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Tragedia en Italia

El absurdo de un naufragio a pie de costa

Al menos tres muertos y 40 desaparecidos al encallar en Italia un crucero con 4.200 personas a bordo - Los procedimientos de evacuación fueron caóticos

Dice el capitán Schettino que no navegaba cerca del litoral, pero el Costa Concordia -un buque gigantesco, con más vecinos que cualquier pueblo de la Toscana- yace en la orilla de la isla de Giglio, sobre el flanco de estribor, con una grieta de 70 metros en el casco y un misterio aún por resolver: ¿hay cadáveres en su interior? La noche del viernes, a eso de las 21.30, los 3.200 pasajeros y 1.000 tripulantes que acababan de zarpar del puerto de Civitavecchia -a 80 kilómetros al noroeste de Roma- sintieron un fuerte impacto, un apagón momentáneo y el estruendo de los cristales al caer. Según coinciden cientos de testimonios, la tripulación quitó importancia al incidente, pero la inclinación progresiva del buque desató el pánico. Aunque 24 horas después del accidente las noticias seguían siendo confusas, ya es seguro que tres personas -dos turistas franceses y un marinero peruano- murieron durante el accidente y que las autoridades italianas tienen una lista de unos 40 posibles desaparecidos. Tras declarar durante toda la jornada, el capitán, Francesco Schettino, de 50 años de edad y 30 de experiencia, fue detenido bajo la acusación de "homicidio culposo" y "abandono de pasajeros".

Los 1.500 habitantes de la isla de Giglio se afanaron en ayudar a los náufragos
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"No sé cómo estoy viva". Es la única frase que rescata del llanto una mujer joven, italiana, envuelta en una manta térmica, sobre una colchoneta del polideportivo de Porto Santo Stefano, frente a la isla de Giglio. Muy cerca de ella, en inglés, en francés y en el español de las dos orillas, todos los testimonios coinciden: el rescate fue un desastre. Los náufragos, que en su mayoría cenaban en el momento del accidente, no tienen ni idea de si el capitán se salió de la ruta, pero todos coinciden en que la evacuación fue lenta y caótica, y que se perdieron unas horas preciosas. "A cada minuto que pasaba", cuenta Marco, uno de los supervivientes, natural de Milán, el barco se escoraba haciendo más difícil alcanzar los botes salvavidas. A las dos de la madrugada del sábado -más de cuatro horas después de que una gran roca se incrustara en el casco del buque-, aún quedaban dos centenares de pasajeros -entre ellos, muchos niños- luchando por escapar.

Se da la circunstancia de que muchos de los supervivientes no supieron que estaban tan cerca de la costa hasta que ya estaban sobre el mar, a bordo de las lanchas de salvamento, porque la mole de 17 pisos se interponía entre ellos y la isla. "Nadie nos dijo", resalta Vicente Bonín, "que estábamos tan cerca. Nos podrían haber evitado unos momentos de pánico que jamás olvidaremos". Bonín es uno de los 177 españoles -siete de ellos tripulantes- que viajaban en el Costa Concordia. Uno de ellos, Guillermo Gual, de 68 años, procedente de Palma de Mallorca, continúa desaparecido. Durante toda la tarde, agentes de los Carabinieri y de la Guarda de Finanza recorrieron los bares y las pensiones de Porto Santo Stefano intentando achicar la lista de los desaparecidos.

Las críticas de los supervivientes hacia la tripulación del barco se convierten en agradecimiento emocionado cuando se refieren a los habitantes de la isla de Giglio. Los vecinos -unos 1.500- se afanaron desde el primer momento en socorrer a unos náufragos que casi los triplicaban en número. La iglesia, el asilo de la parroquia, casas particulares y hasta el hotel Bahamas, que estaba cerrado por tratarse de temporada baja, se abrieron de par en par.

El Costa Concordia, tras atracar en Civitavecchia para que los pasajeros visitaran Roma, se dirigía al puerto de Savona (norte de Italia), y desde allí tenía previsto hacer escala en Palermo (Sicilia), Cagliari (Cerdeña), Palma de Mallorca, Barcelona y Marsella antes de volver a Civitavecchia. Una semana de diversión por menos de 1.000 euros, un carrusel sinfín, un hotel flotante que se derrumbó torpemente a los pies de una isla preciosa.

La cuestión más chocante del asunto es que no hay lista de desaparecidos. Ni la naviera ni las autoridades italianas son capaces de aclarar todavía si las víctimas serán finalmente tres ó varias decenas. Si el naufragio del Costa Concordia será recordado como un accidente de tráfico en el mar o como una verdadera tragedia.

El Costa Concordia, encallado frente a la costa de la isla del Giglio, en Italia.
El Costa Concordia, encallado frente a la costa de la isla del Giglio, en Italia.REUTERS

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