Bebés raquíticos pese a la opulencia
La falta de vitamina D en la lactancia y la sobreprotección solar explican el fenómeno
Hasta los 11 meses, Aleanie Remy-Marquez podría haber salido en un anuncio de lactancia materna. Cogió el pecho con facilidad, se estuvo alimentando casi exclusivamente de leche de su madre seis o siete meses y comía poca cosa más incluso después de ese tiempo. Estaba atenta a todo, era precoz y se desarrolló a una velocidad sorprendente: se sentaba a los cuatro meses y empezó a andar a los ocho.
Pero cuando Aleanie comenzó a poner peso sobre sus pies, su madre se dio cuenta de que las piernas se le estaban curvando en forma de arco por debajo de las rodillas. Los médicos le diagnosticaron raquitismo por falta de vitamina D, un ablandamiento de los huesos que surge cuando los niños no consiguen suficiente cantidad de este nutriente, un ingrediente crucial para la absorción del calcio y la construcción de los huesos y la única hormona vital de la que la leche materna no suele proporcionar la cantidad necesaria.
La enfermedad provoca que las piernas del niño se arqueen
Los especialistas creían que la leche materna era una comida completa
"Creí que estaba haciendo lo mejor para ella", comentaba Stephanie Remy-Marquez, de Hyde Park, Massachusetts, después de que las pruebas demostraran que su hija no tenía ninguna cantidad de vitamina D que se pudiera detectar. Las radiografías de las muñecas y las rodillas del bebé mostraban los bordes de los huesos y las placas del crecimiento difusos y desgastados en lugar de nítidos y fuertes. "Se supone que la leche materna es una comida completa, con el postre y la bebida incluidos", añade Remy-Marquez. "Creía que era el cóctel perfecto".
El caso de Aleanie era lo suficientemente raro como para que se escribiera sobre él en la revista Clinical Pediatrics en mayo, pero en los últimos años se han publicado varios informes parecidos. Algunos expertos temen que la carencia de vitamina D, que puede ser asintomática, podría ser más habitual de lo que los pediatras piensan, y que el raquitismo -considerado como una plaga del siglo XIX que se había eliminado con el refuerzo de la leche- esté pasando inadvertido.
Los médicos saben desde hace más de un siglo que alimentar al bebé sólo con leche materna puede estar asociado con la carencia de vitamina D y con el raquitismo, y que dicha condición se previene con facilidad y se trata con unas gotas de vitaminas nada caras o con aceite de hígado de bacalao. Pero los médicos son reacios a decir cualquier cosa que pueda desalentar la práctica de dar el pecho, absolutamente beneficiosa para la salud del bebé.
Ahora, algunos investigadores están relacionando también la carencia de vitamina D con otras enfermedades crónicas, como la diabetes, los trastornos del sistema autoinmune e incluso el cáncer, y algunos han pedido que se incluyan análisis de sangre de los niveles de la vitamina D en las revisiones.
"Estoy totalmente a favor de dar el pecho, y creo que la leche materna es el alimento perfecto y la forma más sana de alimentar a un bebé", asegura Catherine M. Gordon, directora del programa de salud ósea del Hospital Infantil de Boston y autora de varios estudios sobre la carencia de vitamina D, incluido el caso de Aleanie. "Sin embargo", añade, "estamos encontrando a muchas mujeres que presentan una carencia de vitamina D y, por tanto, su leche presenta también dicha carencia, así que muchos bebés no pueden mantener los niveles adecuados. Pueden empezar sus vidas con una carencia de vitamina D y luego mantienen la falta si se alimentan exclusivamente con leche materna".
Algunos médicos y representantes de la sanidad pública señalan que se podrían estar dando las condiciones para que el raquitismo vuelva a aparecer: a cada vez más bebés se les da el pecho durante periodos más largos, los niños beben cada vez más zumos o refrescos y menos leche y se pasan cada vez menos tiempo expuestos a la luz solar, lo que permite que la piel sintetice la vitamina D.
Los niños de piel oscura, como Aleanie, que es afroamericana, parecen presentar aún mayor riesgo de raquitismo porque no sintetizan la vitamina D a través de la piel con la misma facilidad que los de piel clara.
La solución, explica Gordon, no es dejar de dar el pecho, sino darles a los bebés que se alimentan de leche materna gotas de vitaminas como suplemento, tal y como recomienda la Academia Estadounidense de Pediatras. En 2003, la academia publicó unas directrices en las que recomendaba que se les dieran a los bebés 200 unidades internacionales de vitamina D al día.
La falta de sol también afecta a los huesos
La carencia de vitamina D puede no ser aparente de inmediato, a pesar de afectar al crecimiento, a los músculos y a la mineralización de los huesos, declara Craig Langman, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina Feinberg en Chicago. "Es como si se te acercara sigilosamente", añade. "Lo peor que te puede pasar es que tengas el depósito de gasolina vacío y no te funcione el coche; entonces tienes raquitismo. Pero a niveles muy bajos de gasolina, el coche no funciona muy bien y empiezas a tener una pérdida intermitente de potencia y ese tipo de cosas. Por tanto, puede que no estés formando los huesos lo suficiente durante la infancia". Una reciente revisión de 14 estudios, realizada por investigadores del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano y publicada en The Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine en junio, revelaba que la carencia extrema de vitamina D era poco común en EE UU, pero que hasta un 78% de los bebés alimentados con leche materna que no recibían un suplemento en invierno presentaban dicha carencia.
Entretanto, el número de artículos que describen casos de raquitismo nutricional en bebés y niños pequeños en EE UU ha ido aumentando en la última década. Hay una mayor probabilidad de que los pacientes sean afroamericanos y de piel oscura y que se hayan alimentado sólo de leche materna durante un periodo largo de tiempo, sin suplementos de vitaminas. Los porcentajes suelen ser mayores cuando hay menos luz solar.
En un estudio llevado a cabo de los niveles de vitamina D en 365 bebés y niños pequeños, el 40% tenía niveles bajos y el 12% presentaba una carencia. Aunque está por demostrar qué niveles se consideran "deficientes", un niño pequeño de los del estudio resultó tener raquitismo, 13 tenían signos de pérdida ósea y tres presentaban cambios en los huesos provocados por el raquitismo. El estudio, publicado en The Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine en junio, señalaba que dar el pecho sin suplemento alguno era un factor de riesgo considerable.
"La leche humana tiene muy poca vitamina D, está claro. No cabe duda", asegura Frank Greer, profesor de pediatría en la Facultad de Medicina y Sanidad Pública de la Universidad de Wisconsin y presidente del comité de nutrición de la Academia Estadounidense de Pediatría. "Históricamente es probable que la consiguiéramos gracias al sol, pero ahora le tenemos miedo al sol y no salimos tanto".
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