Jackson, en el limbo
En su première mundial londinense en noviembre, The lovely bones, el regreso de Peter Jackson a su pasado de criaturas celestiales después de su trilogía de los anillos, fue recibida con las peores referencias posibles. "En su desesperada búsqueda de estilo se inspira en todo lo que va de Crepúsculo a Los teletubbies, pasando por el arte más chusco de decorar caravanas en los años setenta. Y en el proceso pierde toda sustancia. Deja al espectador en un limbo igual de tortuoso que el de la protagonista", llegó a sentenciar una crítica del Washington Post. Y es verdad que su visión colorida y mona del cielo tiene algo de los coletazos homo-kitsch de la serie de Twinky Winky. "No la entendieron", se defiende Peter Jackson durante la promoción de la película en Madrid. "Espero que en España, que es el país del surrealismo y de Buñuel, se aprecie mejor", dice, mientras sorbe tranquilamente una infusión.
—Es posible. Aquí triunfó mucho una película llamada Camino. ¿La ha visto?
—No. ¿De qué va? —pregunta, y deja de sorber.
—Es la historia de una niña que sufre un calvario similar al de la niña a la que usted manda al limbo en su película y, sobre todo, que tiene visiones muy parecidas a ella. Aunque con un contenido religioso más intenso.
—Ganó muchos premios —apunta la traductora.
—¿De verdad? Me interesa. ¿Me das la referencia?
Apuntado queda en la Moleskine. The lovely bones es la adaptación al cine de la novela homónima de Alice Sebold (en España se editó bajo el título Desde mi cielo). En ella, Susie Salmon, una prepúber suburbana interpretada por una inmensa Saoirse Ronan, relata su violación y asesinato a manos de un psicópata (Stanley Tucci) y su posterior lucha por descansar en paz desde la tumba. Todo esto narrado bajo una aséptica óptica para todos los públicos. "Hay cosas que me gustaron de la novela y otras que no", defiende Jackson. "Cogí lo que me gustó, y con eso hicimos el guión". La producción supone un espectacular alarde técnico que recrea el mundo onírico-celestial-post mortem de su protagonista. Un alarde que sella la primera cinta rodada por el neozelandés en Estados Unidos. Con todo lo que conlleva.
"No estaba acostumbrado a tantas atenciones. Tenían una persona para hacer cada cosa. No podía ni coger una silla, ya había alguien pendiente de hacerlo por mí". Tanto agasajo pudo influir en el resultado final. Su incursión norteamericana no convenció ni a los defensores de la novela, ni a la Academia de Hollywood (que tan sólo la ha nominado a un Oscar, para Stanley Tucci por mejor actor de reparto), ni, sobre todo, a los fans del realizador de obras cumbres como Braindead, Mal gusto o, claro, la trilogía más famosa a este lado de la Tierra Media. "Esas películas están bien, pero he hecho más cosas después. Como producir, que es algo que me gusta mucho. He evolucionado, y lo único en lo que pienso es en seguir haciéndolo", comenta despreocupado.
Al terminar el encuentro, en el que Jackson también comentó jocosamente que el único secreto para perder kilos a lo bestia es comer bien y no rodar la trilogía El señor de los anillos, la traductora sale disparada de la sala y aborda a los responsables de prensa de su distribuidora en España: "Hay que comprar Camino, de Fesser, para Peter".
The lovely bones se estrena hoy en España.
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