"Las que más sufren el régimen iraní son las mujeres pobres"
A sus 37 años y después de varios luchando contra los abusos de la justicia iraní y la barbarie de "algunos jueces fanáticos", como los tres, del tribunal de cinco, que se empeñaron en condenar a Sakineh Ashtianí a morir por lapidación, Mohammad Mostafaei se vio obligado a exiliarse en agosto pasado para evitar mayores daños a su esposa y su hija. Desde entonces vive en Noruega, pero ello no ha evitado que el miércoles le condenaran en ausencia "a seis años de cárcel", señala en una entrevista con EL PAÍS. "Cinco años por atentar contra la seguridad del Estado al mantener entrevistas con los medios y sacar a la luz el caso de Sakineh, y uno más, por propaganda contra el régimen", cuenta.
"La lapidación de Sakineh no se ha revocado y se puede cumplir"
En algunas partes de Irán los jueces islámicos son unos "criminales"
Mostafaei, que se encuentra en Madrid para participar en un seminario organizado por la Asociación Libre de Abogados, afirma que ha sido la presión internacional la que ha forzado la suspensión de la sentencia por supuesto adulterio de Sakineh, pero que "la condena no se ha revocado y, por tanto, puede cumplirse en cualquier momento". "Estoy convencido de que es inocente", añade. "Los dos jueces civiles del tribunal declararon que no existían pruebas y se pronunciaron por la absolución, pero los otros tres eran unos clérigos fanáticos".
Mostafaei afirma que estaba inmerso en el conflictivo caso de Kobra Babai -otra mujer condenada en firme a lapidación que continúa a la espera de la ejecución de la sentencia- cuando esta le comentó, a finales de 2008, la llegada a la cárcel de Tabriz de Sakineh. "Quise defenderla porque estoy totalmente en contra de la lapidación y en cuanto oía un caso con esa eventual condena me presentaba", señala.
El letrado sostiene que antes de escribir en su blog sobre Sakineh -lo que desató toda la campaña internacional para salvarla- lo había hecho sobre el caso de Kobra, pero que este pasó inadvertido. "Tal vez fue la foto de Sakineh, su belleza tranquila lo que conmovió al mundo", afirma. Ahora, dice, quien más le preocupa es Saida, la hija de 18 años de Sakineh, que ha quedado totalmente desamparada tras la detención de su hermano mayor, Sajad, por abanderar la lucha contra la lapidación de su madre.
Según Mostafaei, en contra de lo que ha aparecido en algunos medios, "no se puede abrir el caso de Sakineh por complicidad en el asesinato de su marido, en el que fue condenada en firme en 2007 a 10 años de cárcel". El problema está, continúa, en que "en paralelo otro tribunal la juzgaba por adulterio y la sentenció sin pruebas suficientes a la lapidación".
El abogado señala que en algunas partes de Irán, como en la provincia de Azerbaiyán Oriental, cuya capital es Tabriz, los jueces islámicos son especialmente intolerantes. "Son criminales", sentencia. Añade que quienes más sufren ese radicalismo son "las mujeres ignorantes y pobres", pero rechaza que sea porque la sociedad sea hipócrita. "Para condenar por adulterio, lo que conlleva lapidación, se necesita el testimonio de cuatro testigos y la gente educada tiene astucia y recursos para esquivar el proceso", señala.
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