El Papa llama a los obispos a proclamar la fe "sin desánimo"
Los obispos recibieron el discurso más esperado del Pontífice sólo por escrito
Por escrito y en 729 palabras, Benedicto XVI pidió a los obispos que sigan "proclamando sin desánimo que prescindir de Dios o relegar la fe al ámbito privado hipoteca el futuro de la sociedad". También les dijo que conoce su trabajo "en tiempos de rápida secularización". El discurso, rubricado por el Papa y de perfil bajo pese a lo esperado, se lo entregó Benedicto XVI al presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez. Los obipos lo recibieron en fotocopia.
Benedicto XVI se reunió antes del almuerzo con un centenar de prelados, en su mayoría españoles. Fue en la Capilla del Santo Cáliz de la Catedral de Valencia. Se pensaba que ese era el momento de escucharle, probablemente, el discurso de mayor contenido político en este viaje a Valencia, pues a esa hora había completado ya sus parlamentos protocolarios. Ante el pontífice romano estaban, además, los pastores más atribulados de Europa, los que siempre que tienen oportunidad envían informes a Roma afirmando que la Iglesia católica vive en España "una situación de misión, casi martirial", o que lo que está ocurriendo aquí con algunas leyes del Gobierno socialista "no había sucedido en 2.000 años de historia", en referencia a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, hace poco más de un año, y a lo que el Vaticano considera "fundamentalismo laicista" del Ejecutivo que preside Rodríguez Zapatero.
No hubo discurso oral. El presidente de la Conferencia Episcopal y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, entregó a Benedicto XVI, como recuerdo de esta visita a Valencia, un ejemplar del libro Tratado del amor, de san Juan de Avila, y el Papa le correspondió entonces entregándole un mensaje por escrito, de 729 palabras en nueve párrafos. Muchos obispos tuvieron que esperar horas a conocer su contenido.
Estos son algunos de los párrafos del mensaje a la jerarquía eclesiástica española.
- Interés por España. "Sabéis que sigo de cerca y con mucho interés los acontecimientos de la Iglesia en vuestro País, de profunda raigambre cristiana y que tanto ha aportado y está llamada a aportar al testimonio de la fe y a su difusión en otras muchas partes del mundo. Mantened vivo y vigoroso este espíritu, que ha acompañado la vida de los españoles en su historia, para que siga nutriendo y dando vitalidad al alma de vuestro pueblo".
- Ánimos. "Conozco y aliento el impulso que estáis dando a la acción pastoral, en un tiempo de rápida secularización, que a veces afecta incluso a la vida interna de las comunidades cristianas. Seguid proclamando sin desánimo que prescindir de Dios, actuar como si no existiera o relegar la fe al ámbito privado, socava la verdad del hombre e hipoteca el futuro de la cultura y de la sociedad. Por el contrario, dirigir la mirada al Dios vivo, garante de nuestra libertad y de la verdad, es una premisa para llegar a una humanidad nueva. El mundo necesita de modo particular que se anuncie y se dé testimonio de Dios que es amor y, por tanto, la única luz que ilumina la oscuridad del mundo y nos da la fuerza para vivir y actuar".
- Perturbaciones. "Movidos por vuestra solicitud pastoral y el espíritu de plena comunión en el anuncio del Evangelio, habéis orientado la conciencia cristiana de vuestros fieles sobre aspectos de la realidad ante la cual se encuentran y que en ocasiones perturban la vida eclesial y la fe de los sencillos. Así mismo, habéis puesto la Eucaristía como tema central de vuestro Plan de Pastoral, con el fin de revitalizar la vida cristiana desde su mismo corazón, pues adentrándonos en el misterio eucarístico entramos en el corazón de Dios.
- Rezo. "Hermanos en el episcopado, os exhorto encarecidamente a mantener y acrecentar vuestra comunión fraterna, ejemplo de la comunión eclesial que ha de reinar en el pueblo fiel que se os ha confiado. Ruego por vosotros, ruego por España. Os pido que oréis por mí y por toda la Iglesia. Invoco a la Santísima Virgen María, para que os ampare y acompañe en vuestro ministerio pastoral, a la vez que os imparto con gran afecto la Bendición Apostólica".
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