Detectar el alzhéimer antes de que aparezcan síntomas
La Fundación Maragall impulsa un estudio con más de 20.000 personas
En 2050, con el envejecimiento de la población, se prevé que habrá 45 millones de enfermos de alzhéimer en el mundo. Hay muchas investigaciones en marcha sobre sus causas, pero la complejidad de la enfermedad y la premura de encontrar terapias efectivas hace necesario que los científicos se alíen. Investigadores europeos y norteamericanos van a unir esfuerzos en un ambicioso proyecto en el que se prevé reclutar a más de 20.000 personas, hijos o nietos de enfermos de alzhéimer que ahora tengan entre 20 y 50 años. El objetivo es identificar biomarcadores para poder diagnosticar la enfermedad mucho antes de que aparezcan los síntomas. Se trata de detectarlo en la fase más temprana posible para aplicar tratamientos que retrasen al máximo su aparición.
Ahora los primeros síntomas suelen diagnosticarse con más de 50 años
El proyecto nacerá en España, de la mano de la Fundación Pascual Maragall, en colaboración con uno de los mayores expertos en la enfermedad de todo el mundo, Zaven Khachaturian, neurobiólogo, investigador y diseñador principal de los programas contra la enfermedad del Gobierno de Estados Unidos. También creó la Fundación Nancy y Ronald Reagan contra el Alzhéimer. Actualmente dirige en Estados Unidos otra fundación financiada por los familiares de un empresario millonario, The Lou Ruvo Brain Institute de las Vegas, un increíble edificio en medio del desierto de Nevada, diseñado por el arquitecto Frank Gehry, donde se realizará una labor asistencial e investigación.
Khachaturian explica que para curar el alzhéimer sería necesario sustituir las neuronas perdidas y restablecer sus conexiones tal y como eran. Algo no imposible, pero complicado. La estrategia más efectiva será encontrar formas de prevenir la pérdida de células nerviosas antes de que aparezcan los síntomas, afirmó durante las jornadas organizadas por la Fundación Maragall, con la colaboración del grupo SAR, en Barcelona. Para ello, hay que detectarlo cuanto antes.
Actualmente, los diagnósticos más precoces se pueden hacer en algunas personas a los 50 años, si los síntomas son ya evidentes. Cuanto antes se identifica, mejor funcionan los medicamentos que actualmente existen para paliar sus síntomas, aunque sólo son efectivos entre uno y dos años y no evitan la muerte neuronal.
Los científicos creen que, aunque no haya síntomas, los cambios biológicos empiezan antes, probablemente en la juventud. Si se conociesen mejor, la enfermedad se podría detectar y actuar antes de que empezase la pérdida de neuronas y conexiones. "Necesitamos tecnología para detectar el riesgo a los 20 o 30 años", según el investigador. El siguiente paso será diseñar fármacos que eviten o ralenticen de forma temprana el proceso.
Uniendo esfuerzos entre investigadores de todo el mundo se espera recoger cada año muestras biológicas e imágenes del cerebro de miles de individuos, observar cambios fisiológicos, ver qué influencia tiene la genética y concluir qué tienen en común quienes acaban desarrollando la enfermedad. Probablemente, los biomarcadores que se acaben utilizando serán "análisis de sangre para detectar ciertas proteínas, y técnicas de imagen para observar la conectividad neuronal", explica el investigador. "Nuestra meta es llegar a prevenir la enfermedad en el 2020", añade.
Mantener una vida intelectual activa también retrasa la aparición de los síntomas de la enfermedad, tal y como demostró otro estudio poblacional de referencia con 678 monjas de un mismo convento en Estados Unidos, de quienes se recoge todo tipo de datos desde 1986 hasta la actualidad. Khachaturian decidió financiar el estudio cuando dirigía el programa estadounidense contra el alzhéimer.
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