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Una alta abstención en las elecciones europeas beneficiará a los radicales

'Verdes', eurófobos, 'ultras' y extrema izquierda ganan peso, según los sondeos

Andreu Missé

España, junto a la mayoría de países europeos, celebra hoy las elecciones al Parlamento Europeo en un clima de gran incertidumbre por las expectativas de baja participación y mayor fragmentación del voto. Los sondeos que han trascendido de los comicios celebrados desde el jueves en Reino Unido, Holanda, Irlanda, República Checa, Letonia, Malta, Eslovaquia, Chipre e Italia, y que hoy continúa con la votación, apuntan estas tendencias.

El Partido Popular Europeo (PPE) volverá a ser el grupo mayor, seguido de los socialistas, aunque ambos perderán peso frente al auge de verdes, euroescépticos, eurófobos, extrema derecha e izquierda radical. Aunque los debates electorales apenas han abordado los asuntos europeos, estas elecciones apáticas tendrán una trascendencia decisiva para el desarrollo de la UE y la elección de sus dirigentes.

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Los resultados en Irlanda y Reino Unido serán determinantes para que pueda entrar en vigor el Tratado de Lisboa, que da más poderes al Parlamento, agiliza la toma de decisiones, refuerza la presencia exterior con un presidente estable de la UE y un Alto Representante con más atribuciones. De entrada, la ratificación del nuevo tratado está en manos de Irlanda. Si los malos resultados derribaran el Gobierno de Brian Cowen, el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa saltaría por los aires. En el Consejo Europeo del 18 y 19 de junio, estaba previsto que Irlanda se comprometiera a dar una fecha fija para la celebración del referéndum en otoño, tras obtener ciertas concesiones (en materia de fiscalidad, neutralidad militar, derecho de familia, temas sociales y garantía de que mantendrá su comisario). Cowen quiere que la convocatoria del referéndum y las mencionadas concesiones sean convalidadas por su Parlamento, por lo que una caída del Gobierno aplazaría la ratificación del tratado, quizá para siempre.

La otra espada de Damocles pende en Reino Unido. Si el tambaleante Gobierno de Gordon Brown no resiste el resultado adverso que sufrirá hoy, el Tratado de Lisboa tampoco verá la luz. El líder conservador, David Cameron, con una clarísima ventaja en las encuestas, ya ha anunciado su propósito de convocar un referéndum para rechazarlo.

La fragmentación del Parlamento y la indecisión sobre el Tratado complican los nombramientos, especialmente el del presidente de la Comisión, cuyo actual titular, José Manuel Barroso, aspira a la reelección. Aunque Barroso es el candidato del PPE y cuenta con el incomprensible apoyo de destacados líderes socialistas (Gordon Brown, José Luis Rodríguez Zapatero y José Sócrates), los dirigentes europeos no están por cerrar su nombramiento de manera formal en el próximo Consejo.

El manifiesto de los ex primeros ministros socialistas Felipe González, Lionel Jospin, Paavo Lipponen, Aleksander Kwasniewski, Gerard Schröder, Constantino Simitis, Mario Soares y Franz Vranitzky pidiendo un candidato del Partido Socialista Europeo para la presidencia de la Comisión, para dar "una verdadera alternativa al PPE a la dirección europea", ha reabierto el debate. El llamamiento, aunque tardío, puede tener sus efectos. Todo depende de cómo se forman las mayorías en la Eurocámara y de qué tratado se aplique. El de Niza en vigor sólo pide la mayoría de los presentes en la Cámara para nombrar el presidente de la Comisión. El de Lisboa exige la mayoría de los diputados. No es lo mismo.

Los resultados apuntan a una subida inquietante de la extrema derecha y los eurófobos. "Su aparición no es lo que más me preocupa, si es un reflejo real de la sociedad", asegura Íñigo Méndez de Vigo, eurodiputado por el PP desde 1989 y candidato a las próximas elecciones. "Prefiero que estén en la Cámara que fuera", añade. "Yo creo en la fuerza de la convicción y confío en ganarles en la batalla de las ideas".

La mayoría de analistas indican que la participación se situará por debajo del 50%. Alejandro Cercas, eurodiputado y candidato socialista, expresa su preocupación por el giro político que puede ocurrir. "Son los trabajadores y las clases populares las que están abandonando los partidos de izquierda por las fuerzas nacionalistas porque estamos destruyendo el corazón social de Europa". "Europa" añade, "no es una economía de mercado, sino una economía social de mercado, pero parece que Comisión y Consejo están ciegos y sordos y no se enteran".

El incremento de la fuerza de los partidos que rechazan a los inmigrantes es otra tendencia preocupante. Raül Romeva, candidato por los Verdes (ICV-EUiA), tiene el corazón partido. "Por una parte estoy satisfecho por el aumento de los Verdes, pero me preocupa mucho cómo se está responsabilizando a los inmigrantes de la actual crisis económica".

Karolina Marcisova, eslovaca de 84 años, deposita su papeleta en una urna móvil delante de su casa en el pueblo de Makov.
Karolina Marcisova, eslovaca de 84 años, deposita su papeleta en una urna móvil delante de su casa en el pueblo de Makov.REUTERS

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