Cuando el fin social prima sobre la rentabilidad
Steve Wozniak construyó el primer Apple I para compartirlo con sus amigos en el Homebrew Computer Club, pero fue su socio Steve Jobs el que tuvo la visión de que podría haber un mercado para su invento.
Y lo cierto es que desde hace décadas, Silicon Valley se ha definido por la tensión entre las ganas de compartir información de los tecnólogos y el ánimo de lucro de los empresarios.
Ahora surge un nuevo estilo de organización tecnológica "híbrida" que intenta definir una vía entre la filantropía y las tradicionales empresas lucrativas.
Se suelen definir como "empresas sociales", porque persiguen fines sociales en lugar de rentabilidad. Pero al contrario que la mayoría de los grupos sin ánimo de lucro, estas organizaciones generan una fuente sostenible de ingresos y no viven de la filantropía. Las ganancias se retienen y se invierten en lugar de ser distribuidas entre los accionistas.
Las nuevas empresas, como hicieron miles de pequeñas compañías en Silicon Valley antes, suelen empezar como pequeños grupos de personas muy motivadas con la meta de construir un producto o servicio.
Los ejemplos más conocidos son iniciativas como la Mozilla Corporation, que mantiene y desarrolla el navegador Firefox, y TechSoup, una organización que nació hace dos décadas para poner en contacto a los expertos en tecnología con grupos sin ánimo de lucro. Actualmente distribuye software comercial a grupos sin ánimo de lucro en 14 países (la misión de Mozilla es mantener la posibilidad de elegir y la innovación en Internet, algo que consideran un bien social).
En la mayoría de los aspectos, ambas empresas, con cientos de empleados, podrían calificarse de negocios florecientes. Las dos ingresan más de 30 millones de euros al año.
"Ahora se habla mucho de un tipo de organización totalmente novedoso que gira alrededor de las iniciativas sociales", explica James Fruchterman, presidente de Benetech, una incubadora sin ánimo de lucro basada en Palo Alto. "Muchas de estas iniciativas pueden dar dinero. Lo que pasa es que nunca darán lo bastante como para ofrecer las tasas de rentabilidad del capital de riesgo".
Brewster Kahle, que ha fundado con éxito diversas empresas de Internet, así como el Internet Archive, sin ánimo de lucro, afirma: "Si lo hacemos bien, creo que podría haber un impulso. La siguiente gran empresa de sistemas operativos podría ser sin ánimo de lucro".
El Internet Archive, que ejecuta web crawlers (programas que ordenan información almacenada en Internet) y ofrece la popular Wayback Machine, que permite a los internautas encontrar versiones anteriores de sitios web, ahora tiene dos proyectos autosostenibles. El primero es la digitalización de libros y el segundo es crear y mantener repositorios web para bibliotecas nacionales.
Kahle explica que está desarrollando un conjunto de principios que espera que ayuden a formalizar su idea de que existe un terreno intermedio entre los tecnólogos y los capitalistas.
TechSoup se dio cuenta de que lo que hacía podría ser un negocio hace ocho años, cuando comenzó a mandar una furgoneta por San Francisco para recoger software comercial donado para distribuirlo entre organizaciones benéficas. Actualmente la organización reparte productos de 32 empresas comerciales, como Cisco Systems, Microsoft y Symantec, entre unas 50.000 organizaciones anualmente a cambio de una pequeña tasa administrativa. "Intentábamos cubrir las necesidades de los organismos sin ánimo de lucro", explica Rebecca Masisak, co-directora de TechSoup.
Las empresas sin ánimo de lucro con ingresos no son nuevas ni se encuentran sólo en Silicon Valley, y actualmente existe un gran debate sobre si su estrategia es sostenible.
La nueva corriente de organizaciones rentables y sin ánimo de lucro centradas en la tecnología parece estar impulsada en parte por una serie de tendencias de microelectrónica que han causado conmoción en muchos sectores, desde el editorial hasta los de la música o el cine.
"La informática e Internet están abaratando el coste de tener una empresa", opina John Lilly, director general de Mozilla, el desarrollador del navegador que se subvenciona con los ingresos por publicidad del motor de búsqueda.
Eso combina bien con el fuerte espíritu social que tienen varias de las mejores empresas de Silicon Valley. "Durante muchas décadas, teníamos organizaciones no lucrativas que pensaban que las empresas eran malignas y la sostenibilidad, irrelevante", recuerda Debra Dunn, profesora adjunta en el Hasso Plattner Institute of Design de la Universidad de Stanford en California, que aconseja a los empresarios sociales. "Ahora se ha producido un cambio en el pensamiento empresarial. La gente dice 'Tengo dinero de sobra, pero me sigo preocupando'".
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