Disturbios

NARRATIVA. J. G. Farrell (1935-1979) nació en Liverpool de ascendientes irlandeses. Es conocido por su trilogía histórica del ocaso del Imperio Británico, cuya segunda entrega (El sitio de Krishnapur) ganó el Booker en 1973. Pero la obra que se considera su mayor logro es Disturbios, la primera novela de la serie, de 1970. Es una novela extraña, trufada de humor y melancolía, que a través de las vicisitudes del protagonista, el comandante Archer, narra la sorda guerra civil iniciada en 1919 entre el Sinn Féin y el Ejército británico. Archer, sobreviviente de las trincheras de Flandes, tiene la ingenuidad de los personajes de Chesterton y la rectitud colonial de los de Kipling, con un toque cómico de Wodehouse. Viudo sin haberse casado, queda varado en el naufragio del hotel Majestic, frente al mar de Irlanda. Desaparecida su novia, por la que ha viajado a Kilnalough, se enamora de Sarah, una católica, y entonces se convierte en "viajero en un país sin cartografiar". Ese país es el Majestic y la tierra que le rodea, que nunca ha llegado a ser británica. Personajes variopintos como Edward y sus gemelas, las ancianas que viven entre la polilla y cientos de gatos, jugando al whist sin quererse ir de un hotel que parece más bien un asilo abandonado, el decrépito servicio y el enemigo, los invisibles irlandeses sediciosos, crean una atmósfera que en sus primeras cien páginas es de veras hilarante. La fatalidad de Archer se confunde con la del Imperio y Farrell la muestra con una suave ironía y una lucidez un tanto amarga. Como apunta John Banville en el prólogo, el libro resulta "dolorosamente divertido". La fiesta fantasmal que jalona la novela deja el sabor nostálgico de una resaca y uno comprende entonces el destino de este original novelista, devorado por un golpe de mar cuando pescaba (ocupación que le obsesionaba al final más que la escritura) sobre las rocas de la costa irlandesa.