongara durante meses, como dice que sucedió en la última erupción volcánica en Canarias (y en España), la del Teneguía, en la isla de La Palma en 1971. "Eso sí que sería una catástrofe", asegura.
Otro tema colateral al de los movimientos sísmicos y muy comentado estos días en la isla es el del cierre, por precaución, del túnel de Los Roquillos, principal vía de comunicación de la isla. Aunque muchos vecinos aseguran que la construcción no se hizo como se debía y que el problema no son los terremotos, lo cierto es que permanece cerrado desde el pasado mes. Y eso complica enormemente la comunicación entre Valverde, la capital, donde están el aeropuerto y el puerto de La Estaca, y el municipio de La Frontera, uno de los motores empresariales de la isla. De hecho el trayecto que hace un mes se hacía en apenas diez minutos, ahora cuesta más de 40 por una serpenteante carretera de montaña.
Precisamente desde La Frontera, en conversación telefónica con este periódico, el concejal del PSOE Carlos Andrés Acosta, relata la prudente ilusión con la que se viven los últimos acontecimientos en el municipio. "Los empresarios están ahogados y ahora ven más cercana la reapertura del túnel", asegura y comenta la "total normalidad" con la que también se están siguiendo los acontecimientos en la localidad. "Algunos vecinos", comenta "se han desplazado a La Restinga [en el municipio de El Pinar] con la curiosidad de ver algo, pero de momento parece que no hay ningún espectáculo".
No, no hay espectáculo de momento y la tranquilidad es absoluta también en La Restinga, la localidad más próxima a la supuesta erupción y meca mundial del submarinismo, según informa desde el lugar Rafa Avero. Aunque un grupo de biólogos ha tenido un contratiempo: pretendían explorar la Reserva Marina del Mar de las Calmas y han tenido que dirigirse hacia el lado contrario, hacia la zona de La Caleta, al nordeste. Mañana dicen que lo intentarán de nuevo.
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