EE UU exige a sus empresas que se planten ante la censura china
Clinton: "El sector privado tiene una responsabilidad compartida en salvaguardar la libertad de expresión" - "Se está creando un telón de acero en Internet"
El Gobierno de Estados Unidos presionó ayer a las empresas norteamericanas que operan en China para que dejen de doblegarse ante los duros requisitos de censura en Internet que impone Pekín. En un duro discurso, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, les exigió que "tomen un papel activo y desafíen las exigencias de censura de gobiernos extranjeros". "El sector privado tiene una responsabilidad compartida a la hora de ayudar a salvaguardar la libertad de expresión", añadió.
La secretaria de Estado defendió ayer a Google tras el ataque sufrido en diciembre, en el que unos espías informáticos chinos robaron información de sus servidores y penetraron en las cuentas de disidentes y activistas políticos radicados en EE UU. Exigió a China que "acometa una investigación exhaustiva sobre las ciberintrusiones que llevaron a Google a revelar el ataque" y que las pesquisas sean transparentes.
El gigante asiático trata de reducir el 'ciberataque' a una cuestión empresarial
A raíz de aquel ataque, que afectó a otras 33 firmas norteamericanas, Google decidió dejar de censurar los resultados de su buscador en chino, unas restricciones que estaban en pie desde 2006, y amenazó con abandonar aquel país. Las demás informáticas norteamericanas que operan en China o han preferido mantener silencio al respecto o, en el caso de Microsoft, han anunciado que seguirán censurándose y acatando las exigencias de Pekín para poder hacer negocios allí.
Clinton, sin nombrar directamente a Microsoft, Yahoo o America Online, les exigió un cambio de rumbo inmediato. "La censura no debería ser algo aceptable para ninguna empresa en ningún lugar", dijo. "En EE UU, las compañías deben ser más críticas". Y a pesar de la cautela habitual del Gobierno estadounidense a la hora de interferir en decisiones empresariales, la secretaria de Estado exigió a esas firmas que "cuando sus negocios puedan contribuir a mermar la libertad, decidan qué es lo correcto y qué es un simple beneficio a corto plazo".
En China, todas esas empresas filtran los resultados de sus buscadores, para censurar información sobre asuntos políticamente incómodos, como el Dalai Lama, los incidentes en Tiananmen o el movimiento Falun Gong. Clinton advirtió que las compañías se pueden resentir, incluso fuera de China, por esa decisión: "No importa dónde vivan, los consumidores quieren creer que lo que publican en Internet no se usará jamás en contra de nadie".
En un día en que Clinton convirtió el problema de Google y los hackers en un asunto político de primera magnitud, después de haber anunciado el envío de una nota de protesta diplomática a Pekín, el Gobierno chino intentó dejar el asunto en una simple incidencia empresarial. "Si Google tiene algún problema con sus negocios en China, se deben resolver de acuerdo con las leyes chinas, y el Gobierno de China está dispuesto a ayudar en la resolución de esos problemas", dijo ayer el viceministro de Asuntos Exteriores chino, He Yafei, informa Reuters.
"El caso de Google no se debería asociar a las relaciones entre dos gobiernos y dos países. [...] Se trataría de una exageración", añadió. Según esos parámetros, Clinton hubiera exagerado al nombrar ayer a China en repetidas ocasiones y al opinar que la censura en la Red por parte de países como Irán o Corea del Norte está creando "un telón de acero" en Internet.
Información de diversas firmas de seguridad relaciona el ataque de diciembre con direcciones de conexión a la Red usadas en el pasado por hackers asociados al Gobierno chino o por agencias que dependen de él, alimentando las sospechas de que el ataque podría tener motivaciones políticas y que podría haber sido ejecutado con el beneplácito de Pekín, algo que desde China ha sido desmentido categóricamente.
Hasta la fecha, la Administración de Barack Obama ha utilizado un tono conciliador con China, por ser un interlocutor imprescindible para llegar a un acuerdo sólido en materia de cambio climático y para tratar con la dictadura norcoreana. Aún así, durante su visita oficial a Pekín, en noviembre, el presidente estadounidense pidió más libertad de expresión para los internautas chinos.
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