Los Legionarios se tambalean
Los 80.000 miembros de la orden esperan divididos la actuación del Vaticano - El Papa afronta la renovación tras destapar los "gravísimos delitos" de Maciel
"Antes creíamos que el padre Maciel era un santo. Ahora muchos sabemos que era solo un delincuente que utilizó esa imagen de santidad para embaucar y delinquir impunemente toda la vida. Pero lo peor es que la actual cúpula del movimiento lo sabía. Lo ha dicho el Papa, y más claro no lo podía decir". La reflexión, pronunciada con una sonrisa de amargura, la hace en Roma un ex miembro español de los Legionarios de Cristo.
Este laico abandonó hace unos años la congregación fundada por Marcial Maciel en 1941. Conoció personalmente al santo embaucador, y todavía mantiene amigos en la Legión. Aunque pide mantener el anonimato por miedo a "las represalias", ha conocido las entrañas del monstruo y las resume: "Terror, mística, disciplina, engaño, explotación".
El Vaticano no ha revelado todavía los detalles de la investigación
"Era un pirata, un 'vendebiblias", dice un ex miembro del movimiento
Maciel ha sido acusado de abusos sexuales, religiosos y económicos
Benedicto XVI quiere atajar la impunidad que ha tenido la orden
El golpe asestado a la reaccionaria multinacional de élite por el Papa el 1 de mayo pasado, cuando censuró sin ambages la vida y el carisma del padre Marcial Maciel Degollado (México, 1920-Estados Unidos, 2008) por "sus gravísimos delitos" y "su vida carente de escrúpulos y sentimiento religioso", ha despertado del sueño de los justos a los cerca de 80.000 miembros que la Legión y el Regnum Christi (el ala laica) tienen hoy en 38 países de cuatro continentes.
El movimiento se mueve hoy entre la esperanza de muchos ante la toma de control del Papa Benedicto XVI y el pavor de otros a perder una impunidad que duró décadas. "El clima es de profunda división, miedo y desconfianza", explica Juan (nombre supuesto). "El cisma de algunos iluminados parece posible; la disolución, si fracasa la refundación, no es improbable. Algunos curas no se fían de sus superiores y han rogado al Vaticano que los echen; muchos otros siguen agarrados al fanatismo y al carisma de Maciel. Los laicos darán problemas bestiales porque no reconocen el sistema jurídico de la Iglesia. El comisario del Papa ordenará una auditoría y probablemente una comisión interna para depurar responsabilidades. Puede pasar de todo".
Como otros hermanos de "Nuestro Padre", Juan creyó ciegamente en Maciel. Ahora se siente estafado, timado. Y traumatizado. "Era un pirata como una casa, un vendebiblias con pretensiones globales, un estafador portentoso", espeta, a medio camino entre el rencor y el aturdimiento, mientras glosa la meteórica carrera de Maciel, "su empuje para abrir las primeras casas en España y Roma antes de haber cumplido 30 años, los vídeos en los que aparecía con Juan Pablo II y se notaba que Wojtyla alucinaba con él".
El Vaticano ha decidido no hacer públicos los detalles de la investigación realizada por los cinco obispos visitadores en los últimos diez meses. Pero poco a poco van saliendo detalles. Los arrepentidos tienen ganas de hablar y de ser escuchados. Pero gracias a la pervivencia de la férrea disciplina (pleitesía, castigos, delaciones, silencio) que impuso Maciel, miles de legionarios de base siguen en la ignorancia más completa sobre sus atrocidades.
En las casas donde viven las esclavas consagradas por Maciel a espaldas del Vaticano, las noticias sobre las fechorías del fundador ni se conocen, como ha explicado esta semana una mujer mexicana que abandonó el Regnum Christi: "Si alguna se enteró en el exterior, se le prohibió hablar. Las directoras se limitaban a decir que era una campaña contra los Legionarios. Viven en una negación constante de lo que escuchan en los medios", ha dicho al diario mexicano Milenio.
"Cuando en 2008 me dijeron que Maciel tenía al menos una mujer y una hija, no podía creérmelo", afirma Juan. "Luego supe que Luis Garza, el vicario general, lo supo tiempo atrás porque arrancó un pelo a la muchacha para hacerle la prueba del ADN. Ahí entendí que la cúpula también está impregnada de la doble personalidad del líder".
En Roma se espera que el Papa dé a conocer en unos días el nombre del comisario que renovará la orden. "Le costará porque no hay voluntarios", bromea el vaticanista Sandro Magister, del sitio digital Chiesa. "Pero la idea del Papa es clara: la cúpula dirigente conocía los secretos de Maciel, y pagará por ello".
Las culpas atribuidas al actual grupo dirigente, en su mayoría mexicanos y españoles, forman un sabroso surtido. En México no han pedido siquiera perdón a las víctimas de los abusos sexuales. Además, han purgado a los críticos, mentido a sabiendas y colaborado necesariamente en algunas de las múltiples barbaridades de Maciel: morfina, amantes, sexo, pederastia, gastos de hasta 50.000 euros diarios, viajes en Concorde a Nueva York para hacerse limpiezas de boca, pasaportes falsos, sobres a la curia, campañas contra los jesuitas y la Teología de la Liberación en alianza con el PRI...
"El sistema de poder está basado en la obediencia ciega. Si no cumples las órdenes, te expulsan. Los actuales dirigentes han concebido ese sistema y lo siguen aplicando", afirma Juan. Esta misma semana, los altos directivos han enviado a sus 850 curas y 2.600 seminaristas una nota interna en la que afirman: hay un solo culpable, el fundador. Para salvarse, el grupo liderado por Álvaro Corcuera (director general) y Luis Garza (vicario general y gerente) no ha dudado en manipular incluso a Ratzinger. Afirman que los periodistas han engañado a la gente, que el Papa no desea refundar el movimiento, que ellos jamás conocieron esos crímenes.
El mecanismo recuerda al que empleaba el fundador con sus primeras víctimas: les convencía de que al masturbarle estaban haciendo una buena obra porque él tenía "permiso especial de Pío XII". Pero la gota va calando. De los 850 sacerdotes de la Legión son solo unos 100 los que creen en el camino de profunda revisión, opina Magister: "Los jerarcas, nombrados en el capítulo general de 1992, siguen fidelísimos al fundador, a Garza y a Corcuera. Mientras la nomenclatura no desaparezca, la renovación será imposible. En estos meses de interregno, están haciendo de todo para consolidar su poder y conquistar apoyos internos".
El Papa, de 83 años, no es precisamente un revolucionario. Pero sabe que se juega su credibilidad en este envite. Renovar la milicia diseñada por Maciel, nacido en Cotija (Michoacán, México) y protegido por cuatro papas distintos y sobre todo por su antecesor, será todo menos fácil. Según ha trascendido, los abusos confirmados por la inspección son de todo tipo: sexuales, religiosos, económicos, sociales... "El Vaticano no sabe ni por dónde empezar. Hay trabajo para 20 obispos y 20 años", resume el ex legionario.
Los Legionarios son un imperio, y el emperador actual es el padre Luis Garza, 53 años, economista de prestigio, miembro de una familia de rancio abolengo mexicano. El vicario general es además jefe de la Legión en Italia, y sobre todo máximo ejecutivo de Integer, caja fuerte de las obras de la Legión en el mundo: paga nóminas a 22.000 personas y su patrimonio estimado es de 25.000 millones de euros.
A través de Integer, Garza domina a su antojo un señorío global: 15 universidades, 50 institutos de educación superior, 176 colegios, 132.300 alumnos, 75.000 miembros del Regnum Christi, 1.064 laicos consagrados, casas en 22 países.
Solo en España, un tesoro. Maciel llegó a Comillas en 1946 con 32 adolescentes dispuesto a iniciar su expansión internacional, que acabaría llegando hasta Nueva Zelanda, Filipinas, Líbano, Israel. Hoy, la Legión española tiene siete colegios (en Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia), una universidad, tres seminarios y varios clubes juveniles y casas laicas.
La arrogancia y la sensación de impunidad de la Legión están justificadas. En la sección española de la organización religiosa pululan algunos de los más ricos y poderosos personajes del país. Maciel siempre apuntó muy arriba: de ahí venían las donaciones sabrosas y el glamour. Koplowitz, Oriol, Ruiz-Mateos, las hermanas de Ana Botella, Ángel Acebes, Gustavo Villapalos... Todos pertenecen o han pertenecido al Regnum Christi. Quizá algunos de ellos renieguen ahora.
Ratzinger ha enviado a la Legión un mensaje inequívoco: vuestro amado líder era un delincuente, y la impunidad en la que os habéis movido se acabó. Lo decía un legionario en un blog religioso el 1 de mayo: "Interpretando lo que dice el comunicado: nos han pillado. Se nos cayó el teatrito. Game over".
Pero el futuro presenta más dudas que certezas. El filósofo Paolo Flores D'Arcais se pregunta: "¿Podrá la jerarquía que ha tapado y tolerado durante décadas los crímenes de Maciel limpiar esta orden multimillonaria y hermética? ¿Podrá hacerlo sin herirse a sí misma en el camino?". Y se responde: "La única forma de demostrar que el Papa va de verdad en serio es abrir los archivos y poner a disposición de la justicia civil los delitos e indicios que ha descubierto su investigación".
El proceso de purificación parece inexorable. Pero, en el fondo, suena a misión imposible. Porque, como dice Flores D'Arcais, "no se trata tanto de refundar una orden como de reescribir entera la historia del catolicismo del siglo XX".
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