Varios heridos en enfrentamientos entre palestinos y policías israelíes en la Explanada de las Mezquitas
Un grupo de musulmanes ataca con piedras a los agentes cuando irrumpieron cerca del templo de Al Aqsa durante el rezo del mediodía
Las protestas a pedradas de palestinos han cobrado vigor en las dos últimas semanas y hoy se han expandido a varias ciudades de Cisjordania. La reciente decisión del Gobierno israelí de incluir las simbólicas tumbas de Abraham y de Raquel -en las ciudades ocupadas de Hebrón y Belén, respectivamente- en futuros proyectos de rehabilitación ha desatado la ira de los residentes palestinos y, tras el rezo del viernes, decenas de adolescentes y jóvenes arrojaron piedras a la policía, que cargó en el recinto sagrado musulmán con gases lacrimógenos y balas de goma. Unos 15 policías y 60 palestinos han resultado heridos, uno de ellos grave. Los altercados se han extendido a varias comisarías en la zona de Jerusalén, vigilada durante horas por helicópteros.
Dirigentes palestinos e israelíes se acusaron mutuamente de tratar de encender la mecha de los disturbios en una ciudad que cuenta con más lugares de constante fricción. En el barrio palestino de Silwan -a los pies de las murallas, donde una organización de colonos pretende ampliar sus dominios-, el ayuntamiento planea derribar decenas de viviendas para construir un complejo turístico, un plan frenado, por el momento, por el primer ministro Benjamín Netanyahu. También en el barrio de Sheij Jarrah se manifiestan cada fin de semana izquierdistas israelíes, y algunos árabes, para protestar por la expulsión de palestinos de las casas que han habitado desde mediados del siglo pasado. 30 familias más están amenazadas con el desahucio.
Nada apunta a que las protestas vayan a degenerar en episodios violentos graves. Una revuelta palestina al estilo de la Intifada de la década de los años 80 es muy improbable dada la guerra encubierta que libran Hamás y Fatah, los partidos que dominan los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. Y también porque el Ejército israelí y la policía se esmeran en la persecución de los activistas israelíes y palestinos que promueven las manifestaciones.
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