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Reportaje:

España frente al desafío económico

El décimo aniversario del euro coincide con una de las situaciones económicas más negativas que España recuerda y con una Unión Europea que no ha encontrado los mecanismos adecuados para responder a la difícil situación financiera.

Durante sus primeros años de vida, el crecimiento económico y la generación de empleo fueron especialmente intensos en España, y nada hacía prever que la coyuntura económica se convertiría en un reto prioritario tanto en España como en la Unión Europea.

Esta situación a la que el euro se está enfrentando ha puesto de manifiesto que la gestión ineficiente de los recursos, la descoordinación fiscal, el exceso de burocracia, la complejidad de las normas y la dificultad para adoptar rápidas decisiones son una barrera que lastra el crecimiento, la inversión y la competitividad de los mercados europeos.

Trabajadores, empresarios y políticos deben pasar a la cultura de las obligaciones, el esfuerzo y el sacrificio

Hace unas semanas, los principales líderes europeos alcanzaron un acuerdo que, si se gestiona bien, podría ser la base que permita recuperar la estabilidad financiera. Es un paso importante que también comporta un desgaste político que debería acelerar la convergencia de los distintos países que componen el área del euro y facilitar su integración y coordinación en todos los ámbitos económicos, y no solo en los que hace referencia el acuerdo, que son el aspecto financiero y las políticas presupuestarias.

Este décimo aniversario del euro coincide también con un nuevo Gobierno en España. En esta nueva etapa política existe la oportunidad de afrontar las reformas necesarias con la profundidad y el rigor que el contexto actual demanda, y poder retornar a una senda de crecimiento más consistente.

Temas como el desempleo, la situación financiera, el marco fiscal, la eficiencia de la Administración, la educación o la financiación de los servicios públicos requieren de un gran acuerdo nacional en el que intervengan instituciones públicas, empresariales y sociales, de modo que se consensúen esas medidas tan difíciles de tomar, pero a la vez imprescindibles para devolver a este país la confianza que necesita.

Desde el Instituto de la Empresa Familiar hemos planteado durante los últimos años la necesidad de abordar reformas en diferentes ámbitos, muchas de las cuales han sido recogidas por el nuevo presidente del Gobierno en el reciente debate de investidura. En primer lugar, la reducción del déficit público mediante la reorganización de las administraciones, delimitar bien sus competencias y controlar el gasto público en general. Algunas medidas concretas en este sentido deberían ir orientadas a evitar la superposición de funciones o considerar la venta de activos improductivos.

En segundo lugar, hay que combatir el desempleo, y para ello se debe también afrontar una reforma laboral con medidas más profundas y ambiciosas que nos permitan ser más competitivos y tener un marco que favorezca la creación de empleo. Así, se debe reconsiderar la negociación colectiva, facilitando y simplificando el contrato indefinido y el de tiempo parcial, y combatiendo el absentismo injustificado.

En tercer lugar, resulta urgente acelerar la reestructuración del sistema financiero para restaurar la confianza de las instituciones financieras internacionales en los mercados españoles, y que, por tanto, pueda bajar el coste de financiación para el sector público y también para el privado.

Otras medidas convenientes son racionalizar la financiación del sector sanitario, buscando una mayor eficiencia de gestión y una mayor participación de todos los individuos, siempre en función de sus niveles de renta. También realizar una profunda reestructuración del marco fiscal, de modo que se incentive la inversión y la creación de empleo, y en ella se reconsidere el impacto que cada impuesto tiene en el desarrollo económico.

Para que todo esto sea posible, se requiere la creación de un clima de confianza que posibilite una mayor inversión. En este sentido, se debe potenciar el marco regulatorio para estimular la aparición de nuevos empresarios.

Estamos seguros de que la adopción de estas reformas tendría un efecto inmediato en la economía y sería un factor clave para recuperar la confianza en nuestro país, tanto de los inversores internacionales como de nuestros propios consumidores.

Está claro que todas estas medidas requieren sacrificios, pero hemos de ser conscientes de que todos hemos de aportar mayores esfuerzos, los empresarios trabajando mucho más y, en la medida de lo posible, buscando nuevos mercados en el exterior. Los trabajadores, mentalizándose de que tienen mucha más responsabilidad y, por ello, haciendo un esfuerzo suplementario, y los políticos, asumiendo que en este momento lo más importante y prioritario es sacar a este país de esta situación y, por tanto, anteponiendo este objetivo frente a cualquier otro.

Se ha de pasar a la cultura de las obligaciones, del esfuerzo y el sacrificio, pero este país tiene un potencial económico que ha demostrado en los años anteriores y que ha de servir de base para desarrollar y consolidar el futuro.

Isak Andic es presidente del Instituto de la Empresa Familiar.

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