El 'número dos' de Il Cavaliere lo tilda de "física y políticamente débil'
Las fiestas salvajes minan la salud del primer ministro italiano, según sus colaboradores - "Sus análisis son un desastre", dice un senador
Il Cavaliere es un personaje muy popular en Washington. Un total de 652 documentos secretos y confidenciales filtrados a Wikileaks contienen su nombre. Aquellos que ha podido consultar EL PAÍS revelan que la diplomacia estadounidense alberga sentimientos contradictorios hacia Berlusconi y que su imagen se ha deteriorado de forma alarmante en los últimos tiempos.
Por un lado, se le respeta como "socio y amigo" y "comunicador astuto", se reconoce su popularidad y se valora su longevidad política y la estabilidad de sus Gobiernos, tan infrecuente en Italia. De otro lado, Washington registra sus "flaquezas personales", anota con inquietud su "tendencia a las fiestas salvajes", teme su "frivolidad" y sus "frecuentes meteduras de pata" y le considera un gobernante "sordo para las opiniones disidentes".
Las fuentes cercanas a Berlusconi le retratan "desbordado" por sus asuntos personales
El 9 de junio de 2009, la encargada de negocios de la embajada Elisabeth L. Dibble, que era en ese momento la primera responsable de la legación como interina, escribió al presidente Barack Obama un amplio informe previo a la visita de Berlusconi a Washington. "El primer ministro es un dirigente inconsistente", decía. "Sería tentador despreciarle como un interlocutor frívolo, con sus flaquezas personales, sus meteduras de pata públicas y sus opiniones políticas a veces absurdas, pero pensamos que eso puede ser un error. A pesar de sus defectos, ha sido la piedra de toque de la política italiana durante los últimos 15 años y todo indica que lo seguirá siendo en los próximos años".
La imagen de Berlusconi en Washington va virando hacia un lado más oscuro en los últimos meses. El 27 de octubre de 2009, el embajador David H. Thorne, recién enviado por Obama a Roma, firmó un cablegrama confidencial en el que decía: "Los escándalos sexuales, las investigaciones criminales, los problemas familiares y las preocupaciones financieras parecen estar afectando seriamente a la salud política y personal de Berlusconi, así como a su capacidad de tomar decisiones".
Las fuentes de ese cable son "dos colaboradores personales y profesionales muy cercanos" a Berlusconi: el secretario de Estado y número dos del Gobierno, Gianni Letta, y Giampiero Cantoni, viejo amigo íntimo de Berlusconi, ex presidente de la Banca Nazionale del Lavoro (procesado por quiebra fraudulenta) y presidente del Comité de Defensa del Senado.
Letta le comenta al embajador que el primer ministro "está física y políticamente débil", y que "el normalmente hiperactivo Berlusconi está sin energía". Por su parte, Cantoni afirma: "Todos estamos preocupados por su salud, se ha desvanecido en público tres veces en los últimos años y sus análisis médicos son un completo desastre".
"Cantoni señala que las frecuentes noches tardías de Berlusconi y su tendencia a las fiestas salvajes suponen que [el primer ministro} no descansa lo suficiente", prosigue el cable. Y el embajador anota: "Berlusconi se durmió brevemente durante la llamada inicial de cortesía en septiembre, y se mostró distraído y cansado en un evento del 19 de octubre".
Otra confidencia de Cantoni sugiere que "Berlusconi cree que los servicios de inteligencia pueden haberle deliberadamente tendido una trampa en el caso de su supuesta relación con una menor".
El embajador informa a Washington sobre la implicación personal de Berlusconi en el escándalo que acabaría forzando la dimisión del ex gobernador del Lazio, Piero Marrazzo, dirigente del Partido Democrático: "Durante la conversación de Cantoni con el funcionario político de la embajada, Berlusconi llamó al senador para confiarle que era inminente el arresto de cuatro carabineros sospechosos de haber chantajeado con una cinta sexual al gobernador regional del Lazio".
Y anota: "La historia del gobernador del Lazio explotó en la prensa pocos días después". El senador Cantoni narra otros detalles personales: "Dibuja a Berlusconi como desbordado por sus preocupaciones privadas. Anota que se siente marginado de su familia desde que su mujer, Veronica Lario, provocó un escándalo al pedir el divorcio acusando al primer ministro, de 74 años, de frecuentar a menores".
En ese momento, Berlusconi viene de sufrir un gran revés judicial. El Tribunal Constitucional ha rechazado el Laudo Alfano, el escudo judicial preparado por el ministro de Justicia para salvar al magnate de sus procesos pendientes. Y la embajada de Vía Veneto detecta que en los palacios empieza a oler a conjura. "Varios miembros del Pueblo de la Libertad apuntan oscuramente que los poderes fácticos están tratando de derribar a Berlusconi", añade el embajador.
El cable certificaba además el inicio de la etapa que ha marcado los últimos meses de la política italiana: la guerra civil en el Pueblo de la Libertad (PDL), que hoy amenaza con hacer caer al Gobierno. En su resumen final, el embajador escribe: "Es demasiado pronto para empezar a especular con el final político de Berlusconi, que es bien conocido por su habilidad para remontar. De todos modos, algunos lugartenientes de Berlusconi parecen haber decidido que no es demasiado pronto para empezar a preparar el terreno para el dopo, como llaman los italianos a la potencial era pos-Berlusconi".
Tras consultar con fuentes del PDL, la embajada hace el siguiente análisis: "Un artículo del Times de Londres acusando a las tropas italianas en Afganistán de sobornar a los insurgentes talibanes ha expandido la especulación dentro y fuera del Gobierno italiano sobre que el Gobierno de Estados Unidos podría haber filtrado esa información para desacreditar al Gobierno Berlusconi".
En general, los cables enviados desde Roma sobre Berlusconi destilan pragmatismo y sentido común. El 13 de enero de 2010, la encargada de negocios Dibble explica que Berlusconi "no tiene un oponente creíble dentro del centro-derecha ni en la oposición, pero (...) está crecientemente irritado por la marcha de los asuntos legales y personales, así como por los ataques políticos de sus ex aliados, el primero y sobre todos el presidente de la Cámara, Gianfranco Fini".
Los documentos revelan también que hace cinco años, en octubre de 2005, el primer ministro solicitó "específicamente" al embajador de EE UU en Roma, Ronald P. Spogli, una reunión con George W. Bush en Washington y un discurso ante una sesión conjunta del Congreso "para mejorar sus perspectivas ante las elecciones de abril de 2006", que acabó perdiendo contra Romano Prodi.
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