Estética y subjetividad
No hay dos individuos en una misma ciudad, ni siquiera en un mismo país o continente, que hayan vivido el mismo año 1979 y que se pongan de acuerdo en sus aspectos fundamentales. De alguna manera, todos hemos gravitado hacia la órbita de 1969, de 1989, y casi lo estamos haciendo desde el cambio de década en torno a 2011. Pero lo que ocurrió en 1979 -las revoluciones nicaragüense e iraní, la invasión soviética de Afganistán, la consolidación del posmodernismo en lo cultural, o el invento, por parte de Foucault, del concepto de la biopolítica- no fueron episodios de molinos de viento; al contrario, podemos echar la vista atrás y verlos con gran respeto y considerable ironía.
El visitante acogerá 1979. Un monumento a instantes radicales con verdadero entusiasmo, una actitud entre la extrañeza y la familiaridad, y la sensación de que la ciudadanía ha formado parte, al margen de los Estados, muy directamente de los momentos más estelares -y también abyectos- de la humanidad. Esta exposición es modélica, tanto por la labor de su comisario, Carles Guerra, como por el juego multiforme de lo sensible, por utilizar un concepto de Rancière, quien propone pensar una estética desde la subjetividad. Lo que prima aquí es la imagen, democrática y juguetonamente exhibida en vitrinas y paredes, mientras se nos habla del mundo y de nosotros mismos a través de cientos de fotografías y documentos, películas, datos, canciones y objetos... Y todavía queremos saber más de aquel año, leer o releer La estética de la resistencia, escrita por Peter Weiss entre 1975 y 1989, y comprobar que algunos monumentos literarios, como el del dramaturgo alemán, se levantaron sobre un mar de documentación.
1979. Un monumento a instantes radicales
La Virreina. La Rambla, 99. Barcelona
Hasta el 12 de junio
Imposible resumir en pocas líneas lo que nos ofrece este ensayo histórico, tan abierto como riguroso. Podemos destacar el famoso óleo de gran formato La huelga (1886) de Robert Koehler, uno de los iconos del movimiento obrero que aparece en el ensayo de Weiss; la reproducción de la fotografía Madre inmigrante de Dorothea Lange, colgada al lado de otra fotografía de esa misma mujer, ya "acomodada" en el jardín de su casa con sus hijas, hecha en 1979 por Bill Ganzel. O la enigmática película de Marguerite Duras sobre el París nocturno, la romántica de Lars Laumann que relata la "boda" de una mujer con el muro de Berlín y su posterior enviudamiento tras el derrumbe, en 1989. Los retratos a lo Pollock de Lenin y George W. Los periódicos manipulados sobre la revolución iraní de Marine Hugonnier, el despliegue de las fotografías documentales de Susan Meiselas sobre la revolución sandinista, la película de animación con las ilustraciones de Delirious of New York, realizada por la esposa de Koolhaas, o las imágenes del movimiento feminista expuestas junto a otras que se publicaron en Interviú, de Colita. Todo un aprendizaje.
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