La vieja guardia revolucionaria quiere dirigir la apertura económica en Cuba
En plena crisis, el primer congreso comunista en 14 años solo ensalza al régimen
Continuismo, sin duda: de los históricos, de los militares y del imaginario revolucionario y socialista. Y a la vez, el esperado respaldo del Partido Comunista Cubano (PCC) al proceso de cambios de Raúl Castro, que lentamente abrirá el país a la iniciativa privada y al mercado en el intento de hacer sostenible el sistema.
La clausura del VI Congreso del PCC no pudo ser más simbólica: con los delegados en pie cantando la Internacional y Fidel Castro, muy frágil y en chándal, levantando el puño de su hermano, que acaba de ser elegido Primer Secretario. Alrededor de ambos, el nuevo Buró Político del PCC, de 15 miembros, conformado mayoritariamente por generales e históricos que acompañarán a Raúl, de 79 años, en una reforma que es todavía una incógnita, oficialmente denominada "actualización del modelo".
La aparición de Fidel Castro en la sesión de clausura fue recibida con una ovación de los 1.000 delegados comunistas que sonó, ahora sí, a despedida política. El ex mandatario, de 84 años, mostró mucha dificultad para caminar y no dijo palabra, solo arropó con su presencia a su hermano. Horas antes, el propio líder comunista había dado a conocer su renuncia en un artículo aparecido en el diario Granma en el que reiteró que tras su enfermedad, en julio de 2006, nunca trató de ejercer responsabilidad alguna.
"Raúl conocía que yo no aceptaría en la actualidad ningún cargo en el Partido", aseguró, tras dar a conocer que días antes su hermano le había mostrado "por propia iniciativa" el Informe Central al VI Congreso. En dicho documento, Raúl hizo duras críticas al aparato del PCC por su exceso de burocracia y resistencia a los cambios, y afirmó que por "los errores cometidos" no había relevo "preparado" para suceder a los históricos.
El ex mandatario expresó su apoyo al mencionado informe, y en especial a la propuesta de limitar a un máximo de 10 años "el desempeño de altos cargos políticos y estatales fundamentales" a partir de ahora. Raúl volvió a esta idea al clausurar el VI Congreso, y tras ser elegido Primer Secretario consideró esta como su "última tarea". La "misión principal" de su cargo, aclaró, es trabajar para "defender" y "perfeccionar el socialismo, y no permitir jamás el regreso del régimen capitalista".
Al mismo tiempo, dijo que no renunciará a "hacer los cambios que hagan falta", al ritmo que "demanden las circunstancias" y "sin poner en riesgo" la unidad de la nación. Volvió a mencionar el plazo de "un quinquenio" para "desplegar" la mentada "actualización del modelo", que pretende mantener la planificación socialista como pilar del sistema económico junto a mayores espacios para el mercado y la iniciativa privada, algo que no parece sencillo de lograr. Sobre apertura política, nada de nada.
Raúl Castro dijo en voz alta, por si a alguien le quedaban dudas, que los militares van a ocupar un papel relevante en el futuro. En el nuevo Comité Central, de 115 miembros (35 menos que el elegido en 1997) la proporción de militares es gráfica: 24 generales, sin contar al propio Raúl, que fue 49 años ministro de las Fuerzas Armadas, ni a Ramiro Valdés y Guillermo García, los dos comandantes históricos que quedan vivos y también integran el organismo, que es la máxima instancia de poder entre congresos.
En el Comité Central, que fue renovado en un 50%, se mantuvieron los principales históricos y lo mismo ocurrió con el Buró Político. En este órgano partidista, verdadero núcleo duro -que se reduce de 24 a 15 miembros- solo entran tres caras nuevas, y dos de ellos, Marino Murillo y Adel Izquierdo, son hombres de la confianza de Raúl Castro, a quienes ha encomendado la tarea de llevar adelante los cambios. Como segundo secretario del PCC, José Ramón Machado Ventura, de 80 años, uno de los representantes de la dirigencia histórica y partidario del ala más ortodoxa de la organización.
Más del 60 % del politburó está integrado por generales o históricos. Raúl Castro dijo que esta "composición" no le satisfacía, pero insistió en que como consecuencia de los "errores" cometidos por el Partido Comunista no había cuadros jóvenes "debidamente" preparados. Anunció que en enero de 2012 se realizará una conferencia nacional del Partido Comunista que tendrá por objetivo transformar los métodos de trabajo de la organización partidista y también su estructura y renovación.
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