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Cumbre UE-Rusia

La UE intenta protegerse de la ofensiva de Gazprom

Bruselas negocia con Moscú reglas para las inversiones del gigante del gas

Pilar Bonet

La UE quiere asegurarse que las inversiones rusas en el sector energético europeo se realizan con las reglas vigentes en el mercado comunitario y por ello aspira a un acuerdo marco para las relaciones que Gazprom (el monopolista del gas ruso) mantiene ahora de forma separada y bilateral con empresas europeas.

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Un "marco legal de referencia es importante para evitar que Gazprom juegue con los precios y pueda crear una competición ilegal", señalaban fuentes comunitarias en vísperas de la cumbre entre la UE y Rusia, que comenzó ayer en Janti-Mansiisk (Siberia). La energía es uno de los temas que deberá figurar en el acuerdo de cooperación que ambas partes comenzarán a negociar el 4 de julio para sustituir a uno de 1997.

El poder de Gazprom y su tenaz política de compras en Europa provocan en medios comunitarios el temor a que compañías del sector energético de menor envergadura estén indefensas frente al monopolista y de que Gazprom pueda aprovecharse de la situación ventajosa de la que goza en Rusia, país que tradicionalmente ha preferido negociar bilateralmente con los Estados europeos en lugar de tener que hacerlo con Bruselas. La UE trata ahora de reciclar los principios de la Carta de la Energía (firmada por Rusia, pero no ratificada), mediante su desmembramiento e inclusión en el futuro acuerdo con Rusia.

Una de las prioridades de Moscú es asegurar una demanda estable y a largo plazo de gas para planificar las cuantiosas inversiones necesarias para incrementar la producción. "La Carta Energética fue firmada desde el punto de vista de los consumidores, pero los intereses de Rusia como productor están menos considerados, así que hay que firmar un nuevo acuerdo entre socios iguales", señala Konstantín Kosachov, jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso.

Según él, "resulta precipitado decir que Gazprom va a transgredir algo en Europa, porque la misma UE no se ha definido aún sobre los principios de su colaboración". Kosachov subraya: "Rusia también depende de Europa, su principal socio energético, y cuando los europeos comienzan a buscar una fuente alternativa de energía, no hay que olvidar que Rusia está extremadamente interesada en Europa".

Los objetivos de Rusia y la UE se cruzan. Los rusos quieren situarse al final de la cadena de distribución para servir directamente al consumidor europeo; la UE, llegar sin intermediarios a los productores asiáticos, evitando el monopolio ruso del transporte. Los europeos quieren seguridad legal en sus inversiones en Rusia y comparan las dificultades sufridas por las empresas occidentales en el sector de hidrocarburos con el mercado eléctrico, abierto a la inversión extranjera desde 1998. El 1 de julio el monopolista de la electricidad rusa (UES) quedará fragmentado en varias compañías generadoras de electricidad, que cuentan con participaciones de empresas europeas. Los deseos de invertir (de la UE en Rusia y de Rusia en la UE) pueden combinarse en un acuerdo que, según la comisaría Benita Ferrero-Waldner, puede estar basado en los principios de la Carta Energética.

Por otra parte, antes de partir para Janti-Mansiisk, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, se entrevistó con el líder de los separatistas de Abjazia, Serguéi Bagapsh, sobre la regulación del conflicto con Georgia, uno de los temas más preocupantes para la seguridad en la zona del mar Negro.

Javier Solana (izquierda) y Dmitri Medvédev, en Janti-Mansiisk ayer.
Javier Solana (izquierda) y Dmitri Medvédev, en Janti-Mansiisk ayer.AFP

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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