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Reportaje:

Más casos de melanoma a pesar de las cremas

La incidencia del cáncer de piel más agresivo sigue creciendo y afecta ya a una de cada 60 personas

Las medidas de prevención para evitar el cáncer de piel continúan siendo insuficientes. A pesar de las muchas campañas de información y del incremento de las ventas de cremas fotoprotectoras, su incidencia ha aumentado, especialmente la del tipo de cáncer de piel más agresivo, el melanoma. Actualmente, una de cada 60 personas lo desarrolla. En el año 2000, era una de cada 75, y en 1995, una de cada 90. La progresión es, pues, alarmante. "La gente tiene remordimientos, pero no acaba de modificar sus conductas", afirma Susana Puig, coordinadora de investigación de la Unidad de Melanoma del hospital Clínico de Barcelona, que encabeza la organización del I Encuentro Internacional de Centros de Melanoma, que ha reunido en Barcelona a 350 especialistas de 22 países.

Los especialistas advierten que se confía demasiado en las cremas fotoprotectoras

Según las conclusiones del encuentro, la prevención del melanoma continúa con varias asignaturas pendientes. Una, lo mal que se aplican las cremas fotoprotectoras, en las que además se deposita toda la confianza como método preventivo. Dos, el infradiagnóstico en los centros de atención primaria. Y tres, la no aplicación de métodos de detección precoz en familias con antecedentes familiares, teniendo en cuenta que el 10% de los casos de melanoma son hereditarios.

"La exposición al sol continúa siendo incorrecta", afirma Josep Malvehy, director de la Unidad de Melanoma del hospital Clínico de Barcelona. Se continúa pasando demasiadas horas bajo el sol, confiando demasiado en la crema solar y olvidando otras medidas de protección. "Para protegerse correctamente, debería aplicarse un mililitro de crema por cada centímetro de piel, cuando en realidad se está aplicando la mitad, medio mililitro", explica Jason Rivers, investigador de la Universidad British Columbia, en Canadá.

¿Cuánta crema solar necesita un bañista para cubrir todo su cuerpo adecuadamente? "Unos 30 mililitros, es decir, la cuarta parte de un bote de crema. Si se pasa todo el día en la playa, deberá aplicarse esta cantidad unas tres o cuatro veces, con lo que en una jornada de playa se consumiría un bote casi entero", afirma Rivers. "Además, no se extiende bien, dejando sin protección el 30% del cuerpo, partes fundamentales como la espalda, las pantorrillas y las orejas". También debería aplicarse media hora antes de salir de casa, para que la piel ya la haya absorbido al llegar a la playa o la piscina.

Rivers también apunta que es un error confiar toda la protección a la crema. "Se cree que porque se lleva crema se puede estar todo el día bajo el sol, y no es así: se trata de protegerse, no de aguantar más". Además de la crema, otras medidas protectoras son "ponerse una camiseta, buscar la sombra, tan eficaces o más que la crema, aunque no se practican demasiado".

Los expertos han incidido en la necesidad de proteger del sol a los más pequeños, ya que las quemaduras a edades tempranas determinan una mayor predisposición a sufrir cáncer de piel en la edad adulta. El Instituto Valenciano de Oncología ha presentado un estudio en el que han participado 2.900 niños españoles. Según los resultados, el 90% afirma que en sus familias se utiliza la crema solar. Sin embargo, el 40% explica que ha sufrido quemaduras. Otro colectivo pendiente son los profesionales que pasan muchas horas bajo el sol: "Las guías de salud laboral no tienen en cuenta el melanoma, y hay profesiones como los albañiles, los pescadores o los deportistas, donde hay mucha incidencia", afirma Malvehy.

Los asistentes al congreso también han consensuado un documento para que los hospitales ofrezcan tests genéticos a las familias en las que haya tres miembros afectados por melanoma, o dos en el caso de familiares directos. La técnica está desarrollada, tan sólo falta que se aplique en el ámbito asistencial: "Los genes responsables de esta herencia ya se conocen, y la información se está aplicando ya en investigación", explica Susana Puig, que ha aplicado el test a 100 familias que forman parte de un proyecto de investigación del hospital Clínico. El documento prevé ofrecer el test a los familiares sanos de la persona a la que se le diagnostique melanoma en la consulta.

Para detectar las mutaciones concretas que pueden haber heredado y, por tanto, obtener resultados fiables, los especialistas utilizarán material genético del enfermo, que compararán con el de sus descendientes.

El protocolo para aplicar el test deberá ir acompañado de un consejo genético, es decir, el paciente y sus familiares deberán recibir el seguimiento de un equipo multidisciplinar, formado por un dermatólogo, un cirujano, un genetista, un inmunólogo, un oncólogo y un psicólogo que valore el impacto que puede suponer para el paciente recibir la información. Esta medida permitiría actuar con mayor eficacia sobre los melanomas hereditarios, que son el 10%. "Si tienes la mutación familiar, el riesgo de desarrollar melanoma es 1.000 veces mayor", explica Puig. "Si se diagnostica precozmente se cura en un 100% de los casos".

El congreso ha contado con una nutrida presencia de especialistas australianos, el continente con una mayor incidencia de cáncer de piel. Se han presentado estudios epidemiológicos que muestran que las poblaciones anglosajonas, con pieles muy blancas, emigradas a Australia y EE UU son las que más lo sufren.

Una mujer se aplica crema protectora en una playa.
Una mujer se aplica crema protectora en una playa.AP / PHILIP MARK

Fallos en la detección primaria

En los ambulatorios, el 50% de las veces no se hace una detección eficaz del cáncer de piel. "Es necesario trabajar con los centros de atención primaria para que se haga correctamente el primer cribaje", explica Josep Malvehy, director de la Unidad de Melanoma del Hospital Clínico de Barcelona. Para ello, los médicos han de tener "una mejor formación y un entrenamiento para el reconocimiento visual del cáncer de piel". El objetivo es que puedan detectar pronto un cáncer de piel y que deriven a sus pacientes con celeridad al especialista.

Los criterios que se siguen en asistencia primaria para detectar si un paciente podría sufrir alguna lesión en la piel susceptible de ser cancerígena y, por tanto, derivarlo al especialista son los mismos desde hace 20 años. "Hasta ahora, la regla ha sido detectar lunares asimétricos, de color sospechoso, de tamaño mayor de tres milímetros, pero son criterios poco específicos, que no permiten detectar el posible cáncer de piel en etapas incipientes".

En la unidad que dirige Malvehy se inició hace un año un programa piloto para formar médicos de diferentes centros de atención primaria catalanes con un entrenamiento de reconocimiento visual. "Con este programa hemos podido reducir en un 25% los errores", afirma. A los facultativos que han participado se les ha informado sobre los diferentes tipos de cáncer de piel y las características que pueden presentar. Además, se les ha enseñado a utilizar un dermatoscopio de mano con el que poder realizar la exploración con mayor precisión, y no a simple vista, como todavía se hace en algunas consultas. "Este programa presenta grandes beneficios, permite discriminar de manera segura lesiones que pueden ser cáncer y derivar los pacientes al especialista", señala el investigador.

El programa, que ha sido presentado en el congreso internacional, ha contado con el reconocimiento de los expertos. Eduardo Nagore, dermatólogo del Instituto Valenciano de Oncología, corrobora la necesidad de una detección precoz: "Todavía llegan pacientes con melanomas con espesores muy grandes por dos motivos, porque el médico de familia no lo ha derivado y porque el mismo paciente no está concienciado". Malvehy concluye que para la implantación de este programa en todos los centros, "las autoridades sanitarias han de decidir qué hacer".

La vacuna terapéutica, todavía lejos

Los resultados obtenidos en los ensayos con la vacuna terapéutica para tratar el melanoma todavía son modestos. El fármaco con el que hasta el momento se han obtenido mejores resultados en los ensayos con personas ayuda al sistema inmunitario a luchar contra el melanoma.

"Le enseña a reconocer las células cancerígenas a través de las proteínas que éstas producen, relacionadas con la pigmentación de la piel, y así atacarlas", explica Antoni Ribas, investigador del departamento de Dermatología de la Universidad de California. En concreto, para la vacuna se utilizan "células dendríticas que han sido modificadas y contienen los antígenos necesarios para detectar esta proteína y avisar a los linfocitos para que actúen".

En los ensayos clínicos que se han llevado a cabo hasta ahora, tan sólo uno de cada 10 enfermos responde al fármaco, aunque los investigadores siguen confiando en este tratamiento. "El problema es otra proteína que frena el sistema inmune y que a algunos pacientes no les permite detectar la que delata a las células cancerígenas", explica Ribas. Ahora, los esfuerzos de investigación se centran en bloquear esa proteína que no permite al sistema inmune responder ante las células cancerígenas. "En el ensayo han participado enfermos con melanoma metastático de nivel 4 que no respondían a quimioterapia, y se ha conseguido que en algunos enfermos desapareciese totalmente el tumor sin necesidad de intervenir. Sin embargo, hay demasiados efectos secundarios", afirma el investigador. Un 20% de los pacientes que han participado en los ensayos ha acabado desarrollando enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como colitis y tiroiditis.

"En el futuro vamos a tener que buscar qué limita la acción de estos fármacos y sus efectos secundarios: seguramente influyen diferentes variaciones genéticas", afirma Ribas.

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