Un arsenal secreto de más de 100 cabezas nucleares
Israel ha hecho hasta ahora caso omiso de 13 resoluciones de la ONU en las que se conmina a este país a firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear y someterse a las inspecciones internacionales, con la pretensión de poner fin a cerca de medio siglo de hermetismos y ambigüedades por parte israelí.
Desde 1952, cuando el primer ministro David Ben Gurion creó en Israel la agencia israelí de energía atómica, este país ha levantado dos plantas nucleares: la primera en 1958 en Rehovot, cerca de Jerusalén; la segunda, la central de Dimona, en 1959, en el desierto del Neguev. Desde entonces se asegura que en los arsenales israelíes se acumulan ya entre 100 y 200 artefactos nucleares. Las únicas precisiones sobre el programa nuclear israelí las dio en 1986 un empleado de la central de Dimona, Mordejai Vanunu, quien fue entrevistado en Londres por el Sunday Times, lo que le valió ser secuestrado, juzgado en Israel y condenado a una pena perpetua de la que salió hace pocos meses.
Las declaraciones del "traidor" Vanunu, convertido ahora en pacifista, no hicieron más que confirmar la política de "ambigüedad estratégica" que Israel estableció en 1965, cuando anunció de manera oficial que "no posee armas nucleares y no será la primera en introducirlas en Oriente Próximo".
Israel, sin embargo, no es la única. La carrera nuclear que inició Irak en la década de los años setenta se vio frustrada en 1981, cuando aviones israelíes, al mando de un héroe nacional, convertido hoy también al pacifismo, Yiztak Spector, bombardearon la central nuclear de Osiraq. Irán ha empezado también a desarrollar en los últimos años un programa nuclear, que está siendo sometido a inspección por la OIEA. Los observadores militares consideran Argelia, Libia y Siria aspirantes a ingresar en el club nuclear, aunque carecen de medios para llevarlo a cabo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.