Al menos 17 muertos y centenares de heridos en Yemen por disparos de la policía
Las fuerzas de seguridad abren fuego para reprimir manifestaciones en las ciudades de Taiz y Hodeida.- EE UU maniobra para forzar la salida del presidente
Las fuerzas leales al presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, siguen respondiendo con brutalidad a las protestas diarias contra su régimen que se extienden por todo el país. Los 17 muertos y cientos de heridos que hoy se registraron en Taiz y Hodeida confirman su empeño en aferrarse al poder. Sin embargo, hay signos de que Estados Unidos, que hasta ahora consideraba a Saleh un aliado indispensable en la lucha contra Al Qaeda, ha llegado a la conclusión de que con él son imposibles las reformas y está incrementando su presión para que se vaya.
Una información de The New York Times asegura que Washington ha "cambiado de postura sin hacer ruido y concluido que es improbable que [Saleh] lleve a cabo las reformas necesarias, por lo que debe facilitarse su salida". Aunque la Administración Obama no ha hecho ninguna declaración oficial al respecto, esa filtración es consistente con el cambio de actitud del presidente yemení durante las últimas dos semanas.
Tal como un alto funcionario yemení contó a este diario hace unos días, Saleh rechazó el viernes 25 de marzo un acuerdo negociado el día anterior con el embajador estadounidense en Saná, Gerald Feierstein, para que entregara el poder al vicepresidente y se procediera a una transición pacífica. Durante toda la semana siguiente, diplomáticos norteamericanos y europeos trataron sin éxito de hacerle reconsiderar su postura. El presidente, sin embargo, ha recurrido a movilizar a sus leales para justificarse.
A pesar de sus coqueteos con los islamistas, Saleh, que lleva 32 años en el poder, logró convertirse a partir del 11-S en un aliado clave de EE UU en la lucha contra Al Qaeda. Sin embargo, ahora, los enfrentamientos con sus detractores "están teniendo un impacto negativo sobre la seguridad en todo Yemen", según señala un responsable norteamericano por The New York Times.
Fuentes de la oposición sospechan que Saleh solo está maniobrando para obtener garantías de que ni él ni su familia serán procesados por corrupción, tal como piden los manifestantes. Sea como fuere, la paciencia de EE UU se está acabando. Al parecer, Feierstein le lanzó un ultimátum la semana pasada para que acepte el pacto alcanzado el jueves 24, o hará público que ha perdido su confianza. Ese gesto fue clave para la caída de Zine el Abidine Ben Ali en Túnez y Hosni Mubarak en Egipto.
Movilizaciones en todo el país
Mientras tanto, la frustración popular por el estancamiento está reforzando las movilizaciones en todo el país, y el creciente nerviosismo del régimen se refleja en la respuesta. En Taiz, una ciudad de medio millón de habitantes a 250 kilómetros al sur de Saná, miles de personas volvieron a salir a la calle hoy por segundo día consecutivo coreando "Vete, vete".
Los enfrentamientos estallaron cuando la marcha que se dirigía hacia la plaza de la Libertad, donde los jóvenes mantienen una acampada contra Saleh desde mediados de febrero, alcanzó la sede del gobernador provincial. Policías y agentes de paisano intentaron bloquear su avance con gases lacrimógenos y disparos al aire. Algunos manifestantes les lanzaron piedras, según testigos citados por las agencias de prensa. Hombres armados situados en los tejados cercanos abrieron fuego sin contemplaciones.
"Ya tenemos 17 muertos y los heridos se cuentan por decenas", declaró a la agencia France Presse Sadok Chuyáa, un médico que estaba al frente del hospital de campaña levantado para atender la emergencia. Las imágenes de televisión mostraban una fila de hombres tumbados en el suelo e inmóviles que estaban siendo atendidos inhalación de gas lacrimógeno.
El gobernador de Taiz negó que el domingo se hubieran producido dos muertos como atestiguaron fuentes médicas. Sea como fuere, la brutalidad con que actuaron las fuerzas de seguridad en esa ciudad ha desatado manifestaciones solidarias en Mukalla, al este, y en Hodeida, a orillas del mar Rojo. En esta última ciudad, la intervención policial dejó tres heridos de bala, una treintena de apuñalados y 270 afectados por el gas lacrimógeno, según la agencia Reuters.
Además, la campaña de desobediencia civil iniciada el pasado fin de semana en Adén, la capital meridional, se extendió a Abyan y Dalea. La huelga general en esas ciudades mantiene cerradas escuelas, comercios y muchas oficinas gubernamentales. El rechazo al régimen de Saleh en el sur del país se ve reforzado por el sentimiento de marginación que arrastra desde la reunificación en 1990 y la guerra civil librada cuatro años después. De hecho, la existencia de un movimiento separatista hace temer que la región pueda aprovechar la crisis para tratar de recuperar su independencia.
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