Investigadores españoles descubren un nuevo planeta extrasolar
Se trata de un paso más hacia el descubrimiento de planetas con condiciones parecidas a las de la Tierra en los que pudiera haber algún tipo de vida
Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un nuevo planeta extrasolar de pequeñas dimensiones en la constelación de Leo. El hallazgo, que aparece publicado en el último número de la revista Astrophysical Journal Letters, es un paso más para encontrar planetas con una superficie similar a la de la Tierra y a una distancia de su estrella que les permita tener las condiciones adecuadas para albergar vida.
Así lo manifestó ayer Ignasi Ribas, investigador del CSIC, quien, junto a Andreu Font, ha presentado este nuevo planeta, denominado GJ 436c, que es de tipo rocoso, es cinco veces más grande que la Tierra y se encuentra a 30 años luz de ésta. El científico ha augurado que descubrir algún tipo de vida en estos planetas podría ocurrir dentro de una década, aunque en ningún caso se tratará de un "clon" de nuestro mundo.
El astrofísico ha explicado que para que un planeta se defina como habitable debería estar a una distancia de su estrella que le permitiese tener una temperatura adecuada para la vida y, además, disponer de agua líquida en su superficie.
Ignasi Ribas ha destacado que la importancia de su descubrimiento radica en que se trata de un planeta de pequeñas dimensiones, cinco masas terrestres, que podría ser el más pequeño descubierto hasta el momento.
Actualmente sólo se conocen unos cuatro o cinco que superan en casi diez veces el tamaño de la Tierra, a los que se denomina "super-tierras", pues la mayor parte de los aproximadamente 280 planetas descubiertos hasta el momento son gigantes gaseosos del tamaño de Júpiter.
Técnica novedosa
Además, el hallazgo es también importante porque la técnica utilizada por el equipo español es novedosa respecto a las usadas hasta ahora, pues es el primer planeta encontrado al detectarse las perturbaciones que ejercía sobre otro planeta de su mismo sistema, el de la estrella CJ 436, causando cambios en su órbita.
Según Ribas, esta técnica "tiene una proyección de futuro bastante importante para descubrir planetas pequeñitos que sean capaces de perturbar a otros más grandes".
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