El absentismo cuesta a Sanidad 28,5 millones
Osakidetza se plantea incentivar económicamente a los trabajadores que no cojan bajas
El absentismo laboral le costó al Servicio Vasco de Salud-Osakidetza alrededor de 28,5 millones de euros en 2005 y cada año crece. Con relación a 2004 fueron 3,5 millones de euros más. En este concepto de absentismo se incluye la prestación obligatoria que, como empresa, Osakidetza abona para los casos de baja por enfermedad. Además de la prestación obligatoria establecida por la Seguridad Social que no cubre el 100% del salario, el Servicio Vasco de Salud incluye un complemento para alcanzarlo. El índice actual de absentismo de Osakidetza, la mayor empresa por plantilla de Euskadi, es del 12%. "Es un nivel insoportable y que traerá consecuencias a corto plazo", vaticinan desde su dirección.
"Cómo no vamos a primar al que nunca cae de baja si lo haría cualquier empresa", dice Osakidetza
El índice de absentismo ronda el 12% y en algunos colectivos dobla a las tasas de las empresas privadas
El absentismo laboral en Osakidetza va a más y su coste amenaza con convertirse en "insoportable" para la organización del servicio, según su director de Recursos Humanos, José Andrés Blasco. En 2005, el coste económico de las bajas por enfermedad ascendió a cerca de 28,5 millones de euros, 3,5 más que en 2004. Se trata de los últimos datos disponibles y con los que Osakidetza trabaja para realizar un diagnóstico y buscar medidas para atajar la situación.
En 2006, 12 de cada 100 trabajadores cogieron la baja en algún momento. El índice de absentismo ha crecido un 33% desde el año 2000 y en algunas categorías profesionales dobla a las tasas habituales en la empresa privada. En horas, los médicos perdieron 425.066 por baja por enfermedad en 2005; las enfermeras 1.257.260 (se trata del colectivo más numeroso) y las auxiliares de enfermería un total de 1.155.310.
Si al absentismo por enfermedad se suma el general, que recoge los permisos por maternidad, cursos de formación, euskera, liberaciones sindicales y otro tipo de ausencias justificadas, el coste total se dispara hasta los 66,2 millones de euros.
La peculiaridad del Servicio Vasco de Salud es que tiene una retribución económica de las bajas por enfermedad mucho más ventajosa que cualquier otra empresa. A la prestación obligatoria a la que debe hacer frente como empresa que es, se añade un complemento hasta alcanzar el 100% del salario del trabajador que ha caído enfermo. De esta forma, en ese complemento paga, por ejemplo, hasta las guardias que un médico que está enfermo le hubiera correspondido realizar. Lo mismo ocurre en el caso de que una enfermera que le toque turno de noche no acuda por estar de baja. Osakidetza le abona el plus íntegro correspondiente al turno de noche. Según Blasco, este sistema "incentiva" que los trabajadores cojan la baja con más facilidad.
Reconoce que se trata de una conquista social tanto de los empleados como del propio sistema sanitario, pero aboga por repensar el sistema para hacerlo viable en el tiempo. "El absentismo no sólo tiene el coste directo de lo que se paga a cambio de nada porque el trabajador se encuentra de baja. Si un médico está enfermo, se pospone la operación que estaba prevista y hay que contratar a otro profesional para que la haga. Si hay cinco enfermeras en la planta de un hospital y una se pone enferma, a lo mejor puedes pasar con cuatro algún día, pero no es lo habitual. Al dinero por la baja, hay que añadir el coste que supone el sustituto".
"Es una cuestión que chirría un poco", enfatiza Blasco en alusión al sistema de baja por enfermedad. "Aún reconociendo que se trata de un avance social muy importante alcanzado en el acuerdo de condiciones laborales de Osakidetza, tiene sus aspectos negativos. Tenemos unos niveles insoportables de absentismo, que crece continuamente. No sólo queremos ver la cuestión económico, sino algo más. Debemos poner en común el diagnóstico y los efectos sobre el absentismo con los sindicatos, pero sacándolo de la conflictividad de lo que es la negociación".
Una de las opciones que baraja Osakidetza es la modificación del sistema retributivo, aunque admite que es complicado de abordar. "Se trata de mejorar el sistema para elevar el rendimiento de la empresa. Hay que empezar a remover las conciencias. El entendimiento no se va lograr a corto plazo, de un día para otro. Los sindicatos defienden una posición absolutamente legítima. No queremos eliminar ciertas ventajas sociales. Nuestra voluntad es eliminar los problemas que genera el absentismo y que impiden crecer a Osakidetza. Y se trata de frenarlo entre todos".
El absentismo tiene una repercusión económica importante ahora, pero a corto plazo también tendrá sus efectos sobre la organización, augura Blasco. "Puede haber problemas para encontrar sustitutos en algunos colectivos profesionales. En estos momentos gestionamos la abundancia de recursos humanos, pero en breve no va a ser así. Podemos vernos con la necesidad de suplir la baja de profesionales y que no haya gente para suplirlas. Bien porque no hay o porque los que pueden cubrir la baja no les interese. De hecho tenemos ya problemas en atención primaria para sustituir médicos. Eso va ocurrir con otros colectivos".
Además de desincentivar la baja, el director de Recursos Humanos aboga por premiar económicamente y con un reconocimiento social a los trabajadores que menos días de trabajo pierdan. "Cuando un profesional se pone enfermo, tenemos el deber de atenderle y reconocer su trabajo. A lo mejor hay que pagarle más del 100% porque es un brillante profesional que nunca ha caído enfermo. Pero también tenemos al trabajador que pilla una gripe y en lugar de estar cinco días sin trabajar está 15. Tenemos que plantearnos todo, incluso pagar un plus económico a los trabajadores que no hayan cogido ni una baja en su carrera o durante un tiempo determinado, que es la mayoría de la gente. Cómo no vamos a primar eso si lo haría cualquier empresa".
Se trata de cambiar la imagen que existe en la sociedad sobre los trabajadores de Osakidetza, muchas veces relacionados con los males asociados al hecho de ser funcionario. "Se trata de trabajadores que viven lo peor de la sociedad, como accidentes de tráfico y muertes".
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