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La violencia en Gaza empaña el diálogo entre israelíes y palestinos

EE UU ofrecerá al presidente Bachar el Assad que Siria se sume a las negociaciones

Enric González

Las negociaciones de paz se solaparon ayer con la violencia. A mediodía, mientras Hillary Clinton se reunía con Benjamín Netanyahu en Jerusalén, aviones israelíes bombardeaban el extremo sur de la franja de Gaza, junto a la frontera egipcia de Rafah. Una persona murió y otras dos sufrieron heridas. El día anterior, martes, al menos nueve proyectiles, entre ellos dos de fósforo blanco, fueron disparados desde Gaza sobre la ciudad israelí de Ashkelón, sin causar víctimas.

La organización islamista Hamás, que domina Gaza, había anunciado que intensificaría sus ataques para complicar las negociaciones entre Israel y la Autoridad Palestina. A ese propósito se unió el domingo la indignación causada por la muerte de tres campesinos de Gaza, a los que un tanque disparó desde el otro lado de la frontera. Eran un hombre de 91 años, su nieto de 17 y otro hombre de 21. Según la versión del Ejército israelí, una de las víctimas recogió del suelo un lanzamisiles que alguien había abandonado tras usarlo. "Eso hizo que la tripulación del blindado confundiera a civiles inocentes con terroristas", explicó el general Eyal Eisenberg, comandante de la división israelí que se ocupa del bloqueo terrestre de la franja.

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No parece que sea Hamás, sino la Yihad Islámica, quien dispara sobre Ashkelón. Pero las autoridades israelíes atribuyen la responsabilidad al Gobierno de Hamás. Los bombardeos de ayer se centraron en los túneles que comunican Gaza con Egipto y a través de los cuales Hamás hace entrar en la franja productos de consumo y armamento. Según Israel, en las últimas semanas los túneles son utilizados por grupos armados que salen de Gaza e intentan penetrar en Israel a través del Sinaí para realizar atentados.

La intensificación de la violencia en Gaza, y la alerta lanzada en Jordania acerca de la posible preparación de un atentado inminente en la ciudad costera de Áqaba, imprimieron un tono más tenso a las conversaciones israelo-palestinas. A la crispación ambiental contribuyeron las decenas de colonos que se congregaron en torno a la residencia del primer ministro en Jerusalén, mientras se celebraban las reuniones en el interior, para exigir con gritos y pancartas el cese de las negociaciones y la reanudación inmediata de la construcción de asentamientos en los territorios ocupados.

Netanyahu recibió en su residencia oficial al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, con la bandera palestina izada junto a la israelí y la estadounidense, lo que implicaba un tratamiento de jefe de Estado. La jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, se mostró optimista a su llegada y afirmó que se estaba entrando en materia. Pero Netanyahu repitió ante Abbas lo que ya había dicho el día anterior en la reunión de Sharm el Sheij, la moratoria sobre la construcción de colonias en Cisjordania no será renovada y tras su expiración, el 26 de septiembre, se volvería a construir. Abbas considera que eso supone profundizar en la ocupación y no puede seguir negociando bajo esas circunstancias.

Abbas dijo, desde que se anunciaron las negociaciones directas, que abandonaría inmediatamente la mesa si no se prorrogaba la moratoria. No parece, sin embargo, que pueda hacerlo por el momento. La Autoridad Palestina ha sido informada de que el presidente de EE UU, Barack Obama, no apreciaría en absoluto un desaire en vísperas de las elecciones legislativas de noviembre. La delegación palestina ha asumido que debe contemporizar y examinar posibles contraofertas israelíes, durante las próximas semanas. Las conversaciones siguen celebrándose con discreción y sin que trasciendan los temas abordados, una de las condiciones impuestas de antemano por Estados Unidos.

Obama ha apostado buena parte de su prestigio diplomático en este proceso. Su enviado especial a Oriente Próximo, George Mitchell, viajará en los próximos días a Siria, país aliado de Irán y copatrocinador de Hezbolá y de Hamás, organizaciones a favor de la destrucción de Israel, para informar al presidente Bashar el Assad sobre el desarrollo de las negociaciones entre israelíes y palestinos y para ofrecerle la opción de sumarse al plan de paz. Se baraja la posibilidad de que Siria e Israel vuelvan a hablar de los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel desde 1967, con la mediación de Turquía.

Benjamín Netanyahu (izquierda), Mahmud Abbas y Hillary Clinton se reúnen en Jerusalén.
Benjamín Netanyahu (izquierda), Mahmud Abbas y Hillary Clinton se reúnen en Jerusalén.EFE

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