Duro revés para México
La dependencia de EE UU complica la búsqueda de rutas de escape
Incertidumbre es la palabra clave en el manejo de la crisis global en México, ya que su relación con Estados Unidos, que en el caso del comercio, las finanzas y la inversión raya en la dependencia, complica la búsqueda de rutas de escape. El Gobierno del presidente Felipe Calderón ha echado mano de miles de millones de dólares para un programa anticrisis.
El programa anuncia la inyección de 33.000 millones de pesos (1.769 millones de euros), inversiones en infraestructura y el uso de 27.000 millones de pesos (1.593 millones de euros) en gasto público y descuentos. Expertos en economía y finanzas dicen que en 2008 México no sufrirá mayores daños, pues las altas reservas y los fuertes ingresos petroleros son suficientes para mantener el nivel de flotación. Pero ven más complicado 2009.
La senadora Minerva Hernández, integrante del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y de la Comisión de Hacienda, dijo a EL PAÍS que es lamentable que el Ejecutivo "no nos diga a los mexicanos cómo está la cosa en la economía" ni haya puesto en marcha las medidas necesarias para usar los recursos del plan anticrisis. Cree que existe ineficacia en el Gobierno, en secretarías (ministerios) como la de Comunicaciones y Transportes. La legisladora criticó que no esté en marcha ya el plan. "No se trata de gastar por gastar, sino de hacer inversiones productivas del gasto público en áreas que detonan el empleo, como son construcción de carreteras y vivienda", dijo.
Ante esta crisis que vino del norte, los mexicanos recuerdan una sentencia del presidente Porfirio Díaz (principios del siglo pasado): "Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos". Los analistas reconocen que otras naciones latinoamericanas tienen caminos más accesibles para no caer en recesión. México sufre excesivamente porque más del 80% de su comercio exterior lo tiene con Estados Unidos (50% de las ventas petroleras van al norte), el 70% de la inversión externa llega de esa nación, de la cual fluye también el crédito bancario para las empresas y, por si todo esto fuera poco, es destino de unos 400.000 mexicanos que cada año buscan el sueño americano.
El director de análisis de la correduría CAPEM, César Castro Quiroz, no tiene duda de que las medidas tomadas por el Gobierno de Calderón son adecuadas. Confía en que la inyección de dinero atempere el impacto del problema global. Pero el efecto dominó "nos afectará en inflación y los sectores industrial y de la construcción". A ello se suma la debilidad del precio del crudo para el año entrante (menos de 70 dólares por barril) y que el mercado interno ya venía perdiendo fuerza. CAPEM estima que México cerrará el año con un crecimiento del PIB del 1,8%, muy por debajo de las expectativas iniciales, con una inflación alta del 7% y el dólar en 12,50 o 13 pesos.
Un asunto de cuidado es el empleo, pues la población económicamente activa crece en un millón de personas al año y prácticamente ni éste ni el entrante se abrirán fuentes de empleo, con lo que el paro abierto, que ya afecta a unos cuatro millones de mexicanos, se disparará. Además, con la caída de las remesas de los emigrados (a Estados Unidos principalmente) en picado (17.525 millones de dólares hasta septiembre, 3,7% menos que hace un año), la presión social puede aumentar, más aún si, como advierten organismos internacionales, se da el retorno de hasta dos millones de mexicanos desde Estados Unidos.
México
- Petróleo. El Gobierno confía en los ingresos por exportaciones de crudo, pero el precio baja.
- El vecino del Norte. El 80% de los intercambios comerciales son con EE UU, de donde llega el 70% de la inversión extranjera.
- Remesas. Los emigrantes mexicanos en EE UU cada vez envían menos dinero a casa.
- Consecuencias. Los peores efectos de la crisis se esperan para 2009.
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