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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Todo un mundo por destruir

J. Ernesto Ayala-Dip

En La ley de la gravedad de lo que se nos habla es de un héroe muy de nuestro tiempo. Javier Mir Bonau es un hijo de familia acomodada cuyo trabajo consiste en la absorción y fusión de empresas. Las prendas de marca, lujosos restaurantes, vacaciones principescas, son moneda corriente en su mundo. Javier Mir es la quintaesencia de esa realidad. Joven y con todo el mundo por delante para destruir, aunque él todavía no lo sepa. Lo primero que tenemos que decir de esta novela es que está hábilmente desestructurada, dicho esto elogiosamente, de la misma manera que se puede afirmar que Sobre héroes y tumbas es la mejor novela desestructurada de la narrativa latinoamericana del siglo XX. En La ley de la gravedad conviven varias instancias narrativas, relatos omniscientes, autobiográficos, narración itinerante o bizantina, todo ello al lado de las presencias de Conrad, Dickens y los yuppies más feroces del novelista norteamericano Bret Easton Ellis. Hay una parte del libro, la segunda, que bien podría funcionar como un relato independiente. Todas estas características le dan fluidez y vida a la novela, le imprimen un ritmo que siempre resulta gratificante, y hasta cierto punto colaboran a apartarla de los diseños conformistas que la mayoría de los novelistas españoles actuales adoptan en sus obras. No hay, por tanto, una unidad estructural, pero eso no atenta nunca contra la novela en tanto artefacto de placer estético y vehículo de desmitificación social. Otra cosa es la unidad del héroe, que aquí sí se resiente. Javier Mir alcanza el milagro de una redención que él mismo programa. Pero puede que los lectores no estuviesen preparados para ese milagro. El héroe tenía todas las condiciones para encarnar él mismo el infierno que supone el mundo inhumano de las finanzas y la economía no productiva. Sin embargo, Ignacio Ribó lo traiciona y nos lo redime para nuestra decepción. Qué hacer con un protagonista que en menos de una hora se nos torna bondadoso, cuando su destino prometía las mayores tropelías morales. Así, resulta que estamos no ante un héroe ambiguo, sino ante la ambigüedad de un personaje que no llega nunca a reunir todas las sospechas morales necesarias para relatarnos con credibilidad el infierno que nos anuncia la contraportada del libro.

LA LEY DE LA GRAVEDAD

Ignacio Ribó Edhasa. Barcelona, 2002 425 páginas. 19,50 euros

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