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Columna
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Con flores a Pekín

Francisco G. Basterra

Continúa la deriva del poder mundial hacia la región Asia-Pacífico. China, principal representante del mundo emergente, superará a Estados Unidos en 2013 en el número de trabajos científicos publicados y también en la cantidad de veces que son citados por otros investigadores, según un estudio de la Royal Society de Reino Unido. India ha añadido 180 millones a su población en la última década con un estirón demográfico que amenaza con alcanzar a la población china. Los emergentes, reunidos en China estos días bajo el paraguas del BRICS, piden una reforma del Consejo de Seguridad con la entrada de Brasil, India y Sudáfrica, y el cese de la intervención en Libia. La UE y la OTAN patinan en un mundo sin un líder claro. El orden posamericano echa a andar provocando incertidumbre en Occidente, aún tambaleante de la gran crisis económica que no acaba de dejar atrás. El repliegue de Estados Unidos es evidente. En lo económico, después de años de vivir de prestado por encima de sus posibilidades, aplastado por un enorme déficit presupuestario. Y en lo militar, como ha demostrado su rápido paso atrás en la intervención militar de Libia. Un reconocimiento de que ya no tiene fuerzas, ni ganas, de ejercer de policía mundial; prioriza su frente doméstico, reduciendo cuanto antes su presencia militar en las dos guerras exteriores: Afganistán e Irak. Peligra su estrategia en Asia Central. Pakistán detecta la vulnerabilidad de EE UU y exige a Washington la salida del país de decenas de agentes de la CIA. El viejo amigo americano va dejando paso a "nuestro gran amigo chino" y ahora acudimos con flores a Pekín, como antes se hacía con flores a María en las primaveras de la España nacional católica. Como Zapatero ha reconocido en su viaje en el que, como un pardillo, ha vendido el oso de la ayuda a nuestras descuajeringadas cajas de ahorros antes de cazarlo. Como le sucedió a Suárez en los estertores de su presidencia, cuando descubrió la importancia del estrecho de Ormuz, el Zapatero saliente ahora va a descubrir el mundo, sobre todo a las petrocracias árabes, a China, a Singapur, capaces de parchear la deuda española y las necesidades de bancos y cajas.

China ejecuta la mayor represión interna desde la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989
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China intensifica la represión contra activistas y disidentes del régimen

Las flores al amigo chino se entregan, no solo lo hace España, también la UE y EE UU, justo cuando Pekín ejecuta la mayor represión interna desde la matanza de la plaza de Tiananmen en 1989. El artista y disidente Ai Weiwei, detenido en paradero desconocido, blogueros arrestados, abogados defensores de disidentes y activistas secuestrados por la seguridad del Estado. Con la advertencia de que "ninguna ley puede protegerlos". La razón: el miedo a la supuesta contaminación, a través de Internet, de la revolución árabe del jazmín. Los líderes chinos padecen una percepción de asedio. Pekín estima que el mundo se resiente de la emergencia de China como gran poder y trata de frustrarla.

En Estados Unidos, Obama abre la campaña electoral para su reelección en 2012. Trata de desactivar la bomba de tiempo del desequilibrio fiscal, consciente de su crítico impacto sobre el país, para el que no aspira a un puesto de segundo de nadie, ni siquiera de primus inter pares. El FMI le advierte del impacto negativo que también puede provocar sobre la economía mundial descarrilando la recuperación. Tras semanas de indecisión, Obama se sube al púlpito y abre la batalla del presupuesto con un brillante discurso con el que plantea el viejo debate no resuelto sobre el papel del Estado. Corta de raíz la propuesta republicana de recuperar el reaganismo, del mejor Gobierno es el que no existe o, como mal menor, el más jibarizado. Una América que se niega a invertir en su futuro perderá su posición predominante en la economía global. El presidente anuncia que EE UU necesita más impuestos y pedirá sacrificios a los más ricos, los que ingresan más de 250.000 dólares anuales, a los que retirará el billón de dólares de recortes fiscales de los que disfrutan hoy. La derecha propone prácticamente privatizar las actuales ayudas sanitarias públicas a los ancianos o a los pobres. Obama advierte que todo el mundo merece "un mínimo de seguridad y dignidad, no seríamos un gran país sin estos compromisos". Pero el cierre de la brecha fiscal dependerá en gran medida de los recortes de gastos: por cada dos dólares de recortes, un dólar de nuevos ingresos provenientes de la subida impositiva. Obama, el práctico centrista, no se atreve a llegar más allá. Las clases medias seguirán pagando pocos impuestos, no propone subir el IVA o impuestos sobre la gasolina o las transacciones financieras. Es un punto de partida para la batalla en el Congreso con una oposición crecida e implacable.

fgbasterra@gmail.com

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