Estar 'on-line' o no estar
Una jornada intenta convencer a los negocios tradicionales y familiares de la necesidad de tener presencia en Internet
"Cada vez es más cierto eso de que si no tienes página web, no estás en el mercado". Sofía Mugarza, gerente de Gurekate.es reformula así el aforismo que dice que lo que no sale en Internet, "no existe". Su empresa de cocineros a domicilio forma parte del 19,7% de microempresas -pymes de menos de 10 empleados, la mayoría negocios familiares y de corte tradicional- que cuentan con una web propia. El dato, referido a Vizcaya -"pero similar a la media de toda España"-, lo aporta la Cámara de Comercio de Bilbao. Este organismo reunió ayer a parte de ese 80% restante con expertos en marketing y con emprendedores digitalizados, para convencerles de que, para sobrevivir, ellos también deben estar en la Red.
Menos de un 20% tiene página 'web' y sólo el 3% vende a través de la Red
Representantes de pequeñas firmas de servicios, distribución o mecánica agotaron el centenar de plazas disponibles en la sede de la Cámara. Manuel Fernández, propietario de una empresa de muebles y reformas hacía de portavoz de las dudas del auditorio: "¿Cuánto me cuesta hacer una web y qué beneficios me ofrece?". Al final se convencería de que no le queda más remedio. "No para vender on-line, sino para estar. Antes estábamos en buzones y en periódicos que ya no existen, como Mundoanuncio. Pero todo ha cambiado", decía.
"Los hábitos de los consumidores están variando muy rápido y esto contrasta con la escasa presencia en Internet de las pymes, las cuales suponen más del 90% de nuestro tejido productivo", explica Salvador Suárez, experto en marketing de Camerpyme -la iniciativa de las Cámaras para apoyar a las pequeñas empresas- y uno de los ponentes. Si menos del 20% está on-line, sólo un 3% tiene Internet como canal de ventas.
"En un momento de crisis como el actual, las empresas necesitan ampliar mercados y, si hay algo que permita hacerlo fácilmente, es Internet", señala Suárez. Precisamente por eso Mugarza, de 31 años, lanzó su negocio de catering en 2008 unido a Internet desde el primer momento: con un apellido puntocom y una web que sirve de "tarjeta de presentación". "En Bilbao el boca a boca funciona, pero a nosotros nos interesaba llegar más allá".
Suárez confirma que cuanto mayores son los empresarios, más recelos muestran hacia las nuevas tecnologías. Ayer, la media de edad la bajaban algunos hijos de propietarios de empresas, enviados "a enterarse". Era el caso de Sandra Aretxabala quien creía que una página y un canal de ventas en Internet añadiría un valor de "cercanía" a la clientela de su boutique familiar.
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