Al menos 14 palestinos muertos en enfrentamientos con el ejército israelí en el Día de la Nakba
Cuatro manifestantes han sido abatidos en la frontera con Líbano y otros cuatro cuando intentaban entrar desde Siria en los Altos del Golán
Los israelíes celebraron la semana pasada los 63 años de su Estado. Los palestinos han conmemorado hoy los 63 años de la tragedia, nakba en árabe, que condenó al exilio a la mayoría de ellos. Ha sido una jornada muy violenta. Miles de refugiados palestinos han protestado en las fronteras de Israel con Líbano y Siria y decenas de ellos han penetrado en el Golán. En Gaza y Cisjordania también ha habido graves disturbios. Al menos 14 palestinos han muerto por disparos del Ejército israelí.
El Gobierno de Benyamin Netanyahu, que ha augurado "un rápido retorno a la calma", contaba con que la jornada de la nakba fuera este año especialmente conflictiva, por los aires de revuelta en el mundo árabe, y desplegó 10.000 soldados y policías para controlar las protestas. Nadie esperaba, sin embargo, que las manifestaciones convocadas por los palestinos en la frontera de Siria desembocaran en una breve "invasión" del Golán, territorio sirio ocupado por Israel desde 1967.
Los guardias fronterizos debían tener instrucciones de Damasco porque no han hecho nada por impedir que cientos de jóvenes se aproximaran a la valla y la rompieran a pedradas. Al menos cien han pasado al otro lado, bajo control israelí, e irrumpido en la localidad drusa de Majdal Shams. Los soldados israelíes han disparado en numerosas ocasiones y han matado al menos a cuatro personas.
Los "invasores" han acabado retirándose tras negociar con autoridades militares y drusas. Algunos han pedido, sin éxito, que se les concediera asilo para escapar de la oleada represiva desatada por el Gobierno sirio. Todos han insistido en que no habían entrado en territorio israelí, sino en una región de Siria ilegalmente ocupada. Los palestinos han regresado a Siria entre aplausos de una pequeña multitud que les esperaba. El Gobierno de Damasco, que en las últimas semanas ha asaltado militarmente varias de sus propias ciudades y ha matado al menos a 750 personas, ha calificado de "criminal" la actuación de Israel.
En Maroun al-Ras, una localidad libanesa fronteriza con Israel, miles de refugiados han cargado también contra la barrera de separación. Los primeros disparos han sido efectuados por el Ejército de Líbano, que ha intentado disolver la protesta. Luego han disparado también desde el otro lado los soldados israelíes. Al menos 10 personas han muerto y al menos 60 han sufrido heridas de consideración. Los militares de Líbano y de Israel se han acusado mutuamente de haber matado a los manifestantes.
En Gaza, el centro de la protesta ha sido el paso fronterizo de Erez. Una gran marcha de palestinos se ha aproximado al mismo, superando la barrera de Hamas y entrando en una franja de terreno, de aproximadamente un kilómetro, normalmente desierta. Grupos de adolescentes han lanzado piedras y cócteles molotov contra el muro de hormigón y contra un tanque israelí que circulaba al otro lado. La tripulación del tanque ha respondido con un par de cañonazos.
También han actuado las torretas del muro de separación, pequeños nidos de ametralladoras dirigidos a distancia por ordenador. Un disparo procedente de esas ametralladoras informatizadas ha matado a un joven de 18 años. El Ejército de Israel ha emitido después un comunicado en el que dice que sus soldados habían disparado "de forma controlada" y "apuntando a las piernas" para prevenir que los manifestantes entraran en territorio israelí.
En Cisjordania, territorio palestino ocupado desde 1967, el punto más conflictivo ha sido el puesto de control de Qalandiya, entre Jerusalén y Ramala. Durante todo el día se han sucedido los disturbios. Jóvenes palestinos han lanzado piedras y cócteles molotov y han incendiado neumáticos, y los soldados israelíes han respondido con gases lacrimógenos y balas de goma. Casi 50 personas han tenido que ser atendidas por los servicios médicos.
Jerusalén estaba en tensión desde el viernes, cuando un palestino de 18 años, Milad Said Ayyash, murió durante una manifestación en el barrio de Silwan, una de las zonas más conflictivas de la zona oriental por la presión colonizadora israelí. Se sospechaba que el disparo que mató a Ayyash partió de un edificio habitado por colonos judíos.
Numerosos palestinos consideran que las protestas con las que se ha conmemorado este año la nakba constituían algo parecido a un ensayo general de lo que podría ocurrir a partir de septiembre, si las expectativas de que la comunidad internacional reconociera su Estado se vieran frustradas. Los analistas israelíes también predicen una oleada de violencia en caso de que la ONU no reconozca la existencia de Palestina.
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