Enfermeros de sí mismos
La mitad de los mayores de 65 años tiene dos o más enfermedades crónicas - Ellos mismos deberán proporcionarse el 80% de los cuidados necesarios
Las personas mayores tienen que aprender a cuidar de su propia salud; sobre todo aquellas que padecen una o varias enfermedades crónicas. Eso sí, podrán contar con médicos y enfermeras que les informen y ayuden; y, quizá, también con alguien de su entorno que previamente haya hecho un curso del tipo Cronicidad y personas mayores en una Escuela de Pacientes, de esas que empiezan a surgir. Pero que nadie se alarme; los expertos aseguran que un 80% de los cuidados que necesita un enfermo crónico puede proporcionárselos él mismo si tiene la preparación y formación suficiente. Como dice Manuel Ollero, director de la Unidad Clínica de Gestión Médica Integral del hospital sevillano Virgen del Rocío, "ha llegado el momento de reforzar el paradigma de un paciente informado, activo y comprometido, que asume, compartido con los profesionales, el control de su enfermedad".
El 70% de los recursos se dedican a los pacientes de más edad
Las pluripatologías multiplican por 25 la factura hospitalaria
El sistema está orientado para tratar los casos de patologías agudas
Se impone una mayor participación del afectado
Los datos sobre las enfermedades crónicas (aquellas de larga duración o incurables) que padece este colectivo no admiten dudas y disparan todas las alarmas sanitarias. En la Unión Europea, la población mayor de 65 años pasará del 16% en el año 2000 al 27% en el 2050. En el caso de España la situación es más grave aún: el actual 16,7% de jubilados (más de 8,5 millones) va a incrementarse hasta ese increíble 34,1% que vaticinan los demógrafos para cuando se alcance el medio siglo. Hoy se calcula que entre el 70% y el 80% de los recursos sanitarios los consumen los mayores de 65 años que, según la última Encuesta Nacional de Salud, más del 50% de ellos conviven con dos, tres enfermedades crónicas; y, algunos, con seis o más. Son los llamados enfermos pluripatológicos, cuya atención multiplica por 25 el actual gasto hospitalario. Las enfermedades crónicas, además, serán la primera causa de discapacidad en el año 2020, y en el 2030 duplicarán su incidencia actual.
Con este panorama, no es extraño que los profesionales de la salud que se ocupan de este colectivo anden preocupados. Ollero es uno de ellos. Él dirige en el hospital Virgen del Rocío la Unidad que da cobertura a estos problemas. Solo el año pasado su equipo atendió 17.006 consultas, además de realizar más de 10.000 visitas domiciliarias a enfermos crónicos. El internista sevillano sabe muy bien de qué habla. "Las personas con múltiples enfermedades crónicas podrían llegar a poner en cuestión la sostenibilidad de nuestro actual sistema de Salud", asegura.
Ollero es también uno de los principales impulsores de la primera Conferencia Nacional para la Atención al Paciente con Enfermedades Crónicas (CNAPEC) que se inaugura en Sevilla el próximo jueves. A ella asistirán decenas de especialistas de las distintas sociedades médico-científicas relacionadas con la pluripatología crónica. También participan las consejerías de Salud de Andalucía, País Vasco y Valencia y el Ministerio de Sanidad.
Rafael Bengoa, consejero vasco de Sanidad, es experto en atención a enfermos crónicos y uno de los pioneros españoles en abordar estos temas desde que fuera director de Sistemas de Salud de la OMS. A él le corresponde la autoría del primer documento que estudia a los crónicos desde una perspectiva global: Estrategia para afrontar el reto de la cronicidad en Euskadi. "Se trata de crear un nuevo marco de trabajo para nuestro sistema sanitario", explica, "en el que los profesionales de la salud piloten la experimentación y los cambios, mientras la jerarquía les facilita los recursos para conseguirlos". Algo así como darle la vuelta al sistema que huiría de "la tentación a centralizarlo todo", apunta Bengoa, para trasladar el protagonismo al paciente y a los profesionales que le atienden.
Lo cierto es que actual sistema sanitario podría hacer agua en cualquier momento; pensado para solventar casos agudos, no crónicos, ahora resulta inservible, aseguran los expertos. De ahí que en la Declaración de Sevilla para la atención al paciente con enfermedades crónicas -documento en borrador todavía, al que ha tenido acceso EL PAÍS-, se proponga una acción política común de todo el Estado en torno a este tema a la vez que se pide que se considere estratégico en el devenir del Sistema Nacional de Salud.
Las tres patas sobre las que se asentaría esta revolución sanitaria son el paciente, la organización y las nuevas tecnologías. El paciente ha de ser reconocido como agente principal de su salud. En un futuro no lejano, cada persona con alguna patología crónica va a tener un lugar en Internet (una web, quizá) desde el que gestionará el día a día de su salud junto a los profesionales que le atienden. "Porque él es el protagonista principal de su enfermedad y de él y su actitud dependerá mucho la evolución de la misma", concluye Domingo Orozco, vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semiFYC), que, con Ollero, es el organizador de esta primera CNAPEC.
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