El manicomio de Guantánamo
Las condiciones de encarcelamiento provocan trastornos mentales a los detenidos, según Human Rights Watch
Más de dos tercios de los 270 prisioneros encerrados en Guantánamo permanecen totalmente incomunicados en pequeñas celdas 22 horas al día, sin ninguna o casi ninguna luz natural ni aire fresco, aunque no hayan sido acusados formalmente de ningún delito, según denuncia Human Rights Watch (HRW) en un informe publicado ayer. La organización de defensa de los derechos humanos pide el cierre del centro de detención que Estados Unidos abrió en 2002, en la base militar que tiene en Cuba, para alojar a los sospechosos de terrorismo. HRW advierte del alarmante incremento de trastornos mentales entre los presos.
Depresión y ansiedad son los males más habituales, pero también hay casos de detenidos que tienen visiones y oyen voces. Un preso de Chad de 21 años, que lleva en Guantánamo desde los 15, ha intentado suicidarse siete veces. Un afgano de 23 años, que lleva encerrado seis, está tan inestable psicológicamente que es incapaz de preparar su defensa. La lista de presos con síntomas de locura es larga. "Las medidas de seguridad no justifican encerrar a la gente en celdas sin ventanas 22 horas al día durante meses y años, sin poder relacionarse con otros seres humanos, hacer ejercicio físico y estimular la mente", dice Jennifer Daskal, de HRW. Las dos horas libres diarias consisten en hacer ejercicio en un patio individual, también con rejas y muchas veces de noche, según el informe Condiciones de detención y salud mental en Guantánamo, elaborado a partir de entrevistas con funcionarios y abogados.
El aislamiento no es una medida temporal de castigo, sino un suplicio indefinido. Ninguno de los 270 prisioneros (en 2003 llegó a haber 680) ha recibido permiso para recibir visitas de sus familiares y la mayoría ni siquiera ha podido llamar por teléfono. Los detenidos no tienen acceso a programas educativos que les ayuden a pasar el tiempo. "Guantánamo tiene que cerrar, pero mientras tanto es un error mantener a los detenidos en condiciones que tienen efectos psicológicos devastadores", añade Daskal.
Ninguno de los presos ha sido condenado. Muchos tampoco han sido acusados formalmente, mientras 70 están a la espera de ser liberados o trasladados a sus países. Hasta los asesinos en serie y los terroristas más peligrosos de la cárcel de alta seguridad de ADX-Florence, la mayor de Estados Unidos, tienen más privilegios: televisión en la celda y dos llamadas telefónicas al mes. En Guantánamo, sólo cuentan con el Corán y otro libro para distraerse.
La Administración Bush siempre ha dicho que los prisioneros de esta cárcel no han recibido un trato inhumano. Human Rights Watch lo niega y pone como ejemplo los casos particulares de varios presos, como un argelino que le dijo a su abogado: "Me siento enterrado en una tumba".
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