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50 muertos en las tormentas en Francia

La mayoría de las víctimas fallecen por ahogamiento en casas y garajes - El vendaval deja más de un millón de hogares sin electricidad

Antonio Jiménez Barca

La tormenta Xynthia, que irrumpió la madrugada del domingo por el suroeste francés y se alejó por el este horas después, camino de Alemania y de Dinamarca, ha causado en Francia, al menos, 50 muertos y ha dejado más de un millón de hogares sin luz y un reguero inmenso de casas inundadas, calles inservibles y puertos devastados. El primer ministro, François Fillon, que ayer presidió un gabinete ministerial de crisis para evaluar la situación, calificó los estragos de la tormenta de "catástrofe nacional".

La parte de Francia más afectada fue la de la fachada atlántica, donde el huracán estampó con más violencia. La mezcla explosiva de vientos de más de 150 kilómetros por hora y, sobre todo, una fuerte subida de las mareas envuelta en un verdadero diluvio ha alcanzado las ciudades costeras, dejándolo todo irreconocible. La mayoría de las muertes se produjeron por ahogamiento dentro de las casas o de garajes. Muchas son personas mayores que fueron incapaces de reaccionar a la crecida repentina de las aguas y no pudieron escapar de su casa antes de que les atrapase la marea.

El primer ministro, François Fillon, habló ayer de "catástrofe nacional"
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"Fue por la noche. Al principio, vimos que el agua subía poco a poco. Después vino una subida repentina. Por eso mucha gente se tuvo que quedar en las casas, subir a los tejados y esperar a que llegaran a rescatarlos", explicaba ayer a la cadena de televisión i-Tele Suzanne Tallard, alcaldesa de Aytré-Plage (Charente-Maritime). El departamento de Vendée ha sido el más golpeado, con 29 muertos.

Muchos de los diques que contienen las acometidas del mar en esta región fueron incapaces de sujetar la fuerza del agua, que saltó por encima. "En 1990, cuando sufrimos otra tormenta, el peligro vino del viento; en esta ocasión, el peligro y el daño han llegado del mar", añadió Tallard. Por todos lados había casas inundadas, barcos arrastrados centenares de metros, garajes llenos de coches repletos de agua, bomberos rescatando en helicóptero a víctimas en pijama o que salían de sus casas en barca.

Anoche, cientos de personas se disponían a dormir en colegios o en polideportivos. En La Rochelle (Charente-Maritime), la estación de tren resultó inundada. Un portavoz de Protección Civil aseguró a la agencia France Presse que el número de muertos crecerá, seguramente, según se vayan inspeccionando las casas inundadas.

Durante todo el domingo hubo muchos trenes suspendidos, en especial los que llegaban o salían hacia el oeste de Francia. Los aeropuertos también se vieron afectados por la tormenta.

El presidente de la República, Nicolas Sarkozy, viajará hoy a la zona devastada. También lo hará la ministra de Economía, Christine Lagarde, con la intención de movilizar "lo más rápidamente posible a las aseguradoras".

"Esperábamos una tormenta, pero no esperábamos algo así", dijo un vecino del departamento de Vendée, que explicaba desde el jardín de su vivienda que las olas llegaron a tener dos metros. A su alrededor, todo estaba inundado y destrozado: el tractor volcado y roto, y el techo de uralita de los establos partido en varios trozos y tirado por el suelo.

Un bombero evacua a unos residentes en la localidad francesa de Guingamp.
Un bombero evacua a unos residentes en la localidad francesa de Guingamp.EFE
Dos mujeres se sujetan a un poste debido a la fuerza del viento, en Frankfurt Main, (Alemania).
Dos mujeres se sujetan a un poste debido a la fuerza del viento, en Frankfurt Main, (Alemania).EFE
El temporal Xynthia, que barrió el oeste de Francia en las últimas horas, golpeó con fuerza el litoral atlántico del país, según los últimos datos proporcionados por las autoridades francesas. La Seguridad Civil informó de que sólo en el departamento de Vendée han fallecido al menos 29 personas como consecuencia de las lluvias e inundaciones que provocó el temporal que afectó a la fachada atlántica del país.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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