"Lo que sucede en Venezuela no se repetirá en otros países de Latinoamérica"
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Marco Maia (Canoas, Rio Grande do Sul, 1965), comparte con el expresidente del país Lula da Silva el pasado de tornero. Es un perfil pata negra del Partido de los Trabajadores (PT). Maia estuvo en Madrid la semana pasada para hablar con el presidente del Congreso de los Diputados español José Bono, de cara a próximas reuniones parlamentarias internacionales. De paso, pensaba ver el partido Real Madrid-Barcelona del sábado y visitar proyectos de energías limpias.
Pregunta. Usted procede del sindicalismo y de la metalurgia. A la gente de su perfil dentro del PT, ¿le cuesta conectar con el estilo político de la presidenta Dilma Rousseff?
"Dilma es más sensible que Lula a los derechos de la mujer"
"Lula no está involucrado en las elecciones de Perú"
"Lula tuvo cuidado de no perjudicar con su presencia la visita de Obama"
"El presidente de EE UU ve bien reformar el Consejo de Seguridad"
Respuesta. No, no lo creo. Tenemos una relación muy buena. Hay una comprensión de la importancia del papel que cumple Dilma en esta continuidad del presidente Lula. Es verdad que son dos estilos diferentes, Lula mucho más político, con carisma, efervescente. La presidenta es mucho más técnica, pero ha aprendido muy rápidamente a convivir con el mundo de la política y el mundo de las organizaciones sindicales, populares, sociales, que era una característica fuerte del presidente Lula. Ahora mismo tenemos en el Parlamento un proyecto del Gobierno que propone subir el salario mínimo a 500 dólares al mes, que era completamente impensable diez años atrás. Esto es una reivindicación del movimiento sindical brasileño, por tanto, muy próximo a aquello que hacía Lula.
P. El caso del distanciamiento con Irán, por ejemplo, hace pensar que tienen visiones distintas en política exterior.
R. No hay un cambio de política. Hay cambio de enfoque en algunos temas específicos. La sensibilidad de la presidenta para la cuestión de las mujeres, por ejemplo, está mucho más presente.
P. ¿Esa es la razón del distanciamiento con Irán?
R. Sí. Una de las razones. Porque la cuestión de los derechos humanos, principalmente el tema de las mujeres en países de Oriente Medio, es más latente en la presidenta Dilma Rousseff. Siendo una mujer, tiene una percepción diferente en estas cuestiones. Pero no hay una diferencia significativa en la orientación de la política internacional. Brasil continuará relacionándose con los países del sur, con Oriente Medio y América Latina. Continuará construyendo una relación con Estados Unidos y China de forma autónoma e independiente. Al mismo tiempo, intentando fortalecer el papel de mediador que la ONU necesita en los conflictos del mundo. La propuesta de Brasil de reformulación del Consejo de Seguridad tiene este carácter, que pueda ser mejor comprendido en el mundo.
P. ¿Qué tipo de apoyo tiene para lograr un puesto permanente en el Consejo?
R. En la visita de Obama ese tema se discutió. Obama dijo que ve con buenos ojos esta reformulación del Consejo de Seguridad de la ONU y la participación de Brasil en ella. Las noticias que nos llegan de la visita de la presidenta Dilma son que también el Gobierno chino ha expresado su interés sobre la posición de Brasil. Estamos construyendo en el mundo la idea de que tenemos que reforzar la ONU como institución mediadora de los conflictos. Y que el Consejo sea reformulado para cumplir ese papel.
P. ¿Qué tipo de respaldo tiene en Brasil el apoyo de Lula a Ollanta Humala en Perú?
R. Brasil mantiene una relación de respeto con todos los países de Latinoamérica. Procura no involucrarse de forma directa. Lo que hay son iniciativas de empresarios especializados en las contiendas electorales que ofrecen sus servicios para las campañas de Latinoamérica. En la campaña de Dilma participaron varios especialistas en redes sociales de la campaña de Obama contratados. Son iniciativas de empresas que venden sus productos en países que hacen frontera con Brasil. Pero no es algo organizado, no hay una intervención o acción política del PT para construir relaciones que atenten contra la soberanía. Son relaciones comerciales, no políticas.
P. ¿Relaciones comerciales de Lula?
R. Lula no está involucrado en este proceso. Él es en una gran referencia política para el mundo y para Latinoamérica. Y se relaciona muy bien con varios lideres políticos de Latinoamérica, desde Chávez hasta Piñera.
P. ¿Es bueno que un expresidente tenga tanta presencia?
R. El presidente Lula ha sido extremamente cuidadoso para no permitir que su presencia perjudique el fortalecimiento de la imagen de Dilma Rousseff. Lula no fue a los actos con el presidente Obama justamente para permitir que aquel fuera un momento de la presidenta Rousseff con él. Todos sabían que si Lula iba, Obama habría tenido que darle una atención. Hay una relación de complicidad entre los dos. Pero Lula tuvo mucho cuidado de no estar presente en ese momento por el impacto que podía tener en la presidenta. Este era un momento de los dos, en que los dos presidentes tenían su primer contacto y debatían su relación para el futuro.
P. ¿Así que no fue un desplante, sino un favor?
R. Sí, la verdad es que fue un movimiento de sensibilidad de Lula con un momento que era de Dilma y Obama.
P. ¿Tiene un favorito en Perú, ahora que han ganado los dos candidatos que, aparentemente, menos garantizan la estabilidad del país?
R. Perú pasa por una situación peculiar. Pero al mismo tiempo una situación que le da estabilidad política y democrática. Las elecciones han sido democráticas. No veo una amenaza a la democracia en una victoria de Humala. Él ha declarado su voluntad de construir un país democrático, tener una buena relación con la prensa y gobernar para todos. Pero la disputa no será fácil, porque hay una tendencia conservadora en Perú que puede levar a un resultado no favorable a Humala.
P. Como presidente de un parlamento, quería pedirle un comentario sobre la situación en Venezuela, donde la Asamblea se puso de acuerdo para dar plenos poderes al presidente. ¿Ve posible algo parecido en cualquier otro país?
R. Pienso que no. Se ha avanzado mucho en Latinoamérica en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Y el parlamento es la institución garante, la que sustenta la democracia. Hace cuatro años hubo un debate sobre la posibilidad de habilitar una nueva reelección para Lula. El pueblo lo pedía y Lula tenía mayoría parlamentaria para hacerlo, pero los partidos que apoyaban al Gobierno lo rechazaron y se frenó este debate. En Latinoamérica hay un movimiento muy fuerte de respeto a las reglas democráticas y las constituciones y de fortalecimiento de los parlamentos. De forma que lo que pasa en Venezuela no se repetirá en otros países de Latinoamérica.
P. En este tipo de viajes, ¿se da uno cuenta de cómo ha cambiado la imagen de Brasil en el mundo?
R. Hoy, en cualquier lugar del mundo que vas, hay una curiosidad, una expectativa, una voluntad de las personas de relacionarse con Brasil, de conocer mejor lo que allí sucede. Hace diez años, cualquier brasileño que viniera a España las primeras palabras que oía eran carnaval y Pelé. Hoy se oye hablar de crecimiento, de empresas, de Lula, de una nueva potencia mundial. Se ha logrado una visión diferente del mundo hacia Brasil que se percibe a simple vista en todas partes. Hay un cambio cultural, de percepción del mundo en relación con Brasil.
P. Y con el nuevo estilo mucho más pragmático de Dilma y menos carismático, ¿hay peligro de que eso se desinfle?
R. Es muy pronto para llegar a una conclusión sobre el papel de Dilma que tendrá en el escenario internacional. Es obvio que Brasil ha tenido un gran embajador que es el presidente Lula. Me parece que la presidenta tendrá un papel muy fuerte dentro de Brasil pero también sabrá hacer de esta transformación de Brasil una tarjeta de visita para el mundo.
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