"Yo soy el candidato del cambio"
Pregunta. ¿Cómo va a dirigirse a los electores de François Bayrou?
Respuesta. Los electores no pertenecen a François Bayrou más que a Ségolène Royal, a Jean-Marie Le Pen o a Nicolas Sarkozy. No tengo esta visión patrimonial del cuerpo electoral. Si fuera así, no habría tenido que hacer campaña ante 44 millones de electores, sino en una habitación ante cuatro personas: Le Pen, Bayrou, Royal y yo mismo. Quiero decir a los electores de izquierdas que creen en el orden dentro del movimiento que yo soy el candidato del cambio, mientras que Ségolène Royal quiere mantener el statu quo.
A los electores de centro que creen en Europa quiero decirles que un nuevo referéndum acabaría con Europa. También les digo que nunca he creído en un partido único de la derecha y el centro. En la mayoría presidencial, habrá un polo UMP [su partido, Unión por un Movimiento Popular] y lugar para otro surgido del centro que podrá llevar con su propia identidad los valores en los que cree: los de Europa, de la apertura social y de una República ejemplar.
"Propondré una unión del Mediterráneo, como ya la hubo hace 60 años, en la Comunidad Europea"
"Bayrou siempre ha estado en la mayoría de derecha y de centro. Si cambia, que se lo diga a sus electores"
P. ¿Con o sin Bayrou?
R. Le corresponde a él elegir. Siempre ha estado en la mayoría de derecha y de centro. Si quiere cambiar, está en su derecho, pero que se lo diga a sus electores. A los dos primeros polos se añadirá un tercero, un polo de izquierdas, al que no pediría que renegara de su compromiso, pero que se reconocerá en la necesidad de hacer que Francia se mueva sobre un contrato de gobierno de cinco años.
P. ¿Tiene valores comunes con el Frente Nacional (FN)?
R. Mis valores son los valores de la República: trabajo, mérito, recompensa, fraternidad, autoridad, exigencia. En vista de lo que ha dicho Le Pen de mí durante la campaña, cualquiera puede comprender que hay grandes diferencias entre nosotros. Ha llegado incluso a decir que para ser candidato a la presidencia de la República había que ser francés desde hace dos generaciones. ¡Es el estatuto de 1940, el de Pétain! Pero yo no quiero decir a un votante del FN que es un mal francés. Usted no prohíbe su periódico a los electores de Le Pen. ¿Por qué no debería hablarles yo?
P. Pero se le acusa de retomar sus ideas...
R. En 2002, cientos de miles de personas se manifestaron al grito de "Le Pen no pasará". Hoy, cuando ha perdido un millón de votos, habría que manifestarse contra mí. En el fondo, siempre ha habido una parte de la opinión pública, sobre todo de izquierdas, que considera ilegítimos a los que no comparten sus ideas. A eso se le llama sectarismo. Pero el Todo menos Sarkozy es una construcción mediática completamente artificial. Agitar este argumento es insultar a los 11,5 millones de personas que me han votado. Es presentarles como si fueran retrasados o fascistas.
P. ¿Cómo va a reducir el paro?
R. Cuatro países de Europa han conseguido el pleno empleo: Suecia, Irlanda, Dinamarca, Reino Unido. España, por su parte, ha reducido a la mitad su índice de desempleo. Nadie ha elegido la estrategia de la división del tiempo de trabajo, la de las 35 horas. Yo cierro este camino. Todos han apostado por el trabajo. Yo propongo una reforma del servicio público del empleo; la prohibición para un parado de rechazar más de dos empleos que correspondan a su cualificación; una actividad mínima a cambio de un ingreso social; la posibilidad de trabajar a tiempo parcial para los jubilados; la desfiscalización de las horas extra y el trabajo de los estudiantes. La respuesta de los socialistas es la pobreza, la gratuidad; la mía es el trabajo. ¿Es oferta o demanda? No lo sé. ¿Es liberalismo? Poco importa. Al aumentar el volumen de trabajo aumenta el poder de adquisición de los empleados, volvemos a poner carburante a la economía y obtenemos márgenes para reducir los déficit. Asimismo, quiero comprometer firmemente al país en una política de inversiones: tren de alta velocidad, transporte combinado por tren y carretera, autopistas del mar, fibra óptica, digital, universidad, investigación, innovación. Siempre se sacrifica la inversión a favor de los gastos de funcionamiento.
P. ¿Cómo organizaría su primera semana como presidente?
R. El primer día, propondré a los interlocutores sociales cuatro conferencias para septiembre. La primera tratará sobre la igualdad salarial entre hombres y mujeres. Las empresas tendrán dos años para materializarla. Después, la inspección de trabajo transmitirá a las autoridades los casos de discriminación. La segunda discusión será la flexiseguridad, con la adopción del contrato de trabajo único, el nuevo servicio público de empleo, la subida de las indemnizaciones de los parados, pero también la reducción del proceso de despido. El tercer ámbito será la mejora de las condiciones de trabajo y la lucha contra el estrés. Por último, la democracia social. Eso significa libertad para presentarse a la primera vuelta de las elecciones profesionales y ayuda para la financiación de los sindicatos. El objetivo es obtener resultados a finales de 2007.
P. ¿Cuál será su primer desplazamiento si es elegido presidente?
R. Mi agenda será europea, con una primera visita a Bruselas y a Berlín. Después iré a África. Los problemas de la inmigración, del desarrollo del continente y del Mediterráneo son fundamentales. Propondré una unión del Mediterráneo, como ya la hubo, hace 60 años, en la Comunidad Europea. Será allí donde se pondrá todo en juego: la guerra y la paz, la catástrofe medioambiental o no.
P. ¿Cómo organizaría usted su calendario europeo?
R. Hace falta ir rápido, porque ya se ha perdido mucho tiempo. Hay que organizar las cosas entre la presidencia alemana de este semestre y la presidencia francesa de 2008. En concreto, a finales de 2007, nos dotaremos de nuevas instituciones; emprenderemos las negociaciones de la futura política agraria común? se expondrán los problemas de la concurrencia y la preferencia comunitaria, y se suspenderá toda ampliación hasta la creación de nuevas instituciones. Al mismo tiempo, mantendré con Angela Merkel una conversación sobre el restablecimiento del eje franco-alemán y su contenido.
P. Sobre la Constitución europea, Royal y Bayrou dicen que hará falta un referéndum.
R. Es una locura. La Constitución que Valéry Giscard d'Estaing preparó de manera excelente está muerta, porque los franceses dijeron que no, y también los holandeses. La relación de fuerzas en Europa no permite tener una nueva Constitución. Convocar otro referéndum supone un nuevo impacto para Europa y, en consecuencia, desmantelarla. Por eso propongo dotarla de algunas reglas institucionales que le permitan funcionar mejor: un presidente y un nuevo reglamento de unanimidad.
Traducción de News Clips.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.