El 15-M paraliza otro desahucio en Málaga

Un centenar largo de manifestantes ha impedido esta mañana que una mujer desempleada del sector inmobiliario y víctima de acoso por parte de un antiguo vecino fuera expulsada de su vivienda en la urbanización Añoreta de Rincón de la Victoria, en Málaga. Los manifestantes, miembros de la plataforma de Afectados por la Hipoteca-Stop Desahucios y simpatizantes del movimiento del 15-M comenzaron a congregarse ante el domicilio sobre las 9.00, una hora antes de la llegada prevista de la comisión judicial que debía notificar el lanzamiento -la expulsión de la vivienda- y la puesta del inmueble en manos del banco. La entidad reclama a la mujer, Andrea A., una deuda que supera los 130.000 euros.

La mayoría de los concentrados eran jóvenes, aunque también estaban presentes otras personas que ya han sufrido desahucios

Durante la mañana, los manifestantes, sentados a la puerta del bloque de pisos, han coreado las consignas habituales del movimiento -"lo llaman democracia y no lo es", "queremos un pisito como el del principito"-. La mayoría de los concentrados eran jóvenes, aunque también estaban presentes otras personas que ya han sufrido desahucios o sobre las que pesan órdenes de lanzamiento.

Sobre las 10.30 ha llegado a la urbanización la comitiva judicial escoltada por agentes de la Policía Local y de la Guardia Civil. Las tres funcionarias del Servicio Común de Actos de Comunicación informaron a un representante de los indignados de que lo que traían no era una orden de lanzamiento, sino una notificación de aplazamiento de esta medida. Los concentrados, desconfiados, han impedido que las agentes de auxilio judicial entraran en el inmueble, y tras una negociación, pactaron que Andrea bajaría a recibir el documento en la calle.

La expulsión de la mujer de su casa se retrasará hasta el próximo 6 de septiembre. La noticia ha sido recibida con cierto alivio por la propietaria de la vivienda, que no obstante, ha sido realista: "No estoy más relajada, he perdido todo lo que tenía, mi casa, mi vida... Esto es solo un aplazamiento, pero la casa ya es del banco". La mujer salió de su anterior casa, en el privilegiado barrio de Cerrado de Calderón, ante el acoso -"no sexual"-, al que le sometía un vecino. Para adquirir la nueva vivienda solicitó a su banco un crédito puente. Era en la época del boom del ladrillo y ella trabajaba en el sector inmobiliario: todo fueron facilidades.

Sin embargo, cuando llegó la crisis, Andrea perdió su empleo, y era imposible vender la casa que tenía en Cerrado de Calderón al precio por el que la adquirió. Las deudas le fueron atrapando y perdió las dos viviendas.

Andrea está convencida de que ha conseguido ganar tiempo gracias a los manifestantes apostados junto a su casa. Esta mañana, los indignados han despedido a la comitiva judicial con este grito: "El 6 de septiembre volvemos aquí".