La familia gitana repudiada pasa su primera noche en La Arboleda
Unos 200 vecinos protestan contra el realojo frente a la vivienda
Tras meses de polémica, ayer se consumó el realojo de una familia de etnia gitana proveniente de Sestao en La Arboleda. Los vecinos de este pueblo integrado en el municipio de Trapagaran no les quieren como vecinos por su supuesta conflictividad. La mitad de ellos, unos 200, salieron a la calle con pancartas para mostrar su repudio. Los distintos colectivos que ayer arroparon a la familia en su primera noche en esta localidad de pasado minero e inmigrante creen que detrás de la repulsa hay "racismo puro y duro".
Estaba previsto que los realojados entrasen en su casa a mediodía. Finalmente, lo hicieron pasadas las seis de la tarde. Alguien había tapiado la puerta y cortado la luz y hubo que avisar a un cerrajero y a un técnico de Iberdrola. Afuera, los vecinos aguardaban con pancartas en las que se leían frases como "La Arboleda dio riqueza y nos devolvéis miseria". La Ertzaintza se interponía entre ambos grupos.
La puerta de la vivienda que iba a ocupar la familia apareció tapiada
El presidente de la asociación de vecinos, Iñaki Zamarripa, negó tanto las acusaciones de racismo como el derecho de la familia a establecerse en un bloque de protección oficial: "Nos parece un insulto a la clase trabajadora. Los derechos tienen que venir acompañados de obligaciones y esta familia no trabaja". Los realojados, que hasta ahora han vivido en un hostal pagado por Sestao Berri (la sociedad que promueve la regeneración de esa ciudad), tienen un hurto de poca monta como único antecedente penal.
Eduardo Motos, de la Asociación de Gitanos de Barakaldo, expresó allí la preocupación de la familia -"no sabemos como va a terminar esto"-, pero también su determinación a ocupar la vivienda que les ha concedido el Gobierno vasco. SOS Racismo recordó que la pareja de la polémica tiene cinco niños. "¿En qué condiciones van a ir ecolegio?", se preguntaba un portavoz, que exigía al PSE "responsabilidad, porque el Ayuntamiento de Trapagaran, no ha hecho lo suficiente para favorecer la convivencia". Este periódico trató ayer sin éxito de contar con la versión del consistorio.
La Diputación de Vizcaya defendió ayer las últimas expulsiones de jóvenes tutelados por la institución foral que se hacían pasar por menores de edad. El diputado de Acción Social, Juan María Aburto, afirmó que se han hallado hasta 40 casos sospechosos de tener más de 18 años. "Alguno tenía 28", apuntó ayer ante las Juntas Generales.
Aburto compareció para explicar lo ocurrido en marzo, cuando la Diputación informó a la Fiscalía de sus sospechas de que entre los menores que atendía había mayores de 18 años, lo que motivó que el fiscal abriera 16 órdenes de expulsión. Explicó que la protección a la infancia incluye a los menores extranjeros, con la barrera de la mayoría de edad. "No se puede consentir que los adultos convivan con menores en un recurso de protección".
El diputado foral vizcaíno expuso que, mayoritariamente, procedían del África subsahariana, con un pasaporte que reflejaba su minoría de edad pero una fisonomía que indicaba lo contrario. Las sospechas llegaron a los 40 casos y, "como era mi obligación", puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía de Menores y la Brigada de Extranjería. Entonces, siete de los jóvenes se marcharon.
Aburto informó de que ahora se atienden en Vizcaya a 365 menores extranjeros y volvió a defender el reagrupamiento familiar.
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